El gobierno de Claudia Sheinbaum se ha propuesto transformar la movilidad ferroviaria de México con la construcción de 13 nuevas rutas de trenes de pasajeros, que en conjunto sumarán más de 3,000 kilómetros de vías. La meta, presentada por la Agencia Reguladora del Transporte Ferroviario (ARTF), busca consolidar un sistema nacional de trenes que conecte al país desde el centro hasta las fronteras norte y sur.
Entre los proyectos más relevantes destacan el Tren México-Querétaro-Guadalajara, el México-San Luis Potosí-Monterrey-Nuevo Laredo y el AIFA-Pachuca. Además, se contemplan extensiones al Tren Maya y al Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (CIIT).
La comparación inevitable: el Tren Maya
La ambiciosa agenda ferroviaria de Sheinbaum se da a la sombra del Tren Maya, el proyecto insignia del expresidente Andrés Manuel López Obrador. El contraste se centra en los costos: mientras el Tren Maya arrancó con un presupuesto inicial de 120,000 millones de pesos, su costo final ascendió a más de 500,000 millones, es decir, un sobrecosto superior al 300%.
El Tren Maya no solo representó el proyecto de infraestructura más caro de la administración anterior, sino que también se convirtió en un ejemplo de cómo los sobrecostos y ajustes de planeación impactan directamente en las finanzas públicas.
Los costos de la “era Sheinbaum”
En contraste, el gobierno actual ha sido más reservado sobre el costo definitivo de las nuevas rutas, pues aún se encuentran en etapa de planeación y licitación. Sin embargo, ya existen proyecciones iniciales:
- Inversión general: el paquete de trenes de pasajeros podría alcanzar 1.3 billones de pesos durante el sexenio, con una primera inversión de 150,000 millones programada para 2025.
- Tren AIFA-Pachuca: se estima en alrededor de 47,000 millones de pesos, aunque podrían surgir ajustes.
- México-San Luis Potosí-Monterrey-Nuevo Laredo: un análisis preliminar sitúa solo el tramo Saltillo-Nuevo Laredo en 138,060 millones de pesos, sin incluir el resto de la ruta.
- México-Querétaro-Guadalajara: aún no cuenta con una estimación final de inversión.
Factores de riesgo
Al igual que ocurrió con el Tren Maya, los costos finales dependerán de varios factores:
- Los estudios de factibilidad técnica y financiera, para los que ya se destinaron 1,000 millones de pesos.
- El calendario de construcción, que podría extender plazos y, en consecuencia, encarecer las obras.
- Las condiciones del mercado global de insumos y financiamiento.
Mientras el Tren Maya de AMLO se consolidó como un proyecto turístico y logístico en el sureste, los trenes de Sheinbaum buscan generar conectividad nacional, apostando por rutas estratégicas hacia el norte y occidente.
La gran incógnita será si la administración actual logra evitar los sobrecostos millonarios que marcaron a su antecesor. De cumplirse los plazos y presupuestos, el legado ferroviario de Sheinbaum podría cambiar el rostro del transporte en México; de repetirse los errores, las nuevas rutas quedarían como una reedición ampliada del Tren Maya.