La propuesta del Gobierno de México para imponer un arancel de 50% a los autos importados de países sin tratado de libre comercio afectará principalmente a las armadoras chinas, particularmente a BYD, y podría frenar el crecimiento del mercado de autos eléctricos en el país, alertaron analistas del sector.
El incremento arancelario, anunciado el miércoles, aplicaría tanto a vehículos eléctricos como de combustión interna provenientes de naciones como China, Corea del Sur, India, Indonesia y Rusia. No obstante, especialistas señalaron que en la práctica el mayor impacto será para los autos eléctricos de origen chino, que han ganado participación en México en los últimos dos años.
BYD y Tesla, entre los principales afectados
De acuerdo con los analistas, BYD y Tesla serían los grandes perdedores de la medida, ya que buena parte de los modelos de ambas marcas destinados al mercado mexicano se producen en China. La disposición no afectará a los llamados “Tres Grandes” fabricantes estadounidenses (General Motors, Ford y Stellantis), que cuentan con producción local y están amparados por el T-MEC.
El impuesto tiene el potencial de transformar el mercado automotor de más rápido crecimiento de Norteamérica y limitar el avance de las marcas chinas que han apostado por México como puerta de entrada a la región.
En 2023, el Gobierno de México ya había incrementado el arancel de cero a 15% para los vehículos eléctricos fabricados en China. La nueva propuesta eleva el gravamen a 50%, con lo que busca proteger a la industria automotriz nacional y fomentar mayor inversión en producción local.
El plan deberá ser discutido y aprobado en el Congreso de la Unión, donde el partido Morena, liderado por la presidenta Claudia Sheinbaum, tiene mayoría, lo que podría facilitar su aprobación.
Análisis económico: impulso al nearshoring
Expertos en comercio internacional señalan que el aumento arancelario podría acelerar la llegada de inversiones de armadoras chinas a México, ya que producir en territorio nacional les permitiría esquivar el impuesto y beneficiarse del acceso preferencial a Estados Unidos y Canadá a través del T-MEC. Este escenario podría detonar proyectos de nearshoring, creación de empleos y transferencia de tecnología, pero al mismo tiempo representaría un reto para la cadena de suministro y la infraestructura energética del país, que tendría que adaptarse para abastecer una mayor producción automotriz.
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