Willian T Harris
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Este año se realizó la tercera misión de Houston a México, distintas autoridades, gobierno y entidades privadas así como asociaciones civiles, se organizaron para crear una comitiva multidisciplinaria para visitar nuestro país.
Aunque lo que más llamó la atención, por la gran atracción de la ciudad con los mexicanos, fue la parte turística, no faltaron la siempre presente comunidad médica científica, la industria de oil & gas y esta vez a esta misión se unió el Centro Espacial de Houston, cuyo nombre oficial es Manned Space Flight Education Foundation. En su representación vino William T Harris, su Presidente y CEO, una de las grandes personalidades en el campo educativo norteamericano.
Texto: Jacobo Bautista
Nos acercamos a William para platicar de parte de su misión, que es la de educar al gran público sobre temas científicos y tecnológicos, enfocados a la exploración espacial. Harris tiene claro que gran parte de su labor se dirige a las mentes de los niños y jóvenes, mostrarles las posibilidades que hay en los campos de la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas.
El hecho está que gran parte de nuestros lectores, una enorme cantidad de las personas que entrevistamos para hacer esta revista son ingenieros, nos sentamos con William para hablar de ello, de cómo inspirar a los niños y niñas para que estudien ingeniería (o ciencia, alguna carrera técnica o, mejor aún, matemáticas).
En perfecto español, William habló del interés de los jóvenes hoy en día no solamente por la exploración espacial sino por la tecnología que lo hace posible. Los medios de comunicación han dado grandes espacios a los esfuerzos lo mismo de empresas privadas por comercializar la orbita baja que a los esfuerzos de NASA y Space X (sí, la de Elon Musk) por regresar a la Luna con la misión Artemisa con el claro objetivo de mandar humanos al planeta Marte.
“Los jóvenes se apasionan con estos temas, les interesa mucho el espacio y nosotros lo vemos como una oportunidad para impulsar el aprendizaje y también para animarlos a luchar por el futuro”, no uno en que ellos sean los beneficiarios de las innovaciones sino los creadores de las mismas.
“Vivimos en un tiempo en que la tecnología y la ciencia se están acelerando más y más rápido y las cualidades que requiere un joven son: ser adaptable, creativo y estar abierto a aprender. Hace 50 años cuando estudiabas, reunías las habilidades para toda tu carrera, hoy en día no es así”.
Durante la pandemia, millones de personas se conectaron para ver el despegue de la primera misión tripulada del Dragón, la cápsula del Space X; poco antes la imaginación de millones fue captada por la misión Curiosity al llegar a Marte.
“Los jóvenes están enamorados, como muchos, del espacio, porque este representa innovación, inspiración y sueños. Nosotros vemos que los jóvenes están animados y buscando formas de participar, no es ninguna coincidencia que cada año la industria del cine haga películas sobre el espacio, tampoco lo es que las camisetas de NASA sean un éxito de ventas; todo eso son indicios de que quieren participar”.
El futuro a la mano
“Desde que hay seres humanos en este planeta, han visto a las estrellas”, comenta con una gran sonrisa, y agrega: “siempre hemos tenido la inspiración de las estrellas; nos han servido (y nos sirven) para guiarnos, para darnos conciencia de cosas importantes”.
El que ahora están a nuestro alcance, el que podamos ir a las estrellas “es algo que inspira a las generaciones jóvenes. El desafío es entender que no es fácil, muchos jóvenes quieren las cosas fáciles e instantáneas, nuestro reto está en cómo inculcamos en ellos ese deseo de luchar, ese deseo de, aunque sea difícil ‘está bueno y quiero
hacer eso porque es difícil’, no tomar siempre el camino fácil”.
William considera que el programa Artemisa ayudará a que los jóvenes se acerquen a la ciencia y tecnología, pero es también una gran oportunidad para que la ciencia se acerque a ellos.
