Timeline energético: Petróleo

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Por Abril Moreno

  Abril Moreno es Directora General de Perceptia21. Vicepresidenta de la Comisión de Energía del IMEF y Partner de Oil & Gas Alliance. Es Maestra en Comportamiento Político y en Responsabilidad Social. Cuenta con más de 10 años de experiencia en el sector energético; ha participado en el sector público, privado y social. Es consultora en materia de asuntos públicos, manejo de crisis y energía.

En la actualidad, cuando escuchamos la palabra petróleo, muchos mexicanos pensamos principalmente en energía, en un sinónimo de gasolina, en sus precios, el impacto en nuestros bolsillos o la contaminación que genera.  A otros le remite al entorno político nacional y a la geopolítica internacional.  A varios más les implica industria y riqueza.

Todas estas connotaciones del petróleo no están lejos de la realidad. El petróleo, desde su industrialización, ha sido uno de los factores que más mueve la actividad económica en el mundo; lo cual ha sido evidente en estos últimos meses en los cuales, derivado del Covid-19 la demanda de los combustibles cayó en más de un 30 por ciento porque el mundo dejó de transportarse,  lo cual tuvo un impacto muy importante en los mercados, ya que recordemos que alrededor del 60 por ciento de este hidrocarburo se transforma en petrolíferos, es decir, gasolinas, diésel, jet ful, turbosina y hasta, en el altamente contaminante, combustóleo.

Previo a escribir este artículo, realicé un breve sondeo, no representativo, sobre lo que les sugiere la palabra “petróleo”.  Las respuestas más frecuentes las mencioné al inicio del artículo; sin embargo, me llamó fuertemente la atención que los productos petroquímicos preacticamente no aparecieron en el radar de los encuestados y la electricidad, ni siquiera fue mencionada. Explico.

Si bien la historia del petróleo data de quizás más de 3,000 A.C. cuando en Mesopotamia descubrieron, a través de fisuras y filtraciones, el bitumen, que permitía, entre otras cosas mantener el fuego para la adoración de los dioses en el Medio Oriente y en Grecia. A lo largo de la historia de la humanidad se han hallado registros de diversas culturas como las precolombinas que también descubrieron y emplearon este hidrocarburo como medicina, brea, pegamento, e igualmente, para los ritos religiosos. 

Pero fue hasta mediados del siglo XIX, en lo que se le denominó la Segunda Revolución Industrial cuando tanto la electricidad como el petróleo lograron conformarse como industrias a nivel mundial.  Fue una fase de auge económico, político y tecnológico.  Y dio origen a uno de los primeros reacomodos geopolíticos derivados principalmente de este energético. Surgieron nuevas potencias industriales como Estados Unidos, Alemania, Francia, Japón, las cuales compartieron el liderazgo económico con Gran Bretaña. 

Un combustible limpio y barato para iluminar los hogares

¿Pero qué era lo que se buscaba en el principio de la industrialización del petróleo? Pues nada más y nada menos que, un producto que permitiera alumbrar, iluminar, a la sociedad del siglo XIX. Y sí, ya desde ese entonces se hablaba de lograr este objetivo con precios bajos, al mayor número de población posible, la mejor calidad y, aunque no lo crean, con menor contaminación (en sí, no se usaba ese es término, sino que requerían que generara menos humo y mal olor) que los aceites que usaban como el esperma de ballena, esquito de carbón que salía del shale y que tuvo su mayor desarrollo en Francia y Gran Bretaña; seguido por keroseno, el cual tuvo varios obstáculos para su producción y comercialización como no contar con una lámpara barata para su utilización, entre otros. Unos años más adelante, los productores también se enfocaron en la producción de lubricantes.

Para cuando llegó la lámpara de Viena a EE. UU., aproximadamente en 1856, ésta le dio un importante impulso a los industriales del Keroseno; en México, ésta llegó a Tamaulipas hasta 1861.  Sin embargo, para cuando la producción de éste aceite se encontraba en auge, la industria del petróleo descubrió, en 1859, el primer pozo en Oil Creek, cerca de Titusville, Pensilvania. 

