Durante más de un siglo, el lujo ha sido un espejo de la sociedad. Lo que antes simbolizaba poder adquisitivo, hoy expresa valores, conciencia ambiental y autenticidad.
El lujo del siglo XXI se define por propósito y experiencia, no por precio o rareza. Las grandes casas —de Burberry a Michael Kors y Coach— han aprendido a adaptarse, preservando su herencia mientras interpretan las demandas de nuevas generaciones.
Burberry: de la gabardina al lujo digital
Fundada en 1856 por Thomas Burberry, la casa británica nació con una visión funcional: ropa resistente y elegante para un público que buscaba durabilidad. En 1879, Burberry patentó la gabardina, un tejido impermeable que se convirtió en símbolo de innovación. Con ella creó el trench coat, utilizado por soldados británicos durante la Primera Guerra Mundial y convertido después en emblema del estilo inglés.
El clásico Burberry Check, lanzado en 1924, consolidó su identidad visual. Sin embargo, el gran giro llegó en la era digital. Bajo el liderazgo de Angela Ahrendts (CEO, 2006-2014) y Christopher Bailey (Director Creativo y luego CEO), la marca fue una de las primeras del lujo en digitalizarse. En 2009, lanzó Art of the Trench, una plataforma social pionera, y en 2010 transmitió sus desfiles en vivo, integrando tecnología, moda y comunidad global.
Hoy, Burberry mantiene su reputación de vanguardia con metas de sostenibilidad ambiciosas: reducir emisiones en un 95 % para 2030 y operar con energía 100 % renovable en todas sus instalaciones principales. Su apuesta demuestra que la herencia y la innovación pueden coexistir sin comprometer la elegancia.
Michael Kors: el lujo accesible que conquistó al mundo
Michael Kors, nacido en Long Island en 1959 (como Karl Anderson Jr.), mostró interés por la moda desde joven y estudió en el Fashion Institute of Technology antes de lanzar su marca homónima en 1981. Su primer éxito fue una colección de sportswear de lujo para mujeres, que combinaba elegancia urbana y practicidad.
Durante los años 2000, su presencia como jurado en el programa Project Runway amplificó su fama global. Para entonces, su firma ya era sinónimo de lujo contemporáneo y asequible, presente en centros comerciales y boutiques de alta gama.
Hoy, Michael Kors Holdings Ltd., parte del conglomerado Capri Holdings, opera en más de 100 países. Su visión democratizó la sofisticación, consolidando el fenómeno del “mass luxury”: productos aspiracionales a precios más accesibles sin sacrificar calidad o identidad estética.
Coach: del taller artesanal al símbolo del estilo americano
Coach Inc. nació en 1941 en Nueva York como un pequeño taller de marroquinería familiar. Inspirado en la suavidad del cuero de los guantes de béisbol, el equipo fundador desarrolló técnicas que se convertirían en sello de la marca.
En 1961, la diseñadora Bonnie Cashin revolucionó su catálogo con nuevos colores, materiales y el icónico cierre turnlock, elementos que consolidaron la identidad moderna de Coach.
Durante los años 80, Lew Frankfort, nuevo CEO, impulsó la expansión internacional y la diversificación hacia accesorios, ropa y fragancias. Pero el renacimiento definitivo llegó con Reed Krakoff (Director Creativo 2000-2013), quien fusionó el legado clásico con un enfoque contemporáneo.
Desde 2013, bajo la dirección creativa de Stuart Vevers, Coach ha apostado por la colaboración artística y la sostenibilidad, con líneas de productos reciclados y campañas que celebran la diversidad. Hoy forma parte del grupo Tapestry Inc., junto a Kate Spade y Stuart Weitzman, y representa el lujo estadounidense con alma artesanal.

De la posesión a la experiencia: el auge del lujo experiencial
El lujo actual ya no se define por lo que se tiene, sino por lo que se vive. Esta tendencia, conocida como lujo experiencial, privilegia la personalización, la conexión emocional y la autenticidad.
Los consumidores —especialmente Millennials y Generación Z— demandan marcas alineadas con sus valores. Según Bain & Company (2025), más del 60 % del crecimiento del mercado del lujo provendrá de estos grupos, que buscan impacto positivo y coherencia ética.
Ejemplo de este cambio es Stella McCartney, pionera del lujo sostenible, quien utiliza materiales reciclados y tecnologías verdes sin renunciar al diseño. Su éxito prueba que la estética y la ética pueden coexistir, redefiniendo lo que significa el lujo.
En la era digital, las experiencias también se trasladan al espacio virtual: pasarelas inmersivas, NFTs de moda y comunidades exclusivas impulsadas por inteligencia artificial. El lujo se vuelve intangible, pero emocionalmente más poderoso.
El nuevo lenguaje del lujo
El futuro del lujo combina tradición, sostenibilidad y tecnología. Las casas históricas se enfrentan a un público que exige trazabilidad, responsabilidad social y autenticidad. Las que respondan con transparencia y creatividad consolidarán su relevancia; las que no, quedarán relegadas al pasado.
El lujo ya no busca deslumbrar, sino trascender: emocionar, inspirar y dejar huella. En tiempos de sobreproducción y fugacidad, la verdadera exclusividad será la integridad.
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