La otra carrera lunar

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El 22 de agosto de 1976 regresó a la Tierra la misión -no tripulada- Luna 24 con 170 gramos de muestras lunares después de un viaje de ida y vuelta a nuestro satélite. Esta fue la tercera vez que la Unión Soviética pudo lanzar una sonda a la Luna, recoger piedras y polvo y regresarlos a nuestro planeta.

Desde entonces todas las misiones a la Luna fueron para colocar a las sondas en órbita lunar o volar cerca de ella. No fue sino hasta 1990 cuando Japón logró estrellar al aparato bautizado como Hagoromo en la superficie lunar; de ahí tenemos que saltar hasta 2003 en que la misión Smart-1 de la Agencia Espacial Europea estrelló otro artefacto con la superficie lunar.

Con el Chang’e 1, China repitió la hazaña (octubre 2007), pero no fue sino hasta que India definió su estrategia de exploración espacial que la carrera por la Luna comenzó a causar interés cuando, un año después (octubre 2008) Chandrayaan-1 estrelló un artefacto en el polo sur de la Luna y descubrió agua congelada en el lugar.

El atractivo de los polos lunares es la poca luz del sol que se interna en las zonas bajas de los cráteres, en muchos de los cuales el Sol no ha alumbrado por millones de años; ahí, cualquier rastro de agua traída por los cometas (que son básicamente hielo) que han chocado con la Luna, permanecen congelados.

“El elemento más valioso del universo”, como dijera Arthur C. Clarke, ha convertido los polos de la Luna en los bienes raíces más deseados en el sistema solar -por ahora- ya que se puede separar el agua en hidrógeno y oxígeno… y volverlos a juntar como lo han hecho los cohetes espaciales desde la década de los 50.

Con la mirada tanto de Space-X como de NASA en los viajes lunares con las próximas misiones Artemisa (cuyo objetivo es utilizar a la Luna como base para el eventual viaje a Marte), la posibilidad de tener combustible en la superficie lunar representa una gran noticia.

En agosto pasado las misiones india Chandrayaan-3 y la rusa Luna 25 se vieron en una carrera rumbo a la Luna, aunque India lanzó en julio su cohete con la sonda espacial, la rusa llegó tres días antes. Roscosmos, la agencia espacial rusa, confirmó el 20 de agosto que Luna 29 se había estrellado, resultando en la destrucción de la nave y el fracaso de la misión; tres días después la India celebró el aterrizaje de la sonda y un rover que actualmente explora esta región.

El futuro

Explorar el espacio es todo sobre energía, hasta el día de hoy con lo único que cuentan nuestros cohetes y naves espaciales son el combustible que pueden llevar a bordo para impulsarse (casi la totalidad del combustible utilizado en los viajes espaciales es usado en el despegue) y el empuje gravitacional (ya sea de la Luna al acercarse o de otros astros al pasar junto a ellos para impulsarse).

El descubrimiento de agua en la Luna (y quizá algún otro material) no solo puede permitir un asentamiento humano ahí (pues se resuelve el problema del agua para sustentar la vida, tanto de consumo humano como de los alimentos) y también el del combustible para misiones a planetas como Marte, ya que se puede separar el H2O ahí mismo para llenar los tanques tanto de hidrógeno como de oxígeno para llegar más lejos.

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