Pero les cuento brevemente cómo se logró esto.  En 1850, George Bissell, un abogado de Nueva York, junto con otros inversionistas, se percataron que el rock-oil (aceite de roca), es decir, el petróleo[1], podía iluminar y quizás producirse a gran escala.  Tras cinco años de búsqueda de recursos económicos, pero especialmente del desarrollo de un investigación científica, se concluyó  que éste aceite se podía hervir a varios niveles y destilar en diversas fracciones, y una de éstas podía producir un aceite para la iluminación de muy alta calidad; es decir, que se podía refinar. Como dato anecdótico, les comento que la tecnología de la refinación fue llevada a Europa por los Árabes y después llegó a los Estados Unidos.

Este hallazgo, fue causa de la creación de la empresa petrolera, Pennsylvania Rock Oil Company, la cual envío a Edwin Drake para explorar y explotar la zona de Oil Creek, quien en 1859, logró producir el primer pozo moderno de la historia, en el cual se usó por primera vez la técnica de perforación y se dejó a un lado el excavado, como se hacía en otros países.  De ahí que Daniel Yergin en su libro The Prize señaló que esto “fue el inicio de un legado de movilidad y poder, así como un gran elemento de transformación”.

La nueva industria del petróleo

El boom que generó este descubrimiento fue tal que tres años después se dio la primera crisis de los precios del petróleo. La producción se incrementó de 450 mil barriles en 1860 a 3 millones en 1862, lo que generó una sobre producción petrolera; mientras que la demanda del mercado no era lo suficientemente grande para consumir toda la producción, por lo tanto el precio del barril se desplomó de USD$10 a $10 ctvs. de dólar, en unos cuantos meses. Por lo que respecta a México, en este mismo año, estábamos librando la Batalla de Puebla y logrando la victoria contra los franceses. 

¿Les suena algo familiar esta crisis? Pues sí, algo similar sucedió recientemente cuando los precios del West Texas Intermediate (WTI) cayeron por debajo de los USD$15 en el mes de abril de este año, los cuales habían estado tres meses antes por arriba de los USD$50 por barril y la Mezcla Mexicana de Exportación (MME) cayó en terreno negativo, por primera vez en su historia.  Lo que pretendo mostrar con esto es cómo desde el inicio de la industrialización del petróleo, el tema de la especulación, la gran necesidad de los productores que crecer su producción y la caída de los precios ha sido una constante en este sector. 

Tras la Guerra Civil Norteamericana, la industria del petróleo tuvo un auge tal que las parcelas de tierra se vendían en más de USD$2 millones, pero en cuanto se escuchaba que la producción bajaba, éstos mismos se subastaban a precios tan bajos como USD$4.37, por lo que pueblos enteros quedaban desolados y con altas pérdidas económicas.  Esto es otra muestra de la especulación que desde ese entonces el petróleo ha generado en los mercados. 

Desde 1863, se crearon lo que se podría considerar monopolios de los servicios alrededor de las empresas extractoras. Los primeros fueron los teamsters, es decir los camioneros, que en ese entones en realidad era los conductores de las carretas de caballos que transportaban los barriles de petróleo, desde los pozos hasta las vías del ferrocarril; los cuales aprovechándose de que no tenían competencia, imponían tarifas sumamente caras a los productores, por tan sólo unos cuantos kilómetros de distancia, en ocasiones mayores a las que les cobraban los ferrocarrileros por llevar la mercancía desde Pensilvania hasta Nueva York.  

