La descarbonización de las operaciones de Pemex: ¿Es factible?

En pleno avance global hacia la transición energética, Pemex enfrenta presiones crecientes para reducir sus emisiones. Este artículo analiza si la descarbonización de sus operaciones es técnica y financieramente viable, considerando su infraestructura, marcos regulatorios y alianzas estratégicas.

Hace 6 horas
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Contexto global y presión local: Pemex ante la transición energética

La descarbonización del sector energético se ha convertido en una prioridad internacional. Organismos como la Agencia Internacional de Energía (IEA) y la ONU han señalado que las empresas petroleras deben reducir drásticamente sus emisiones para limitar el calentamiento global a 1.5 °C. En este escenario, Pemex —la petrolera estatal más importante de México— enfrenta un dilema estructural: cómo continuar siendo económicamente viable sin desatender las metas ambientales del país.

México ha ratificado compromisos ante el Acuerdo de París y recientemente actualizó sus Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés) para alcanzar una reducción del 35% de gases de efecto invernadero al año 2030. Si bien el gobierno federal ha defendido el papel estratégico de Pemex como palanca de desarrollo, también ha comenzado a integrar narrativas sobre sostenibilidad y eficiencia energética en sus planes.

El peso de las emisiones: ¿dónde y cuánto contamina Pemex?

De acuerdo con el Inventario Nacional de Emisiones de Gases de Efecto Invernadero (INECC, 2023), el sector petróleo y gas contribuye con cerca del 20% de las emisiones totales de México. Pemex, por su tamaño, representa una porción sustancial de estas emisiones, especialmente en procesos de refinación, quema de gas natural (flaring) y fugas de metano en instalaciones terrestres y marinas.

Un reporte reciente de Carbon Tracker (2024) señala que las emisiones de metano en campos operados por Pemex superan en intensidad a las de empresas privadas que operan bajo contratos con la CNH. Esta diferencia se explica en parte por la antigüedad de la infraestructura, falta de medición continua y escasa inversión en tecnologías de detección temprana.

Estrategias para una descarbonización gradual pero efectiva

Pese a los retos, existen mecanismos viables para que Pemex inicie una transición ordenada hacia operaciones más limpias:

1. Reducción del flaring y fugas de metano

En 2024, la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA) presentó una regulación para limitar el venteo y quema de gas. Si se implementa correctamente, Pemex podría reducir hasta un 40% de sus emisiones fugitivas, según estimaciones del Environmental Defense Fund (EDF).

Adicionalmente, alianzas con organismos como el Methane Guiding Principles y acceso a tecnología satelital podrían mejorar el monitoreo continuo, reduciendo las pérdidas y mejorando la eficiencia operativa.

2. Optimización energética en refinerías

Las seis refinerías operadas por Pemex —incluyendo la nueva refinería Olmeca en Dos Bocas— tienen un enorme potencial de mejora en eficiencia energética. La implementación de cogeneración, sistemas de recuperación de calor y modernización de calderas podría reducir significativamente su consumo energético y sus emisiones de CO₂.

En Tula, por ejemplo, Pemex probó un sistema piloto de cogeneración en 2022 con resultados positivos, pero su escalamiento ha sido lento por restricciones presupuestales.

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3. Captura y almacenamiento de carbono (CCUS)

México cuenta con potencial geológico para almacenamiento de CO₂, especialmente en campos maduros y yacimientos agotados. Si Pemex implementara proyectos piloto de captura de carbono en sus procesos industriales —como ya lo hacen Petrobras o Saudi Aramco— podría avanzar hacia una reducción neta de emisiones, al menos en sus actividades más intensivas.

En 2023, la CNH aprobó una iniciativa conjunta entre Pemex Exploración y Producción (PEP) y el IMP para evaluar sitios de almacenamiento profundo en campos del Golfo de México.

4. Aprovechamiento del hidrógeno y electrificación

Pemex ya produce hidrógeno gris en sus plantas, pero podría migrar hacia el hidrógeno verde o azul para sus procesos industriales, especialmente en refinerías. Además, electrificar ciertos procesos con fuentes renovables (como ocurre en instalaciones offshore noruegas) representaría un cambio estructural hacia la descarbonización.

No obstante, estos cambios requieren inversión sostenida, voluntad política y colaboración con el sector privado, condiciones aún limitadas en el entorno actual de Pemex.

¿Es factible la descarbonización de Pemex?

La descarbonización de las operaciones de Pemex es factible en términos técnicos, pero enfrenta barreras institucionales, presupuestales y regulatorias que no pueden ignorarse. La empresa tiene la capacidad humana y tecnológica para avanzar, pero requiere una hoja de ruta clara, con metas verificables y un esquema de gobernanza robusto.

En un contexto donde inversionistas, mercados internacionales y organismos multilaterales presionan por mayor transparencia climática, Pemex no puede mantenerse al margen. Avanzar hacia operaciones más limpias no es solo una obligación ambiental, sino una estrategia de supervivencia en un mercado energético global cada vez más competitivo y regulado.

Pemex frente al futuro climático: decisiones que no pueden postergarse

La descarbonización de las operaciones de Pemex ya no es una opción futurista ni un gesto simbólico: es una necesidad estratégica para asegurar su permanencia como actor relevante en el nuevo orden energético. México necesita que su empresa estatal se modernice, reduzca su huella de carbono y demuestre liderazgo climático.

Quedarse atrás implicaría perder acceso a financiamiento verde, arriesgar exportaciones y comprometer metas climáticas nacionales. El momento de actuar es ahora.

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