CFE vs. generadores privados: ¿Confrontación o alianza para atraer nuevas industrias?

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Por Hans Kohlsdorf

Actualmente pareciera que algunos desencuentros entre el sector público y el privado son inevitables, a pesar de que ambos enfrentan retos muy similares que pueden poner en riesgo su permanencia a largo plazo.

Las empresas de servicios públicos, sin importar si son privadas o públicas,  deben contar con ingresos suficientes para poder entregar un producto o servicio con niveles de costo y calidad adecuados. Los servicios públicos como energía, agua, conectividad, educación y salud son vitales para el bienestar de un país. Estos deben ofrecer un servicio eficiente, ser económicamente viables a largo plazo y, dado su fuerte impacto económico, social y su carácter oligopólico, deben ser reglamentados.

Generalizando, podemos decir sin temor a equivocarnos, que si un modelo de negocios o un servicio público no son eficientes en sí mismos a largo plazo, y los productores o consumidores perciben que el nivel de servicio y el precio asociado al mismo no son equivalentes, entonces el modelo va a entrar en crisis.

El gran disruptivo: la generación eléctrica distribuida

En el sector eléctrico mexicano, al igual que a nivel global, hay ciertas mega-tendencias y desarrollos tecnológicos que están cambiando este sector de manera radical:

  • La generación distribuida
  • El almacenamiento de energía
  • La movilidad eléctrica
  • La eficiencia de paneles solares, motores y turbinas
  • Las celdas de hidrógeno y el aprovechamiento de biogás

Tradicionalmente el modelo de negocios del sector eléctrico se basó en un crecimiento constante, una cobertura creciente y un retorno a las inversiones a largo plazo. Al ser considerado un sector de bajo riesgo, el costo del capital era relativamente bajo. Al igual que en muchos sectores, hoy estamos viendo grandes cambios tecnológicos en el sector eléctrico y la generación distribuida va a ser el gran disruptivo.

Las empresas que operan centrales eléctricas, renovables o convencionales, y las que operan las redes de transmisión y distribución deben hacer grandes esfuerzos para mantenerse competitivas tanto a nivel tecnológico, cumpliendo requisitos crecientes de calidad de la energía, como en términos financieros. Las centrales renovables deben mejorar constantemente la calidad de la energía que entregan; las convencionales deben volverse más flexibles para reducir su tiempo de reacción ante cambios de frecuencia o voltaje e introducir procesos más limpios para disminuir las emisiones contaminantes. Las redes muchas veces requieren refuerzos e inversiones en soluciones más flexibles como el “Smart Grid”.  Si las empresas buscan trasladar el costo de las inversiones hacia el mercado y no compensarlo, aunque sea de forma parcial con medidas de productividad, incrementarán los costos para los usuarios impulsando así aún más la Generación Distribuida.

Editor:

Sin importar lo acordado a través de contratos o lo pactado entre inversionistas y prestamistas, un negocio en un entorno altamente innovador y competitivo no puede subsistir más de 10 años sin realizar continuamente importantes inversiones en actualización tecnológica. No incluir estas inversiones constituye un error empresarial que no se puede “socializar” o trasladar a los usuarios.

Entre lo privado y lo público

Las centrales eléctricas privadas y la Comisión Federal de Electricidad (CFE) enfrentan este reto mayúsculo y una reacción natural pareciera ser una confrontación entre estas entidades. Lo que se pierde de vista es que si buscan soluciones según reglas, tecnologías y prácticas comerciales del pasado y sin una constante modernización tecnológica, todos los participantes van a perder. El usuario, ante la posibilidad de aprovechar alternativas de mejor calidad y cada vez más competitivas, va a tomar sus propias decisiones.

Permítanme una analogía de otro sector. La televisión tradicional y las empresas de televisión por cable se dieron una batalla feroz, sin ver que a raíz de los cambios tecnológicos las empresas de streaming avanzaban de forma imparable. Los clientes de mayor capacidad de pago fueron los primeros en migrar hacia la TV por cable y luego hacia las modernas plataformas de streaming.