“Algo que hace muy bien NASA es acercar a los astronautas a los estudiantes, para explicar sus caminos y son distintos caminos, uno de ellos -a quien conozco bien- comenzó como maestro de ciencias, hay otro originalmente oceanógrafo, hay uno más militar, incluso tenemos un DJ, no importa en dónde inicias, lo importante es seguir tu pasión”.
Hay habilidades requeridas para la expansión de las actividades público-privadas en el espacio, “necesitamos también personas de mercadotecnia, en contabilidad, cocina, si tienes esa pasión puedes contribuir a la exploración espacial. Recientemente estaba hablando con una joven que me dijo que le gustaba mucho la cocina pero también la ingeniería industrial, le dije que era perfecta para nosotros porque cuando tengamos una base en la Luna se va a necesitar comida allá arriba ¿cómo le van a hacer? ella podría combinar ambas pasiones y quizá sea quien invente
las formas de cultivar la comida fuera de este planeta”.
Cuentan con una instalación “enorme en donde mostramos los experimentos de la Estación Espacial Internacional, ahí es donde todos pueden ver que los mayores beneficiarios de todo esto es el ciudadano de a pie, incluso puedes encontrar algún experimento de alguna de tus áreas de interés y ver cómo lo que se hace allá arriba mejora tu vida”.
Mucho y para todos
“Somos un centro de ciencia para el público, nosotros llevamos a nuestros visitantes a donde se están entrenando los astronautas, donde controlamos aspectos de la Estación Espacial Internacional, donde se diseñan experimentos, puedes ver en vivo todos esos programas”, presume Harris, pues en los recorridos VIP en el centro, uno puede ver más que instalaciones, a la gente que trabaja en misiones actuales y en el futuro próximo.
En el Centro Espacial de Houston hay algo para todos, incluso para los románticos que añoran los tiempos de las misiones Apolo en los años 70. “Tenemos exposiciones del pasado, presente y futuro, no solamente el futuro inmediato para que se entienda qué es la misión Artemisa, también de nuestra misión a Marte, que incluye un asteroide marciano que pueden tocar”. Una membresía al Space Center de Houston cuesta $65 dólares ($25 dólares cuesta el boleto por adulto). Para animar al público, su Presidente y CEO argumenta que ahí tienen “la exhibición más grande de rocas lunares, incluyendo una que trajeron a bordo del Apolo 17 que también se puede tocar”.
En el Vehicle Assembly Building, existe una réplica de la Estación Espacial Internacional a escala real, “ahí entrenamos astronautas y preparamos experimentos para siguientes misiones, además de los robots que ahora son de quinta generación -llamados Valkerie- de los cuales vamos a mandar un grupo a Marte, ellos van a construir los habitáculos donde van a vivir los humanos cuando lleguemos”.
Asociación con México
William no vino a México solamente a hablar de las maravillas que hay en su Centro Espacial o a invitarnos a visitar Houston para conocer el futuro de la exploración espacial, en su agenda también tuvo tiempo para reunirse con autoridades del Museo Interactivo de Economía (MIDE) y del Museo de Ciencias de la UNAM (Universum).
“Ya tenemos una historia muy larga de colaborar con MIDE y Universum, son dos de los mejores museos en el mundo en temas científicos, tienen muchos programas orientados a los jóvenes y compartimos con ellos la meta de inspirarlos para que encuentren una carrera para ellos en estas áreas. Tenemos muchos programas con los que llevamos estudiantes mexicanos a Houston y que trae aquí a jóvenes de Houston. Firmamos un documento de entendimiento para formalizar esta relación y reforzarla.
“Hay en Houston un grupo de maestros vinculados (y conocedores a fondo) del Centro Espacial de Houston, que vienen a México cada año a dar conferencias y a compartir lo más reciente de la investigación. Hay un muy fuerte intercambio de ideas”.
William ha conocido a autoridades tanto del MIDE como de Universum en distintas asociaciones dedicadas a vincular esfuerzos de difusión científica y tecnológica, “lo bonito en este campo es que no so-
mos competitivos, somos colaboradores”.