De los pozos a la piel: historia cosméticos petróleo y su influencia en la industria de la belleza

La industria cosmética moderna debe mucho a la química del petróleo. Desde principios del siglo XX, sus derivados redefinieron la belleza, la textura y la duración del maquillaje.

Hace 5 horas
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A lo largo del siglo XX, el petróleo dejó de ser solo el combustible del mundo industrial para transformarse también en un ingrediente clave de la estética humana. La historia cosméticos petróleo revela un vínculo tan profundo como desconocido: desde la vaselina hasta sofisticados polímeros en cremas antiedad, los derivados del crudo han sido la base invisible de productos que hoy consideramos esenciales para el cuidado personal.

Belleza embotellada: el origen petroquímico de los cosméticos modernos

El vínculo entre el petróleo y los cosméticos comenzó a consolidarse en el siglo XIX con el descubrimiento de la vaselina en 1859, producto de la destilación de residuos del petróleo. Robert Chesebrough, su inventor, fundó la empresa Vaseline y abrió paso a una nueva era de productos emolientes y protectores. A partir de entonces, las petrolato, parafinas líquidas y aceites minerales —todos derivados del crudo— se convirtieron en bases estándar en cremas, labiales, bases de maquillaje y más.

Durante el auge industrial de la posguerra, la industria cosmética encontró en los polímerossintéticos una mina de posibilidades. Ingredientes como el polietileno, el propilenglicol o laparafina líquida permitieron texturas más suaves, fórmulas más estables y productos más accesibles a gran escala. Compañías icónicas como L’Oréal, Estée Lauder y Revlon incorporaron estos compuestos en su cadena de suministro, al tiempo que se ampliaba la gama de opciones en el mercado masivo.

Entre la innovación química y la controversia ambiental

El uso de derivados del petróleo en la cosmética no solo revolucionó el diseño y conservación de productos, también provocó críticas desde diversas trincheras. Organizaciones ambientales y médicas han señalado los riesgos potenciales para la salud y el ecosistema de ciertos ingredientes derivados del crudo, como los microplásticos y los disruptores endocrinos.

En un informe de 2023 de la Environmental Working Group (EWG), se destacó que más del 75% de los cosméticos convencionales contienen ingredientes derivados del petróleo, muchos de los cuales no están regulados de forma estricta en diversas jurisdicciones. Esto ha impulsado la demanda de productos “libres de petroquímicos” y ha motivado a marcas como The Body Shop, Dr. Hauschka o Lush a reformular productos en favor de ingredientes vegetales.

Sin embargo, el reemplazo no siempre es sencillo. La funcionalidad de los derivados petroquímicos, en términos de estabilidad y rendimiento, sigue siendo difícil de igualar por compuestos naturales. Esto ha abierto un debate técnico en la industria sobre cómo lograr fórmulas limpias sin sacrificar efectividad ni accesibilidad.

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Desafíos y reconfiguración: hacia una cosmética post-petróleo

Hoy, la industria se enfrenta al doble desafío de reducir su huella de carbono y reformular sus ingredientes base sin perder competitividad. De acuerdo con el Global Cosmetic Industry Report 2024, se estima que para 2030 al menos el 40% de las grandes marcas sustituirán parcialmente los derivados fósiles por ingredientes biotecnológicos, como lípidos derivados de algas, azúcares fermentados o aceites vegetales modificados.

Iniciativas como la de L’Oréal con su «Green Sciences» o el desarrollo de polímeros biodegradables por parte de BASF Care Chemicals están marcando una transición progresiva. Asimismo, países como Francia y Alemania han comenzado a legislar contra el uso de ciertos componentes derivados del petróleo, como los microplásticos exfoliantes o las siliconas no biodegradables.

En América Latina, el avance es desigual. Si bien México y Brasil han registrado avances en cosmética orgánica, el acceso a tecnologías limpias aún es limitado. Sin embargo, el crecimiento del mercado de consumidores conscientes presiona por cambios tanto en la regulación como en la cadena de suministro.

¿Belleza sin crudo? Un nuevo paradigma en construcción

La historia cosméticos petróleo está lejos de terminar, pero atraviesa una etapa crítica de evolución. A medida que las exigencias de sostenibilidad y salud ganan protagonismo, la industria se ve forzada a innovar desde sus cimientos. Ya no basta con un empaque reciclable: lo que está en juego es la redefinición misma de los ingredientes básicos.

El tránsito hacia una cosmética sin petróleo no será inmediato ni universal, pero marca el inicio de una nueva era en la que la belleza, la química y la ética deberán convivir de manera armónica. Las empresas que lideren este proceso no solo responderán a las nuevas exigencias del mercado, sino que también contribuirán a reducir la dependencia de una de las materias primas más controvertidas del siglo XXI.

Belleza, química y conciencia: hacia una estética más transparente

Comprender el origen y los impactos de lo que usamos en nuestra piel no es solo una cuestión de salud o moda, sino una decisión informada que conecta con el planeta. La historia cosméticos petróleo nos recuerda que la industria de la belleza, al igual que muchas otras, está intrínsecamente ligada a la era del petróleo. Sin embargo, también tiene el poder —y la responsabilidad— de liderar una transición hacia fórmulas más limpias, eficientes y sostenibles. Porque la belleza del futuro no solo se verá mejor, sino que será más consciente de su origen.

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