Así que combatiendo esta situación, se creó una importante alternativa, en 1866, se construyeron los primeros oleoductos de madera, por llamar a las líneas de alguna manera, que conectaban a los pozos petroleros con el sistema ferroviario. Y al igual que hoy, estos ductos no se salvaron de atracos, sabotajes y robos; especialmente realizados por estos conductores, que vieron mermado su botín de oro. En México, en este mismo año, se explotó la primera “Mina de Petróleo de San Fernando” cerca de Tepatitlán, Tabasco en la que se obtuvo petróleo pesado.

El crecimiento de la industria en EE. UU. fue tan grande y veloz que urgía poner orden en el sistema de compra y venta, por lo que surgió en 1870 el primer mercado de valores del petróleo en Titusville y en Nueva York. El petróleo se comenzó a vender y comprar bajo tres figuras, que son la base de nuestro actual mercado: el precio “spot”, ventas realizadas para pago y entrega inmediata; el “regular”, ventas que requerían ser completadas en 10 días y los “futuros” que establecían que una cierta cantidad va a ser vendida a cierto precio en un tiempo específico en el futuro. Y así, dio inicio en 1871, el Titusville Oil Exchange.  En cuanto a nuestro país, dos años antes, se llevaron a cabo las primeras exploraciones por parte de empresas extranjeras y ante los fracasos, se llegó a pensar que en nuestro país no había petróleo.

Standard Oil Trust

En 1870, John D. Rockefeller como principal accionista, funda en Ohio la Standard Oil, convirtiéndose en la primera gran trasnacional, derivado de su modelo de negocio que se basaba en expandir su infraestructura, mantener y siempre mejorar su calidad y el control de precios y; de sus agresivas prácticas para reducir la competencia, entre las que puedo destacar, los procesos de integración al unir el suministro y la distribución dentro de su empresa de refinación – incluso se sabe que compró parcelas para cultivar sus propios robles blancos y ser dueño de sus barriles. Asimismo, construyó acuerdos preferenciales con los ferrocarrileros que le brindaban rebajas y descuentos preferenciales sobre las tarifas de carga, debido al gran volumen de petróleo que transportaba; estos factores y más, le brindaron importantes ventajas competitivas en materia de precios, así como grandes ganancias. 

El tamaño de la empresa, su estructura y producción le permitió constituir el primer trust de la historia, es decir que conformó una especie de holding de empresas que concentraría diversas inversiones (logró que alrededor del 90 por ciento de las refinerías en EE. UU. pertenecieran a su grupo). Así, en 1882, conformó la Standard Oil Trust, donde las empresas funcionarían de una manera cooperativa y las decisiones se tomarían de una forma centralizada.  Finalmente, tras este monopolio, el Gobierno de Estados Unidos llevó a cabo acciones antimonopolio, pero fue hasta 1911 que dividieron a esta empresa en 34 compañías, de las cuales aún existen dos, las majors ExxonMobil y Chevron. 

Durante este periodo, bajo el mandato de Porfirio Díaz, el 18 de marzo de 1884, sucedió un hecho relevante en nuestro país: Se formuló la ley para regir la minería, la cual fue aprobada más de un año después, y señalaba que daba la propiedad de los hidrocarburos al dueño del terreno, por lo que por primera vez, desde la Colonia, el Estado dejaba de ser el propietario y soberano de éstos recursos. Fue el único periodo, en el cual el petróleo dejó de ondearse como una bandera nacionalista. 

En abril de 1904, se descubre el primer campo petrolífero de dimensión comercial en México, cerca de El Ébano, en San Luis Potosí y cuatro años después, se forma la primera empresa petrolera en el país: La Compañía Petrolera El Águila.

Constitución de nuevas trasnacionales 

En 1907, con la necesidad de competir con Standard Oil a nivel global, se fusionan la empresa holandesa Royal Dutch Petroleum Company y Shell Transport and Trading Company para conformar la Royal Dutch Shell Group, hoy mejor conocida como “Shell”.  En 1909, con el descubrimiento de petróleo en Irán se crea la Anglo-Persian Oil Company que para 1954 se transforma en British Petroleum Company, mejor conocida como BP.  

