El petróleo offshore Angola ha redibujado el mapa energético del sur del Golfo de Guinea. En medio del Atlántico, plataformas flotantes y nodos logísticos conectan las profundidades oceánicas con el comercio mundial. Angola, el segundo productor de crudo en África, ha apostado por un modelo offshore tecnificado, resiliente y altamente exportador.
Angola, del crudo onshore a las aguas ultraprofundas
En 2025, Angola produce en promedio 1.1 millones de barriles diarios, de los cuales más del 70 % provienen de campos offshore, según datos de la OPEP y la Agencia Internacional de Energía (IEA). La exploración marítima comenzó en los años 90, pero fue en la última década cuando el país consolidó su perfil de potencia energética en aguas profundas (1,500–2,000 metros).
La petrolera estatal Sonangol, en colaboración con TotalEnergies, Chevron, BP y Eni, lidera esta transición. Los bloques más productivos —como 17, 31 y 32— concentran operaciones de extracción sostenida, baja conflictividad y alta rentabilidad. Esta evolución ha reducido la dependencia del petróleo terrestre, más costoso y sujeto a mayores tensiones sociales.
Kaombo: dos gigantes flotantes en el Golfo de Guinea
El proyecto más ambicioso del país es Kaombo, ubicado en el bloque 32, a más de 260 kilómetros de la costa angoleña. Este campo opera con dos FPSO (Floating Production Storage and Offloading): Kaombo Norte y Kaombo Sul, ambos desarrollados por TotalEnergies. Juntos, tienen capacidad de procesar hasta 230,000 barriles diarios y almacenar más de 3 millones de barriles en total.
Las unidades extraen crudo desde seis yacimientos mediante 59 pozos conectados a través de una red submarina de 300 km de ductos. A diferencia de los oleoductos convencionales, estos FPSO permiten transferencias directas a buques cisterna en altamar, acortando los tiempos logísticos.
Kaombo es también un ejemplo de recuperación secundaria: emplea gas asociado para reinyección y generación interna, reduciendo emisiones y mejorando la eficiencia. TotalEnergies considera el proyecto como “referente mundial en producción offshore integrada”.
Logística costera: Luanda, Soyo y el gas natural licuado
El corredor offshore angoleño no termina en el mar. El puerto de Luanda y el terminal de Soyo, en el noroeste del país, conforman la base logística del modelo energético. Soyo alberga la planta Angola LNG, una de las más modernas de África, con capacidad para procesar 5.2 millones de toneladas anuales de gas natural licuado.
Operada por Chevron junto con Sonangol, TotalEnergies y BP, Angola LNG permite monetizar el gas asociado que antes se quemaba. Según cifras de 2024, cerca del 25 % del gas producido offshore en Angola se procesa localmente, reduciendo emisiones y ampliando las exportaciones energéticas a Asia y Europa.
Además, Soyo conecta con campos offshore mediante ductos submarinos y líneas de suministro. Esta integración offshore-onshore convierte a Angola en uno de los pocos países africanos con infraestructura gasífera a escala comercial.
Marco regulatorio y nuevas concesiones
Para sostener la inversión, Angola reformó su legislación petrolera desde 2019 y creó la Agencia Nacional de Petróleo, Gas y Biocombustibles (ANPG), que reemplazó a Sonangol en su rol regulador. Este cambio ha mejorado la transparencia en licitaciones, atrayendo nuevos actores en las rondas de bloques entre 2021 y 2025.
En 2023 y 2024, se asignaron concesiones offshore en bloques marginales a empresas como Eni, CNOOC y Seadrill. Los nuevos contratos incluyen cláusulas de contenido local, capacitación técnica y compromiso ambiental. Según ANPG, las inversiones acumuladas en el sector offshore angoleño superan los US$70,000 millones.
Además, Angola implementó políticas de digitalización en monitoreo de pozos, análisis sísmico 4D y mantenimiento predictivo en plataformas marinas. Estas herramientas reducen los tiempos de inactividad, mejoran la seguridad operativa y hacen más atractiva la región para inversores tecnológicos.
Riesgos, transición y oportunidades hacia 2030
Pese a su liderazgo offshore, Angola enfrenta retos estructurales. Muchos de sus campos maduros están en declive, lo que exige invertir en recuperación secundaria y nuevos descubrimientos. La volatilidad del precio internacional también pone presión sobre el presupuesto público, que depende en más del 40 % de los ingresos petroleros.
Al mismo tiempo, la transición energética global obliga a diversificar. En 2024, el gobierno lanzó la Estrategia Nacional de Energía 2030, que busca ampliar la participación de gas, hidrógeno y energías renovables, sin abandonar el petróleo como eje exportador.
La participación de empresas asiáticas, particularmente chinas, crece en proyectos de refinación, logística y exploración. Esta presencia refuerza la posición geopolítica de Angola, que equilibra alianzas entre Occidente y Oriente, garantizando estabilidad a sus corredores invisibles.
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