Regulación actual y alcances de la producción y uso de energía solar en México

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Por: Juan Pablo Robert Sañudo

Muchos hemos escuchado acerca del Doomesday Clock –Reloj del Apocalipsis-. Es un reloj simbólico que la junta directiva del Bullet of the Atomic Scientists ha mantenido por más de 70 años para mostrar qué tan cerca o lejos estamos de que las manecillas de este reloj den las doce, representando la destrucción total y catastrófica de la humanidad.

Las manecillas del reloj del juicio final pueden retroceder o avanzar según las acciones de la humanidad en el planeta, como el cambio climático.

En el 2020 el Doomsday Clock advierte que la humanidad nunca había estado tan cercana de la media noche. No debería sorprendernos. Hemos normalizado el cambio climático y sus repercusiones. Siempre pensamos que el responsable es alguien más, nunca nosotros.

Granizadas sin precedente en Jalisco, cantidades alarmantes de sargazo en la Riviera Maya, inundaciones severas en Tamaulipas, contingencia ambiental en la Ciudad de México, incendios históricos en Australia o derretimiento de la mitad de la capa glaciar en Groenlandia en tan solo tres semanas. El reloj está corriendo.

¿La principal causa? Nosotros, los seres humanos y nuestro consumo de combustibles fósiles. Tan solo 20 empresas en el mundo son responsables de una tercera parte de todas las emisiones de carbono en el planeta.

En México contamos con las condiciones naturales y regulaciones necesarias para aprovechar las energías renovables como una solución ecológica y económica.

Por un lado, están los parques de energías renovables, como los eólicos o solares. Esta energía eventualmente llega a nosotros a través de los cables de luz, sin embargo, menos del 20% de la energía que consumimos de la red es energía limpia y, a pesar de que su generación es más económica, no se ha adoptado con suficiente velocidad.

Por otro lado -y más prometedor- está la generación distribuida, donde un inmueble puede generar y consumir su propia energía. La generación distribuida representará casi el 50% de la capacidad solar instalada en el mundo en los próximos cinco años.

Si bien en México se espera que la adopción de los techos solares crezca siete veces para 2023, no es suficiente. La base actual apenas rebasa los 100 mil techos solares en el país, pero existen más de 43 millones de usuarios de la red eléctrica; con ese crecimiento estaríamos viendo una penetración de apenas 1.5% de esta base.

En México, menos del 1% de los usuarios del sistema eléctrico son medianas y grandes industrias; sin embargo, son responsables del 64.2% del consumo de energía a nivel nacional. Sus consumos continuarán creciendo: 7.6% anual en la gran industria y 5.8% en la mediana industria.

El sector industrial puede verse inmensamente beneficiado al adoptar a la energía solar como su fuente primaria de electricidad. Los ahorros que representa para sus empresas abrirán la puerta a nuevas oportunidades al reducir sus gastos operativos.

La tecnología solar es más asequible que nunca y las tarifas eléctricas siguen teniendo importantes incrementos, en algunos casos de más del doble en los últimos 24 meses. Pocas veces las empresas se encuentran con soluciones ganar-ganar con un impacto tan grande en sus operaciones: una solución más económica que generará importantes ahorros y al mismo tiempo les permitirá regalarle más segundos al Reloj del Apocalipsis. 

En los próximos 10 años veremos fuertes incrementos en el precio de las fuentes fósiles como el cabrón, diésel, combustóleo y gas. Mientras tanto, el costo de la energía solar permitirá retornos de inversión a muy corto plazo con una vida útil de más de tres décadas de ahorro constante.

Todavía falta mucho por hacer en el marco regulatorio y los incentivos que pueden crearse para acelerar la adopción solar en el país, pero las bases son suficientes para ver un repunte importante en los próximos años.

Si bien la regulación actual en términos de generación distribuida con energía renovable es sólida, necesitamos impulsar desde el sector industrial la erradicación de la barrera que permite instalar un techo solar de hasta 500 kWp, una barrera sin bases técnicas que ha sobrevivido a lo largo de estos años y no tiene beneficio alguno ni para el sistema eléctrico nacional ni para el usuario.

Esta barrera no debe ser pretexto para detener la adopción de fuentes renovables en una estrategia de auto-abasto de energía. Para aquellos que requieran mayor demanda energética, es una realidad que no podrán cubrir el 100% de sus consumos eléctricos en una primera fase, pero no dejará de ser un salto enorme e indispensable dar para iniciar el camino al ahorro y a la sustentabilidad, con ahorros tangibles al reducir su dependencia de las tarifas eléctricas industriales.

El sol sale todos los días para todos nosotros. La mayor fuente de energía en el planeta es limpia e ilimitada. Solo nos falta contar con la tecnología para captarla y usarla a nuestro favor. Nuestro planeta y nuestra propia supervivencia nos lo está demandando a gritos. No permitamos que se normalice un mundo en constante caos ambiental.

Un cambio urgente – La mesa está servida. La transición a energías renovables ya dejó de ser un lujo, ese pretexto ya no es válido en el mercado actual.

Es momento de tomar el control de nuestra necesidad energética, hacerlo traerá ahorros importantes para las empresas. Es momento de regalarle unos segundos, unos minutos y hasta unas horas a este Doomsday Clock. 

Tú tienes el poder, tú decides.

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