Cuantificación de emisiones y la adopción internacional de la huella de carbono

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De acuerdo con el Global Risk Report 2023 del Foro Económico Mundial, el mayor riesgo para la economía global en la siguiente década es “la falla en la mitigación del cambio climático”, y, como es bien sabido, la producción y consumo de combustibles fósiles (carbón e hidrocarburos) son la principal fuente de emisión de gases de efecto invernadero (GEI).

Si bien esto representa uno de los mayores desafíos para el sector energía, también existen grandes oportunidades para su desarrollo, pues la introducción de patrones racionales y sostenibles de producción y consumo de energía tiene beneficios climáticos, sociales, políticos y económicos. La industria energética está buscando el circulo virtuoso de medir-controlar-y-reducir sus emisiones de GEI, para obtener estos beneficios y asegurar su sostenibilidad en el largo plazo. En este one-pager revisaremos de manera introductoria dos enfoques para la estimación de emisiones de GEI.

Cuantificación de emisiones

Para definir acciones concretas para la reducción de emisiones, es necesario estimarlas en un año base y plantear objetivos de reducción y seguimiento de las estrategias implementadas. Para ello, es necesario comenzar por medir las emisiones de GEI. Existen dos formas de realizar el cálculo de emisiones, en función del nivel de detalle con el que la organización decida conocer sus emisiones así como de sus objetivos en materia de reducción:

Inventarios de emisiones: enfoque tradicional para la cuantificación de emisiones de GEI de una actividad y generalmente incluye las emisiones derivadas de los consumos de combustibles fósiles o el transporte (emisiones directas). En algunos casos, se suelen incluir algunas emisiones indirectas como las asociadas al consumo eléctrico.

Huella de carbono: este enfoque tiene un mayor alcance en relación a las fuentes de emisión asociadas a la organización, pues requiere del análisis de emisiones desde una óptica más amplia. Considera emisiones directas e indirectas y evalúa el impacto potencial sobre el medio ambiente a lo largo de todo el proceso y actividades asociados a su fabricación, uso y gestión de su vida útil.

Utilización de inventarios de emisiones y huella de carbono

Los inventarios de emisiones son utilizados comúnmente por marcos normativos y regulaciones. Por ejemplo, en el caso mexicano, la Cédula de Operación Anual (COA), basada en un enfoque de inventarios de emisiones, es el mecanismo por el cual las empresas reportan sus emisiones al gobierno (SEMARNAT y ASEA) y posteriormente el gobierno suma estos reportes para obtener un inventario nacional de emisiones. Por su parte, el enfoque de huella de carbono es empleado por el GHG Protocol que es el estándar para la evaluación del Net Zero y cuenta con tres alcances diferentes (ver margen derecho). Para que una empresa alcance este objetivo necesita demostrar que las emisiones que genera no superan las emisiones que retira de la atmósfera. Buena parte del sector energético global ha asumido el compromiso de alcanzar Net Zero en 2050, pero sólo en las emisiones que están bajo su control (Alcances 1 y 2). Sin embargo, si queremos mitigar el cambio climático, también será necesario implementar acciones para reducir las emisiones del Alcance 3, ya que, de acuerdo con la Agencia Internacional de Energía, éstas representan un 33% del total de emisiones globales, mientras que las de Alcance 1 y 2 representan apenas el 9%.

Alcance de inventarios de emisiones y huella de carbono

El enfoque de inventarios de emisiones se limita al proceso productivo particular. Por ejemplo, en la producción de gasolina, una empresa que se dedica a la exploración, producción, procesamiento hasta su almacenamiento, sólo cuantifica las emisiones de dichas actividades. Por su parte, el enfoque de huella de carbono, bajo los Alcances 1, 2 y 3 se consideran todas las emisiones asociadas a los procesos “aguas arriba” y “aguas abajo”. Las primeras, son aquéllas relacionadas con los procesos previos necesarios para la fabricación del producto. En el caso de aguas abajo se consideran todas las emisiones asociadas a las fases posteriores a la fabricación del producto pasando por el manejo apropiado de sus residuos.

Instrumentos para controlar las emisiones de GEI

Uno de los mejores aliados de las empresas petroleras es su sistema de HSE (e.g. SASISOPA) ya que es una herramienta que internaliza la identificación y evaluación de aspectos ambientales incluyendo sus emisiones. Si se implementa de forma correcta, la empresa minimizará sus emisiones de GEI y mejorará sus perfiles de riesgo ambiental, económico y de licencia social. Si las empresas del sector definen las emisiones de GEI como un aspecto ambiental significativo dentro de su sistema de HSE, la huella de carbono se convertiría en la mejor herramienta de control y seguimiento, no sólo para tener un mejor diagnóstico y estar alineados con los objetivos del Net Zero, sino también para garantizar su cumplimiento.

Comentario final

Es necesario que las empresas y reguladores del sector energía vayan más allá del cumplimiento normativo. Las metodologías de cuantificación de huella de carbono se han convertido en una herramienta básica para el proceso de gestión de las emisiones de GEI, permiten incorporar medidas de mitigación del cambio climático, mejorar su perfil de licencia social y cumplir con los compromisos de Net Zero. Los beneficios económicos de la reducción de emisiones no son menores, pues tanto el aprovechamiento como la comercialización de GEI (incluyendo metano y CO2) tienen un impacto directo en el flujo de efectivo de las empresas y beneficios económicos derivados de los mercados de bonos de carbono.

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