La explotación de “yacimientos de geología compleja” contemplada en el Plan Estratégico de Pemex 2025–2035 sí implica el uso de técnicas de fractura hidráulica, reconoció Gustavo Hernández, ingeniero petrolero con amplia trayectoria en la industria energética mexicana y exdirector general de Pemex Exploración y Producción durante el sexenio de Enrique Peña Nieto.
Aunque el plan evita el término “fracking”, Hernández explicó que este tipo de yacimientos de baja permeabilidad se desarrollan a través de mecanismos de estimulación de roca, lo que en los hechos significa fracturamiento hidráulico.
“Ese término de yacimientos de geología compleja es nada más para darle la vuelta a un término que a muchos no les gusta”, dijo el exfuncionario en entrevista con Daily Energy. Según explicó, se trata de formaciones conocidas como lutitas o arenas compactas —también llamados tight resources— que requieren romper la roca para extraer hidrocarburos.
Incluso aclaró que el fracking opera bajo distintos nombres —estimulación hidráulica, estimulación ácida o ecoestimulación— pero todas las técnicas tienen el mismo propósito: fracturar la roca para conectar los poros y extraer el hidrocarburo.
El Plan Estratégico, presentado bajo el gobierno de Claudia Sheinbaum, ha encendido las alertas de organizaciones ambientales como Greenpeace, que recuerdan que el presidente Andrés Manuel López Obrador prometió prohibir el fracking durante su administración. La reinterpretación actual, sostienen, contradice esa herencia política al abrir la puerta a un modelo de explotación señalado por sus altos costos ambientales y el enorme consumo de agua.
En ese sentido, reconoció que la fracturación hidráulica “afecta al medio ambiente” y puede impactar en los mantos acuíferos. Sin embargo, aseguró que “la tecnología ha venido avanzando” y hoy existen métodos menos invasivos que hacen más eficiente el uso de agua.
“Si se emplean técnicas nuevas, vas a requerir menos de lo que Greenpeace se queja ahora”, sostuvo el especialista.
El ingeniero petrolero puso como ejemplo el desarrollo del Eagle Ford Shale en Estados Unidos, que desde principios de los 2000 ha alcanzado una producción de entre cinco y seis millones de barriles de crudo diarios. Para Pemex, aseguró, este tipo de yacimientos “podrían cambiarle la cara a la productividad”.
No obstante, Hernández consideró que antes de dar un paso masivo hacia el fracking en México, Pemex debería optar por un proyecto inicial limitado.
“Me parece que puede haber inicialmente una prueba piloto en algún campo pequeño para demostrar las bondades de ese fracturamiento”, sugirió.
En este contexto, la gran incógnita es si la administración de Claudia Sheinbaum mantendrá la línea oficial de rechazo al fracking heredada de López Obrador, o si permitirá que Pemex avance bajo el nuevo disfraz de “yacimientos de geología compleja”, con el riesgo de encender un nuevo conflicto entre política energética y compromisos ambientales.