Tras la Primera Guerra Mundial, el petróleo se vuelve vital, para poder combatir una posible segunda guerra contra Alemania, tanto que gracias a la escasez de suministro, Alemania vio limitada su capacidad de producir aeronaves y automóviles; ​ con base en esto, en 1924 se constituye la Compagnie Française des Pétroles (CFP), con el apoyo de noventa bancos y compañías. ​En 1985 adopta el nombre de Total-CFP y es hasta el 2003 que queda con el nombre de Total, como se le conoce el día de hoy; convirtiéndose en la cuarta major, a nivel mundial.

Europa de Este y Medio Oriente 

En 1918, Rusia, en plena Revolución Bolchevique, bajo el mando de Vladiminr Lenin nacionaliza la industria del petróleo. 

En 1927 se descubre el primer campo petrolífero de Irak, cerca de Kirkuk, Baba Gurgur, que en su momento fue el mayor del mundo.  Un año después, se firma el Acuerdo de la Línea Roja que obligaba a los socios (al trust) a no desarrollar campos petrolíferos en el territorio de actuación de la empresa Turkey Petroleum Company (que implicaba la región del antiguo imperio otomano en Oriente Medio, salvo Kuwait), sin antes haber obtenido el permiso del resto de socios. 

Por su parte, Arabia Saudita, frente a la Gran Depresión de 1929, se ve afectada gravemente en su economía debido a que el número de peregrinos que visitaba las ciudades sagradas cayó de manera drástica y las finanzas del Hijaz dependían fuertemente de los ingresos pagados por los visitantes.  Asimismo, bajo la evidente importancia que estaba tomando el petróleo a nivel mundial, como recurso crucial en la actividad bélica, empujó al Gobierno a buscar fuentes alternativas de ingresos; por lo que en 1938, iniciaron la búsqueda del petróleo. Once años después se revela Arabia Saudita como la mayor reserva mundial de petróleo.

Bajo este entorno mundial, México enfrentaba también cambios importantes en su industria petrolera.  En 1936, se conforma el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana; el 18 de marzo, el presidente Lázaro Cárdenas decreta la expropiación de los bienes propiedad de las compañías petroleras, por causa de utilidad pública y mediante indemnización y el 7 de junio de ese mismo año, se promulga el decreto que creó la institución Petróleos Mexicanos (Pemex) y se concluye la primera perforación de un pozo realizada por trabajadores mexicanos en el campo veracruzano El Plan. 

Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP)

En 1962, se conforma la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), fundada por el Ministro de Energías venezolano Juan Pablo Pérez Alfonso, junto con un grupo de ministros árabes. Está reconocida por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y desde 1965, trasladó su sede a Viena, gracias a las facilidades que otorgó el gobierno austríaco. Parte de la gran influencia que tiene esta organización en el mercado del petróleo es que sus 13 países miembros aportan el 43 por ciento de la producción mundial y cuentan con el 81 por ciento de la reservas mundiales.

Asimismo, su poder radica en su capacidad de fijar los precios del petróleo en el mercado mundial y especialmente controlar conflictos de precios motivada por diputas o guerras entre países como fue el embargo del petróleo árabe, derivado de la Guerra del Yom Kippur; la crisis del petróleo de 1979 por la Revolución Iraní; la invasión de Iraq en el 2003, la Guerra del Golfo en 1990 y este 2020, durante la pandemia global del Covid-19, entre otros sucesos que se han presentado en los reacomodos de fuerzas económicas y políticas a nivel internacional y que generan importantes desequilibrios en el mercado. 

Existen siete países más, que si bien no son miembros de la OPEP, participan como observadores en la reuniones ordinarias a los que se les hace llamar OPEP+, y entre los cuales se encuentra México; razón por la cual, en el mes de marzo de éste año, se le incluyó en los países que deberían reducir el 23 por ciento de su producción para contribuir con la mitigación de la sobre oferta petrolera a nivel mundial y por ende la drástica caída de los precios, que hemos observado en los últimos meses.

