El clima vuelve a ser como niño

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“Los ojos de todas las generaciones futuras están sobre ustedes. Y si eligen fallarnos, digo que nunca los perdonaremos” – Greta Thunberg.
 
México, 30 de abril 2020 — En todo el mundo existen leyes y programas que proclaman  los derechos de las niñas, los niños y de las y los adolescentes. En general, estos derechos buscan la protección y el desarrollo durante la infancia para que las nuevas generaciones puedan prosperar y asegurar un mejor futuro para ellos y sus comunidades. 
 
A pesar de que la Organización de las Naciones Unidas destaca el derecho a la salud como uno de los más importantes para que los niños y las niñas puedan crecer felices y seguros son muy pocos los países que contemplan como prioridad la protección de la niñez ante los peligros inminentes a los que contínuamente se exponen a causa del cambio climático poniendo en juego su salud, su futuro y su calidad de vida.
 
Los niños y  jóvenes son uno de los sectores de la población más vulnerable ante el cambio climático y son también, quienes se enfrentarán a las consecuencias más trascendentales del actual sistema económico, que aún depende de manera muy importante de los combustibles fósiles y de dinámicas profundamente inequitativas. 
 
En el mundo, se estima que 500 millones de niños viven en áreas con peligro de inundaciones de alto riesgo, climas extremos por ciclones y huracanes, además de estar expuestos al incremento del nivel del mar. Se estima que 1 de cada 4 niños vive en áreas con escasez de agua grave en el mundo, y en el Caribe, la cifra de niños y niñas desplazados por eventos climáticos extremos entre 2014 y 2018 ascendió a 761 mil. Si las políticas y metas climáticas no aumentan urgentemente su ambición y eficacia en implementación y resultados, estos números continuarán en aumento, incumpliendo de facto con la responsabilidad jurídica que tienen los países con cada uno de los niños y las niñas que viven en ellos.
 
En 2019, UNICEF realizó un análisis a las 160 Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDC) de los países que son parte del Acuerdo de París. Las NDC son los objetivos que cada gobierno tiene en cuanto a mitigación y adaptación ante el cambio climático dentro del acuerdo más importante sobre el tema a nivel global. De estos 160 compromisos, únicamente 20% mencionan a los niños y las niñas de forma específica. Y son muy pocos los países que cuentan con políticas concretas para atender a este sector de la población de forma diferenciada ante eventos climáticos extremos.
 
Esta omisión en las estrategias y objetivos para combatir al cambio climático es indignante ya que, los niños y jóvenes tendrán que enfrentar los impactos de la crisis climática durante prácticamente toda su vida; migraciones forzadas por razones climáticas, incremento de la pobreza y violencia por escasez de recursos, aumento de enfermedades como el Zika o Dengue y un mundo cada vez más caliente que transformará el actual estilo de vida.
 
Esta incertidumbre sobre el futuro —resultado de una voluntad política insuficiente— está provocando serios problemas de ansiedad y depresión en niños, niñas y adolescentes, que a pesar de ello exigen, cada vez con más fuerza y convicción, acción climática y justicia ¡YA! No podemos seguir viviendo cómodamente a costa de las futuras generaciones.
 
En este contexto es como han surgido activistas climáticos como Greta Thunberg (16 años), Jaime Margolin (17 años), Lilly Sutidtanasarn (12 años), Ridhima Pandey (11 años), Mari Copeny (12 años) y Wu Guanzhuo (17 años), entre muchos otros en todo el mundo que cada viernes se unen a la Huelga por el Clima del movimiento Fridays for Future con la esperanza de transformar el impulsos consumista e indiferente de nuestra sociedad.
 
Gracias a estos niños y jóvenes, algunas instituciones han reconocido la importancia de incluir a la niñez no sólo como parte importante de las políticas de cambio climático, sino como actores indispensables para elaborar dichas políticas. 
 
Países como Finlandia, Holanda y Noruega envían a jóvenes como parte de su equipo para las negociaciones globales sobre cambio climático, mejor conocidas como COP, que organiza todos los años la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC). Desde 2005, la CMNUCC realiza paralelamente a la COP la Conferencia de los Jóvenes (COY por sus siglas en inglés) en conjunto con YOUNGO, un comité conformado por diversas organizaciones ambientales juveniles de todo el mundo. Esta conferencia hecha por y para jóvenes ha tenido un impacto considerable en el resultado de las negociaciones y cada vez adopta mayor relevancia.
 
Para algunos adultos las consecuencias del cambio climático parecen lejanas, pero los científicos, las niñas, niños y jóvenes del mundo lo tienen muy claro: es necesario tomar acción urgente para mitigar los efectos del cambio climático y equipar a niños y jóvenes con las herramientas necesarias para adaptarse a un futuro que plantea numerosos retos y oportunidades.
 
Algunas de las acciones específicas que deben realizar los gobiernos y aquellos que participan en la elaboración de estrategias para combatir al cambio climático para integrar en su visión a los niños, niñas y adolescentes son:
 
1.     Incluir en sus evaluaciones de impacto al sector infantil y adolescente de manera diferenciada para saber de forma cualitativa y cuantitativa el efecto del cambio climático en esta población.
2.     Integrar de manera transversal a la niñez dentro de todas las acciones específicas para mitigar el cambio climático, en especial en aquellas destinadas a la adaptación.
3.     Incorporar como un derecho básico de las niñas, niños y adolescentes la protección ante el cambio climático.
4.     Facultar y fomentar la participación de las niñas, niños y adolescentes en el diseño y la implementación de políticas públicas encaminadas a la mitigación y la adaptación ante el cambio climático.
5.     Asegurar la educación en materia de cambio climático desde la educación básica e información completa y veraz en cuanto a sus riesgos y soluciones.
 
En nuestras manos está la responsabilidad de exigir y en las de nuestros gobernantes crear políticas con una visión integral que en todo momento consideren a los sectores más vulnerables. No olvidemos que es trabajo de los adultos garantizar el cumplimiento de los derechos de los niños y de las niñas, y es nuestro deber permitirles una vida libre de preocupaciones sobre el futuro.

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