El mercado de GNL en México: Infraestructura y demanda creciente

México entra a una nueva etapa energética con la expansión del mercado de GNL. Terminales de licuefacción y regasificación perfilan un cambio geoeconómico clave.

JULIO 30 , 2025
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El mercado de GNL en México se encuentra en plena transformación. Impulsado por una demanda energética creciente, por la necesidad de diversificar las fuentes de suministro y por la posición geográfica estratégica del país, México está avanzando hacia una expansión histórica de su infraestructura de gas natural licuado (GNL). Esta expansión no solo responde a necesidades internas, sino también al atractivo del mercado global, particularmente de Asia, que busca rutas alternativas y confiables para abastecerse tras las disrupciones en Europa del Este y el Medio Oriente.

Terminales estratégicas: expansión de regasificación y licuefacción

Hasta hace pocos años, la infraestructura de GNL en México estaba centrada en tres terminales de regasificación: Altamira (Tamaulipas), Manzanillo (Colima) y Energía Costa Azul (Baja California). Estas terminales permiten convertir el GNL importado a estado gaseoso para su distribución en redes industriales y eléctricas. Sin embargo, desde 2022 se ha intensificado la planeación y desarrollo de terminales de licuefacción, orientadas a la exportación.

Entre los proyectos más destacados están:

  • México Pacific LNG, en Puerto Libertad, Sonora, con una inversión estimada en más de 13,000 millones de dólares, busca exportar hasta 14 millones de toneladas anuales de GNL hacia Asia, utilizando gas del suroeste de EE.UU.
  • Sempra Infrastructure, que desarrolla una expansión en su terminal Costa Azul LNG en Ensenada, con una fase inicial de 3.25 millones de toneladas anuales y potencial para crecer.
  • Vista Pacífico LNG, en Topolobampo (Sinaloa), vinculado a infraestructura de transporte del gas de Texas.
  • Amigo LNG, otra iniciativa en el Pacífico mexicano, diseñada para aprovechar rutas más cortas hacia Japón, Corea del Sur y China.

La ventaja competitiva mexicana radica en su acceso directo al gas abundante y barato del Permian Basin, además de su ubicación en costas con salida directa a mercados estratégicos. Esta coyuntura ha detonado el interés de inversionistas internacionales, incluidos fondos asiáticos, europeos y estadounidenses.

Consumo doméstico: presión creciente y brechas de cobertura

El crecimiento del mercado de GNL en México no se explica solo por su perfil exportador. Internamente, la demanda de gas natural ha crecido más del 25% en la última década, principalmente por la sustitución de combustóleo y carbón en la generación eléctrica, y por el aumento en el uso industrial.

En regiones aisladas del sistema nacional de gasoductos, como Baja California Sur y la Península de Yucatán, el GNL ha sido una solución viable. La terminal flotante de Pichilingue, operada por New Fortress Energy, ha permitido suministrar gas a centrales de ciclo combinado y reducir los costos energéticos en La Paz. De igual forma, se estudia replicar este modelo en otros puntos con baja cobertura de red.

Sin embargo, el sistema enfrenta retos importantes:

  • Alta dependencia de importaciones (más del 65% del gas consumido es de origen estadounidense).
  • Ausencia de almacenamiento estratégico, lo que limita la seguridad energética ante interrupciones.
  • Desigualdad regional en la distribución y acceso al gas natural, especialmente en el sur y sureste.
  • Restricciones de capacidad en ductos claves, como los que cruzan desde Texas a Nuevo León y Chihuahua.

Estos factores, si no son corregidos, podrían frenar el impacto positivo del GNL sobre el desarrollo nacional. La infraestructura debe orientarse tanto a la exportación como a resolver cuellos de botella internos.

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Proyecciones económicas y desafíos para 2030

El potencial del mercado de GNL en México no es meramente energético: también tiene un fuerte impacto económico. Según la firma Rystad Energy, México podría generar hasta 40,000 millones de dólares en exportaciones de GNL anuales para 2030, si logra consolidar sus proyectos actuales. Esto abriría una nueva fuente de ingresos para el país y dinamizaría las economías locales en Sonora, Sinaloa, Baja California y Tamaulipas.

No obstante, varios desafíos deben atenderse para capitalizar este auge:

  1. Certidumbre regulatoria: Inversionistas han expresado preocupaciones sobre cambios de reglas, retrasos en permisos de CRE y SENER, y falta de coordinación interinstitucional.
  2. Sostenibilidad ambiental: Los megaproyectos de GNL deben integrarse a políticas climáticas nacionales, garantizando reducciones de emisiones y mejores estándares técnicos.
  3. Valor agregado local: Es clave que estos desarrollos incluyan contratación de proveedores nacionales, capacitación técnica y beneficios sociales en las comunidades.

En cuanto a innovación, se abren posibilidades en el uso dual del GNL, como combustible para el transporte marítimo y terrestre, así como en el almacenamiento en pequeña escala para regiones rurales o sistemas aislados.

México, ante una oportunidad estratégica de largo plazo

El mercado de GNL en México representa una palanca estratégica para diversificar la matriz energética, potenciar las exportaciones y fortalecer la soberanía energética. Pero el éxito de este proceso no será automático. Requiere visión de largo plazo, colaboración entre gobierno e industria, y una estrategia energética coherente con los compromisos de sostenibilidad.

México tiene la oportunidad real de posicionarse como una potencia regional de GNL. La infraestructura ya está en marcha; ahora, la clave será gestionar este crecimiento con inteligencia, planificación y equidad territorial.

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