Aranceles Trump y China llegan a acuerdo durante 90 días

La decisión del presidente Donald Trump de imponer, y luego retirar, aranceles de tres dígitos a los productos chinos durante…

Hace 22 horas
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EUA - China
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La decisión del presidente Donald Trump de imponer, y luego retirar, aranceles de tres dígitos a los productos chinos durante el mes pasado demostró el poder y el alcance global de la política comercial estadounidense. Pero también dejó en evidencia las limitaciones del enfoque agresivo de Trump.

Los aranceles sobre los productos chinos, que Estados Unidos aumentó hasta un mínimo del 145 por ciento a principios de abril, paralizaron gran parte del comercio entre ambos países. Hicieron que las empresas redirigieran sus negocios a nivel mundial, importando menos de China y más de otros países como Vietnam y México. Obligaron a cerrar fábricas chinas y llevaron a algunos importadores estadounidenses al borde de la quiebra.

Al final, los aranceles afectaron demasiado a las empresas estadounidenses como para que Trump pudiera mantenerlos. En pocas semanas, los funcionarios de Trump dijeron que los aranceles que el presidente había decidido imponer a uno de los mayores socios comerciales de Estados Unidos eran insostenibles, y que estaban tratando de reducirlos.

Las conversaciones comerciales entre las mayores economías del mundo, celebradas este fin de semana en Ginebra, concluyeron con un acuerdo para reducir los duros gravámenes que se habían impuesto mutuamente en un porcentaje mucho mayor de lo que muchos analistas habían previsto. Las importaciones chinas se enfrentarán a un impuesto mínimo del 30 por ciento, frente al 145 por ciento. China reducirá sus aranceles sobre los productos estadounidenses del 125 por ciento al 10 por ciento. Los dos países también acordaron mantener conversaciones para estabilizar la relación.

Queda por ver qué acuerdos pueden alcanzarse en futuras negociaciones. Pero las conversaciones de este fin de semana, y el caos arancelario del mes pasado, no parecieron generar ninguna otra concesión inmediata por parte de China, aparte del compromiso de seguir hablando. Eso ha puesto en duda que las perturbaciones comerciales del mes pasado —que llevaron a muchas empresas estadounidenses a cancelar pedidos de importaciones chinas, congelar planes de expansión y advertir sobre precios más altos— hayan valido la pena.

“El acuerdo de Ginebra representa una retirada casi completa de Estados Unidos que reivindica la decisión de Xi de tomar represalias enérgicas”, afirmó Scott Kennedy, experto en China del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, refiriéndose a Xi Jinping, el dirigente chino.

Aunque Trump y sus asesores sostienen que Estados Unidos tiene las cartas más fuertes en las negociaciones comerciales, la aquiescencia del presidente reveló algunas de las limitaciones de su apuesta.

Mediante sus denominados aranceles recíprocos y gravámenes maximalistas a China, el presidente del “arte de la negociación” está empleando una estrategia que consiste en fabricar crisis comerciales con la esperanza de extraer rápidas concesiones económicas. Pero al enfrentarse a una potencia económica con un poderío similar y quizá más dispuesta a soportar penurias, Trump optó por retirarse, declarando como victoria el acuerdo de China de unirse a él en la mesa de negociaciones.

Por la parte estadounidense, los funcionarios dijeron esencialmente que habían determinado que no querían —ni pretendían— seguir el camino que los aranceles del presidente habían marcado a Estados Unidos, de desvincular totalmente su economía de China.

“Hemos llegado a la conclusión de que tenemos un interés compartido”, dijo el secretario del Tesoro, Scott Bessent, en una conferencia de prensa en Ginebra. “El consenso de ambas delegaciones es que ninguna de las partes quería una desvinculación”.

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Mario Becerril
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