En medio de la presión global por garantizar el suministro energético, la nueva frontera petrolera en Sudamérica emerge como un eje estratégico que reconfigura las prioridades de inversión de las grandes multinacionales. Con hallazgos recientes de magnitud histórica en Brasil y el potencial consolidado de Vaca Muerta en Argentina, la región se posiciona como el escenario de exploración más prometedor del planeta.
Brasil: el resurgir en aguas ultraprofundas
La industria petrolera brasileña vuelve a ocupar titulares con el descubrimiento de Bumerangue, un yacimiento anunciado por BP a inicios de mes. Situado a 400 kilómetros de la costa de Río de Janeiro, este hallazgo es considerado el más importante de la compañía en los últimos 25 años. Si su viabilidad técnica y comercial se confirma, podría abrir una nueva fase de desarrollo en la cuenca, complementando las operaciones en tres gigantescos campos ya gestionados por Petrobras.
El atractivo de Brasil no es nuevo. Hace casi dos décadas, la exploración en aguas profundas y ultraprofundas bajo capas de sal —los llamados yacimientos pre-sal— convirtió al país en uno de los principales productores mundiales. Lo que cambia hoy es la escala de las oportunidades y la diversificación de operadores internacionales, dispuestos a asumir inversiones de largo plazo pese a la complejidad geológica y logística.
Argentina: Vaca Muerta como ancla económica
En el Cono Sur, Argentina ha convertido la formación de esquisto Vaca Muerta en un pilar de su estrategia energética y fiscal. Ante una prolongada inestabilidad económica, el gobierno de Buenos Aires apuesta por este recurso como un motor para atraer divisas, incrementar exportaciones y reducir la dependencia de importaciones energéticas.
Entre 2020 y 2024, el sector de hidrocarburos representó en promedio el 31% de las ventas externas, según datos de la Asociación Colombiana de Ingenieros de Petróleos (Acipet). Este indicador confirma que el petróleo sigue siendo un activo central para las economías sudamericanas, aun en un contexto de transición energética y presiones ambientales.
Guyana: el nuevo jugador de peso
La irrupción de Guyana en el tablero petrolero internacional ha sido meteórica. Tras una serie de descubrimientos de ExxonMobil en sus aguas, el país se ha convertido en el mercado de perforación fronterizo más activo de América Latina y el Caribe. Su rápido ascenso confirma que la nueva frontera petrolera en Sudamérica no se limita a las potencias tradicionales, sino que incluye a actores emergentes capaces de atraer flujos de inversión masivos.
Venezuela y Colombia: oportunidades latentes
Mientras Argentina, Brasil y Guyana concentran el interés global, otros productores de la región enfrentan realidades más complejas. Venezuela, que alguna vez lideró la producción regional, se encuentra atrapada en un ciclo de crisis política, económica y medioambiental que condiciona su futuro petrolero. Colombia, por su parte, experimenta un descenso en el ritmo de incorporación de reservas, aunque conserva potencial en exploración costa afuera y en campos maduros.
Desafíos para sostener el auge
Convertirse en la nueva frontera petrolera en Sudamérica no está exento de retos. La volatilidad política, los debates sobre transición energética y las exigencias regulatorias internacionales obligan a que los proyectos incorporen criterios de sostenibilidad y gobernanza. Además, la presión por diversificar matrices energéticas podría acelerar la ventana de tiempo para aprovechar los nuevos yacimientos.
En este escenario, la clave será equilibrar la atracción de inversión con políticas claras que permitan desarrollar los recursos sin descuidar compromisos climáticos. El petróleo pesado y los recursos no convencionales, aún demandados en el mercado global, deben gestionarse bajo estándares que minimicen impactos sociales y ambientales.
Un futuro definido por decisiones estratégicas
El avance de Brasil, Argentina y Guyana en el mapa energético global no solo responde a hallazgos geológicos, sino a la capacidad de diseñar marcos regulatorios y estrategias nacionales que garanticen competitividad. La ventana de oportunidad es limitada: la transición energética avanza y las inversiones se orientarán hacia mercados que combinen seguridad jurídica, estabilidad macroeconómica y proyección a largo plazo.
Sudamérica en el umbral de un cambio histórico
El ascenso de la nueva frontera petrolera en Sudamérica es una oportunidad que puede redefinir el peso geopolítico y económico de la región durante las próximas décadas. Sin embargo, este impulso solo se consolidará si los países logran transformar la riqueza del subsuelo en desarrollo sostenible, infraestructura moderna y diversificación económica. De lo contrario, el auge corre el riesgo de convertirse en un episodio más en la historia cíclica de los recursos naturales en la región.
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