«La innovación científica y tecnológica será clave para enfrentar el estrés hídrico que amenaza a la población y a la economía mexicana”.
Yolanda Villegas, de Grupo Envases, advierte que México enfrenta una crisis hídrica sin precedentes y propone explorar alternativas de extracción más económicas y sostenibles para garantizar el abasto.
Doctora en Ciencia y Tecnología, autora de un libro sobre gestión hídrica y actual directora legal de relaciones institucionales y compliance de Grupo Envases, Yolanda Villegas se ha consolidado
como una de las voces más influyentes en el debate sobre la crisis del agua en México y en el
mundo. Villegas advierte que más de 1.6 billones de personas viven hoy en “escasez económica del
agua”, una condición que no sólo se explica por la falta de lluvia, sino por la ausencia de infraestructura
y recursos para llevar el líquido a las ciudades
En entrevista con Petróleo & Energía, la especialista plantea que México enfrenta un escenario crítico:
las regiones que concentran el 80% del PIB nacional sólo disponen de un tercio del agua dulce del
país. Ante esta inequidad, Villegas propone mirar hacia tecnologías de extracción de fuentes subterráneas
ultraprofundas, probadas ya en países como Rusia, Estados Unidos y Francia, como una alternativa
viable para el abastecimiento. Su postura es clara: la innovación científica y tecnológica será clave para enfrentar el estrés hídrico que amenaza a la población y a la economía mexicana.
Cuando se piensa en el futuro de la civilización, una de las preocupaciones constantes es el abasto de agua potable. Como especialista en temas hídricos, ¿Cuál es el panorama general del
abasto de agua en México? Actualmente, 1.6 billones de personas viven escasez económica del agua, ¿qué significa? Que, aunque caiga la lluvia, las ciudades ya no tienen el dinero para traer el agua ni tampoco la infraestructura necesaria para repartirla. Es un fenómeno bastante extremo, tenemos estrés hídrico.
Ahora bien, si miramos el mapa mexicano, del centro al norte del país se produce el 80% del PIB; sin
embargo, solamente hay un tercio del agua dulce disponible; y del centro al sur se produce el 20% del
PIB, pero ahí se encuentran las dos terceras partes del agua. Por lo que, donde más se necesita el agua no
se tiene, no se tiene; y donde —digamos— menos se requiere, tanto por tema poblacional como por industrialización y PIB, es donde más tenemos agua. Ya hay muchas zonas del país en las que hay sequía normal o severa, y muy pocas en donde no hay sequía.
¿Qué alternativas o políticas públicas proponen integrar bajo este panorama tan crítico?
Ya existen las tecnologías de captación de agua, aunque hay nuevas para obtener agua de la fuente subterránea ultraprofunda. Hay cuatro tecnologías que ya lo hacen en el mundo: Adrok, Georesonance, Earthwater y Watex, y todas ya están probadas en Rusia, Francia y Estados Unidos
¿Qué hacen las tecnologías?
Digamos que tienen un mapeo geofísico y geotécnico y la imagen satelital, y van haciendo cada vez
más reducido el punto donde vamos a proyectar el agua. El protocolo que utilizamos es igual al del petróleo; es una cementación para sacar el agua a presión, una vez que ya identificas la vena montañosa.
Este tipo de tecnología se usa mucho donde hay montañas; así que cavas, cementas y sacas el agua. Además, es hasta cuatro veces más económico que una gran presa o que un gran acueducto, y el impacto ambiental que generas es de uno a tres meses.
Mencionas que ya es un método probado en otros países. ¿Se han hecho pruebas o hay proyectos
para impulsarlo en México?
Empiezo a ver algunos intentos. Lo que sí te puedo decir es que más del 80% de nuestros acuíferos están vedados. Entonces, sí habría que hacer algunos tintes en la legislación, porque cuando tú vedas, vedas
desde la superficie hasta el centro de la tierra. Hay que hacer una diferenciación en la legislación en cuanto a latitud, longitud y profundidad para decir: “Bueno, vedo el acuífero. Vedo lo que recarga el acuífero, pero no vedo el fondo donde puedo sacar agua que se está —digamos— despreciando”.
¿En dónde se pueden instalar este tipo de nuevas tecnologías de extracción de agua de fuentes subterráneas ultraprofundas?
Muy cerca de la ciudad, pues sólo necesitas 0.02 hectáreas. Si puedes
construir grandes presas y grandes acueductos —que implican unas 10 o 20 hectáreas—, ¿que no puedas
ocupar 0.02 hectáreas? Hay que avanzar, sí con educación, sí con desarrollo y también con múltiples especialistas. Tenemos al Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA) con especialistas de primer nivel, a la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat). Y, obviamente, en todo este mapa del agua —y con eso quiero cerrar— es
un tema bien complejo.