Ciudades mexicanas sin gas natural en 2026: un riesgo latente
La expansión insuficiente de terminales de gas natural licuado (GNL) y la fragilidad del sistema de transporte y almacenamiento colocan a varias ciudades mexicanas en situación vulnerable. Mientras México impulsa proyectos de GNL para la exportación, el abasto interno podría verse afectado en 2026 si no se consolidan nuevas instalaciones críticas. En este análisis —basado en estudios especialistas del sector energético— identificamos qué urbes podrían enfrentar interrupciones y qué medidas mitigarían el riesgo.
Contexto nacional: vulnerabilidad estructural en el sistema de gas
Dependencia creciente y baja capacidad de almacenamiento
El país solo dispone de tres terminales con capacidad de almacenamiento y regasificación en Altamira (Tamaulipas), Manzanillo (Colima) y Energía Costa Azul (Baja California). En conjunto, su capacidad equivale apenas a 2.4 días de consumo promedio nacional.
Esa fragilidad representa un margen mínimo de tolerancia ante cortes, fluctuaciones de demanda o disrupciones en importaciones. Además, la dependencia del gas importado (especialmente desde Estados Unidos) es elevada, lo que implica que cualquier falla o restricción externa impacta directamente en el suministro nacional.
Infraestructura desbalanceada y rezagos regionales
Aunque gran parte de la producción nacional de gas proviene del sur-sureste, la región carece de infraestructura de transporte adecuada para internalizar ese recurso: gasoductos, conexiones o almacenes.
Por otro lado, la expansión de terminales de licuefacción (orientadas a la exportación) podría absorber capacidad que en otros escenarios se destinaba al consumo interno. Entre los proyectos más ambiciosos están Saguaro Energía en Sonora, el impulso de la expansión en Energía Costa Azul, y desarrollos en Altamira y Topolobampo.
Si esas nuevas terminales no entran en operación o no ligan adecuadamente con la red nacional de distribución, el abasto interno quedará más frágil.
Ciudades con alto riesgo de quedarse sin gas natural en 2026
A continuación, presentamos algunas de las urbes con mayor exposición ante un eventual déficit de suministro, de acuerdo con condiciones actuales y limitaciones proyectadas.
Villahermosa y ciudades del sureste
Pese a ubicarse en una región productora de gas, Tabasco carece de redes domésticas integrales para transportarlo internamente. Villahermosa —como epicentro regional— podría verse afectada si no se fortalecen las conexiones del sur‑sureste con la red nacional.
Ciudades industriales como Monterrey, Reynosa y Saltillo
Estas ciudades del noreste dependen fuertemente de las terminales existentes de Altamira y de los gasoductos que cruzan la región. Cualquier falla en la logística de Altamira o saturación en las líneas podría originar desabasto industrial.
Centros del Bajío y del centro del país
Aunque muchos de estos centros están conectados mediante la red nacional de gasoductos, su capacidad adicional es limitada. Si la demanda crece (por generación eléctrica o expansión industrial) y no hay nuevas fuentes de suministro —especialmente derivadas de terminales de GNL— podrían enfrentar cuellos de botella.
Condicionantes que pueden desencadenar el desabasto
Falta de sincronía entre terminales y redes de distribución
No basta con instalar terminales de GNL: la clave es integrarlas con gasoductos y redes de distribución doméstica e industrial. El déficit en ese acoplamiento deja regiones aisladas del sistema principal.
Competencia entre mercado de exportación y consumo interno
Muchos de los proyectos actuales tienen un enfoque exportador, lo cual puede generar competencia por la molécula disponible si no se reserva volúmenes suficientes para el mercado doméstico.
Retrasos en permisos, financiamiento y aceptación social
Las demoras en permisos ambientales, resistencia comunitaria o falta de capital pueden frenar la puesta en marcha de terminales proyectadas para 2025 o 2026, desplazando el horizonte de abasto.
Impactos de interrupciones externas
Al depender de importaciones —y con almacenamiento limitado—, México es vulnerable ante conflictos internacionales, alzas de precios o cortes en el suministro exterior. Un mercado global competitivo y altibajos en el transporte marítimo pueden agravar el panorama.
Memorando urgente: actitudes estratégicas para prevenir el apagón gasífero en 2026
- Priorización del consumo interno en licitaciones de GNL. Las autoridades deben garantizar que nuevos proyectos contemplen un volumen mínimo reservado para consumo nacional, evitando que la exportación se imponga.
- Inversión regional en gasoductos y conexiones locales. Las zonas del sureste y regiones aisladas necesitan infraestructura para integrar la molécula local en sus redes.
- Ampliación del almacenamiento estratégico. México requiere duplicar o triplicar su capacidad de reserva para sortear días de contingencia o fallas en importaciones.
- Agilidad regulatoria y acompañamiento social. Procedimientos más eficientes para permisos, atención a comunidades y diálogo abierto son fundamentales para que los proyectos no queden en papel.
- Coordinación federal‑estatal. Un marco de cooperación entre gobierno federal, gobiernos estatales y municipios es esencial para garantizar que las ciudades vulnerables no queden rezagadas.
Un plazo ineludible para evitar cortes en 2026
La promesa de México como nodo emergente de GNL tiene sentido en mercados globales, pero sin visible compromiso al suministro interno las ciudades mexicanas podrían enfrentar apagones energéticos en 2026. El reto exige no solo visión de largo plazo, sino decisión política, alineamientos técnicos y responsabilidad social para que el crecimiento exportador no comprometa la estabilidad de la demanda doméstica.
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