Nuevos contratos mixtos de Pemex: 14 postores y una apuesta estratégica

Con 14 propuestas recibidas en su nueva ronda de contratos, Pemex impulsa esquemas mixtos que podrían redefinir su estrategia exploratoria sin abrir licitaciones.

Hace 2 horas
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Un modelo híbrido para una era de restricciones

En un momento en que México mantiene suspendidas las rondas petroleras y enfrenta presión presupuestaria, Petróleos Mexicanos (Pemex) ha dado un giro táctico con sus esquemas de contratos mixtos. El pasado 11 de julio, durante una sesión de presentación de propuestas organizada por la Empresa Productiva del Estado, se recibieron 14 ofertas técnicas y económicas de empresas nacionales y extranjeras interesadas en operar campos terrestres bajo esta figura contractual.

Lejos de tratarse de una licitación pública como las de la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) entre 2015 y 2018, esta estrategia responde a una lógica interna: maximizar la recuperación de recursos con recursos limitados, sin ceder control. Los contratos mixtos permiten a Pemex asociarse con operadores privados bajo esquemas en los que el socio aporta capital, tecnología y conocimiento operativo, mientras la petrolera estatal conserva la titularidad del área y la comercialización de hidrocarburos.

Entre los postores destacan compañías mexicanas como Jaguar Exploración y Producción y Perseus, así como empresas internacionales como la colombiana Geopark. Los bloques ofertados se localizan principalmente en Veracruz, Tabasco y Chiapas, regiones clave del portafolio terrestre de Pemex.

Campos maduros y nuevos socios: el objetivo no es menor

Esta ronda incluye áreas que ya cuentan con infraestructura o con potencial remanente no explotado. De acuerdo con fuentes cercanas al proceso, los campos ofrecen un riesgo técnico menor y requieren una inversión inicial contenida, lo que los vuelve atractivos para empresas independientes y con experiencia regional.

El objetivo es claro: incrementar la producción sin elevar el endeudamiento de Pemex, cuya carga financiera supera los 101 mil millones de dólares. A través de este modelo, la empresa transfiere parte del riesgo y comparte los costos operativos, sin comprometer su estatus de operador principal.

Los contratos mixtos también ofrecen un incentivo alineado con el desempeño. A diferencia de un simple contrato de servicios, el socio puede beneficiarse de una retribución basada en la producción alcanzada, lo que fomenta eficiencia y resultados.

Esta estrategia ya había sido esbozada en sexenios anteriores, pero en 2023 y 2024 ha tomado fuerza. Durante el actual sexenio, la CNH ha reportado más de 30 áreas operadas por Pemex con posibilidad de asociación. No obstante, el uso de contratos mixtos ha sido el mecanismo preferido ante la imposibilidad de lanzar nuevas rondas bajo la Ley de Hidrocarburos.

Transparencia, competencia y señales mixtas al mercado

El proceso, sin embargo, no ha estado exento de cuestionamientos. Diversos analistas han señalado que, si bien no se trata de licitaciones públicas abiertas, el esquema debería fortalecer sus mecanismos de transparencia y evaluación. La selección de socios por invitación o mediante concursos restringidos reduce la competencia efectiva y podría limitar el acceso de operadores con capacidades técnicas comprobadas.

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Pese a ello, algunos expertos consideran que esta alternativa —aunque imperfecta— representa un puente viable entre la rigidez presupuestaria y la necesidad de incrementar la actividad exploratoria. Según Gonzalo Monroy, director de GMEC, los contratos mixtos “permiten dinamismo sin romper con la narrativa política actual”, ya que no implican nuevas asignaciones ni rondas abiertas, pero sí canalizan inversión privada hacia campos de baja rentabilidad para Pemex en solitario.

Además, el interés mostrado por 14 postores sugiere que el modelo, aunque acotado, mantiene atractivo. Las condiciones técnicas, la certidumbre fiscal y la posibilidad de operar bajo el paraguas de Pemex siguen siendo valiosas para muchas empresas independientes, especialmente en un contexto de precios estables y una mayor disciplina de capital en la industria.

¿Se consolida una nueva lógica de asociaciones?

La recepción de múltiples ofertas para estos contratos mixtos marca un punto de inflexión en la estrategia de exploración terrestre de Pemex. En lugar de esperar a que regresen las rondas de licitación, la petrolera estatal está optando por adaptar su marco contractual para atraer inversión, acelerar proyectos y mantener control.

Este esquema no solo permite aprovechar el conocimiento técnico de privados en campos maduros o marginales, sino que también le permite a Pemex preservar soberanía operativa y limitar los compromisos financieros, una combinación políticamente viable y financieramente atractiva.

El resultado de esta ronda aún debe ser validado y los contratos adjudicados, lo que se espera ocurra antes de finalizar 2025. Si los modelos funcionan y las asociaciones generan producción real en corto plazo, podrían establecer una nueva normalidad contractual para Pemex en un entorno donde las rondas CNH permanecen fuera del radar.

Para las empresas privadas, los contratos mixtos representan una oportunidad para insertarse —o permanecer— en el sector upstream mexicano, sin esperar un cambio político. Y para el Estado, constituyen una vía para mantener la actividad en campos que de otro modo seguirían subexplotados.

Contratos mixtos: una herramienta pragmática para un entorno complejo

El renovado interés por los contratos mixtos de Pemex pone de relieve la necesidad de adaptarse sin renunciar al objetivo estratégico de recuperar la producción nacional. Frente a restricciones fiscales, limitaciones ideológicas y falta de nuevas rondas, esta figura contractual aparece como una solución intermedia que puede —con reglas claras y socios adecuados— ofrecer resultados concretos.

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