La Directora general y presidenta del Consejo de Administración de Grupo TMM, ejemplo de liderazgo, tenacidad y estar continuamente innovando en el sector energético. En exclusiva para Petroleo y Energía, platicó sobre el rol femenino en la industria, participando dentro del top +50 mujeres que inspiran valor:
P&E. ¿Cómo consideras que ha sido la evolución del papel de las mujeres en el ámbito profesional y cuáles son los principales cambios positivos que destacarías?
Hoy, las mujeres pasamos de roles administrativos a posiciones estratégicas: dirigimos proyectos de innovación, logística, transición energética y consejos corporativos. El cambio más positivo es que la diversidad de género ya no se ve sólo como un tema de equidad, sino como un factor clave de valor, resiliencia y competitividad para las organizaciones.
P&E. ¿Cuáles consideras que siguen siendo los desafíos más importantes para que las
mujeres potencien su impacto y valor en el sector energético?
El reto es doble: romper inercias culturales en una industria históricamente masculina y motivar a más mujeres a elegir carreras técnicas y operativas en energía. Para lograrlo, necesitamos entornos inclusivos, mentoría, referentes visibles y políticas que garanticen no sólo acceso, sino permanencia y crecimiento.
P&E. ¿Cómo has colaborado para fortalecer la participación de las mujeres?
He impulsado la presencia femenina en áreas críticas de Grupo TMM: finanzas, operaciones, asuntos jurídicos y comerciales. Cada mujer que asume un rol de liderazgo en un sector históricamente masculino demuestra que el talento no tiene género y que la visión femenina aporta soluciones, incluso, en escenarios adversos.
P&E. ¿Cuál es tu perspectiva en torno al sector energético en México bajo la Agenda 2030 y los ODS de la Organización de Naciones Unidas y cómo visualizas el papel e impacto de las mujeres para ese año?
Para el 2030, veo a México en un punto decisivo: con una matriz energética más diversificada, donde las energías limpias —solar, eólica, hidrógeno verde y bioenergías— convivan con la modernización responsable de la infraestructura tradicional. Entonces, el reto será equilibrar seguridad energética, competitividad y sostenibilidad en un contexto global de descarbonización. En este escenario, las mujeres serán catalizadoras de cambio: liderando la digitalización de procesos, la transición hacia modelos más limpios y la gestión de alianzas internacionales.
Su papel no será solamente de participación, sino de liderazgo en la innovación, en la gobernanza corporativa y en la construcción de políticas que garanticen un sector energético más resiliente e inclusivo para México.