Esta tendencia es similar en el sector eléctrico. Las empresas rentables y los hogares de altos ingresos enfrentan las tarifas más elevadas y son los primeros que pueden migrar a la generación distribuida. La CFE y las centrales legadas con contratos de autoabasto muchas veces ligados a un descuento sobre las tarifas de CFE van a perder a los clientes que pueden invertir en generación distribuida o contratar abogados para rescindir los contratos que hoy por hoy ya no son equitativos para las partes. Muchos empresarios cometieron el error de comprar energía a largo plazo a precios amarrados a un “descuento” con respecto a la tarifa de la CFE, y esta, a su vez, ha estado obligada a subir constantemente sus tarifas durante los últimos 10 años. Importantes empresarios acabaron pagando costos cada vez más altos por la energía, mientras los precios del mercado de la electricidad tendían a la baja gracias a la caída del precio del gas natural y el aumento de la generación renovable.

Un nuevo rumbo del sector

Parece imposible pensar en una alianza entre la generación tradicional, ya sea pública o privada, y la renovable que no redunde en perjuicios a los consumidores. Cada grupo se mueve en un marco conceptual muy diferente y hace falta una estructura institucional multilateral que fomente el redireccionamiento del sector:

  • Por el lado privado vemos dos grupos de empresas, las utilities -con un enfoque a muy largo plazo- y los desarrolladores y fondos de capital con un horizonte de tiempo limitado para lograr su “Exit Strategy”. El segundo grupo probablemente acordó con sus ejecutivos un sistema de bonificaciones que los incentiva a implementar la  estrategia acordada y para la cual obtuvieron los recursos de capital necesarios para atraer las inversiones y ampliar la oferta de energía.
  • Por el lado de la utility tradicional, (en México la CFE; en otros países, empresas privadas) el ajuste del modelo es complicado ya que cargan con el costo de operación de décadas de inversiones que, desde un punto de vista tecnológico, se están volviendo obsoletas o requieren grandes inversiones para su modernización.
  • En ambos grupos hay ejecutivos muy respetados, con mucha experiencia y éxitos en su historial profesional, que ahora enfrentan un cambio de paradigma el cual cuestiona las decisiones que se tomaron en el pasado. Una situación muy difícil y que se puede observar en muchos congresos y paneles en los que con frecuencia hay una tendencia a presentar los éxitos pasados, en vez de orientar las discusiones hacia los retos futuros.

Editor:

La electricidad no cumple un propósito en sí misma, es un insumo importante para usuarios comerciales, industriales y residenciales, un servicio público. 

Alianza por la modernización

Vamos ahora por las posibles soluciones ideales y las grandes oportunidades que se presentan en México:

  1. Ante bajos costos de los productos, es recomendable buscar clientes.

México tiene una muy importante plataforma industrial y una posición geográfica privilegiada. Guerras comerciales y pandemias están sacudiendo las cadenas logísticas globales y crean una gran oportunidad para atraer fuertes inversiones al país.

 ¿Se deben pelear los generadores privados y los públicos sobre quién asume el costo de haber llevado la electricidad a regiones donde no se requiere en grandes cantidades o donde las redes no brindan la estabilidad requerida?

Sugiero una alianza entre generadores privados,el gobierno federal, la CFE y las secretarías de desarrollo económico estatales, liderada por los generadores privados, para atraer importantes nuevas fábricas, centros de datos, agroindustria, turismo, etc.

  • La innovación constante y la competitividad son el principal reto.

No debemos fijarnos sólo en la red eléctrica del país. México, gracias a sus recursos naturales y a su experiencia en el sector de la electrónica, puede ser un gran fabricante de modernos equipos para el sector eléctrico: inversores, baterías para uso doméstico, industrial y movilidad, software y aplicaciones para Smart Grid y Smart Building, motores eléctricos de tracción e industriales, edificios inteligentes, etc. Para atraer inversión debemos crear mercados.

¿Se deben oponer los generadores privados, vendedores de paneles e industriales a normativas cada vez más estrictas con respecto a la calidad de la energía? ¿O mejor creamos un marco normativo que optimice de forma exponencial nuestra red eléctrica al tiempo que atrae grandes inversiones en tecnologías de futuro?

Yo sugiero una alianza liderada por el CCE, COPARMEX y las cámaras industriales, incluyendo una nueva cámara del sector energético con la Secretaría de Energía (SENER), la Comisión Reguladora de Energía (CRE), el Centro Nacional de Control de Energía (CENACE) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE) para modernizar el sector eléctrico y, paralelamente, aumentar la plataforma industrial nacional.

Debemos proponer una reglamentación para que las nuevas instalaciones de generación renovable o generación distribuida incluyan baterías, inversores inteligentes conectados al CENACE y una actualización del código de red que esté a la altura de los avances tecnológicos.

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