Agencia Internacional de Energía

En respuesta a las medidas tomadas por la OPEP, durante la crisis del petróleo de 1973, un año después, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), crea la Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés) con el objetivo de que los países consumidores de crudo pudieran coordinar las medidas necesarias para asegurar el abastecimiento del petróleo.  En la actualidad, cuenta con 30 países miembros, entre los que se encuentran México y EE. UU. Sus  tres principales objetivos en materia de política energética son: La seguridad energética, el desarrollo económico y la protección del medio ambiente.

La Revolución del Shale

Otro dato importante que nos regresa a los Estados Unidos y al inicio de este artículo es el petróleo de esquisto, es decir el shale oil  o petróleo no convencional, que si bien fue una de las primeras fuentes de aceite mineral usadas por los seres humanos; en la actualidad, nuestro vecino del Norte, gracias a la tecnología del fracking y el esquema de financiamiento de private equity (capital de riesgo) ha logrado conformare como la primera potencia productora de petróleo en el mundo con una producción arriba de 12 millones de barriles diarios; además de pronto convertirse en el principal país exportador en el mundo.

A este crecimiento que parte del 2008, se le conoce como la Revolución del Shale. Algunos afirman que puede ser considerada, por los avances tecnológicos, como la Cuarta Revolución Industrial[2]. Lo que es muy cierto, es que para los países de la OPEP este desarrollo ha significado una mayor competencia y el riesgo de perder el poder y la influencia que han ejercido durante años.  La fuerza, en materia petrolera y económica, por parte de EE. UU., se evidenció recientemente al lograr, este mayo pasado, que tanto Rusia como Arabia Saudita acordaran trabajar juntos para reducir la producción petrolera, así como que la OPEP aceptara la negociación de México de sólo reducir 100 mil barriles diarios en lugar de 400 barriles diarios.

Todo tiene un principio y un fin

Si bien, hemos hecho un recuento de como la industria petrolera ha transformado la vida de la humanidad bajo un manto de poder, dinero, especulación; también es muy cierto, que gracias a ésta se ha logrado un mayor bienestar y desarrollo. Gracias a este energético, hemos podido iluminar nuestros hogares, producir bienes y productos que hoy nos permiten tener una vida más cómoda, transportarnos de un lugar o país a otro para visitar a nuestros seres queridos o simplemente disfrutar de las bellezas que el mundo nos brinda, genera empleos y dinero para alimentar a nuestras familias, contar con maquinaria y productos médicos que contribuyen a la salud de los seres humanos, entre otros beneficios.

Sin embargo, todo tiene un principio y un fin, y con esto no quiero decir, que la era del petróleo ha llegado a su final, sino que de la misma forma que pasó de ser un producto medicinal, a una que servía para iluminar los hogares y calles del siglo XIX, luego a convertirse en una materia estratégica para las guerras y hoy el principal energético de los sectores de transportación aérea, marítima y terrestre. Hoy, el desarrollo tecnológico nos ha permitido el desarrollo de otros sistemas energéticos, menos contaminantes y a menores precios, que nos permiten tener beneficios y muy similares a los que nos ha brindado el petróleo, pero de manera más sustentable. Por eso considero, que debemos empezar a visualizar al petróleo ya no como un combustible, sino como un producto esencial para el sector petroquímico, a nivel global.


[1]  En México usamos, en lugar de aceite de roca, la palabra petróleo, que proviene del latín petra, que significa ´piedra” y oleum ‘aceite’ y conforman la palabra petroleum.

[2]  La Tercera Revolución Industrial o Tecnológica fue aprobada por el Parlamento Europeo, en el 2006 y se refiere a las energías renovables, la tecnología de almacenamiento, los vehículos eléctricos, entre otros.

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