Captura y almacenamiento de carbono en refinerías: tecnología clave para descarbonizar el petróleo

Las refinerías enfrentan presión para reducir emisiones. ¿Puede la captura y almacenamiento de carbono ser una solución efectiva? Un análisis técnico y estratégico del papel del CCS en el sector hidrocarburos.

Hace 54 minutos
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La captura y almacenamiento de carbono en refinerías se perfila como una de las herramientas más discutidas para enfrentar el dilema climático en el corazón del sector energético. Con la presión creciente de reguladores, inversionistas y consumidores por reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, las tecnologías CCS (Carbon Capture and Storage) emergen como una alternativa concreta, aunque no exenta de interrogantes técnicos, económicos y estratégicos.

El papel del carbono en las refinerías: un reto estructural

Las refinerías de petróleo están entre los emisores industriales más significativos de dióxido de carbono. Según la Agencia Internacional de Energía (IEA), este segmento contribuye con alrededor de 1 gigatonelada de CO₂ por año, lo que equivale al 3% de las emisiones globales de energía. El grueso de estas emisiones proviene de procesos térmicos intensivos, como el craqueo catalítico y la destilación atmosférica.

Ante ese escenario, compañías como Shell, Repsol y ExxonMobil ya han puesto en marcha proyectos piloto y comerciales de captura de carbono directamente en sus plantas. Por ejemplo, la refinería Scotford en Canadá (Shell) ha logrado capturar más de 5 millones de toneladas de CO₂ desde 2015, gracias al proyecto Quest, considerado un modelo pionero.

Tecnologías CCS aplicadas al sector de hidrocarburos

La captura y almacenamiento de carbono en refinerías se estructura en tres fases clave: captura del CO₂ (postcombustión o precombustión), transporte y almacenamiento geológico. En el entorno de las refinerías, la captura postcombustión es la más utilizada, dado que se puede adaptar a las emisiones directas de procesos ya existentes.

Las soluciones técnicas actuales incluyen solventes químicos (como aminas), membranas avanzadas y adsorción por cambio de presión. Aunque estas tecnologías ya han demostrado eficacia, su implementación masiva se enfrenta a barreras como el alto consumo energético adicional (penalización energética del 10-15%) y los costos de inversión, que superan los 100 USD por tonelada de CO₂ capturada, según datos del Global CCS Institute (2024).

Respecto al almacenamiento, los pozos de gas agotados y las formaciones salinas profundas representan las opciones más seguras. Sin embargo, la disponibilidad geológica no es uniforme en todos los países productores. En México, por ejemplo, Pemex ha identificado potenciales zonas en la región de Veracruz, pero aún sin proyectos activos.

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Iniciativas, desafíos y perspectivas a 2030

A pesar de las dificultades, la hoja de ruta hacia 2030 trazada por organismos como el Foro Económico Mundial y la OECD contempla un rol creciente de las tecnologías CCS para sectores difíciles de electrificar. Las refinerías entran en esa categoría por su dependencia estructural de calor de proceso y materias primas fósiles.

Existen iniciativas relevantes a escala global. El clúster industrial de Port of Rotterdam ha integrado una red CCS regional para almacenar CO₂ en el Mar del Norte. En EE. UU., el Inflation Reduction Act otorga incentivos de hasta 85 USD por tonelada de CO₂ capturada, lo que ha detonado más de 50 proyectos en planeación, según la EPA.

No obstante, la viabilidad a largo plazo exige resolver al menos tres desafíos clave:

  1. Costos aún elevados sin subsidios estructurales.
  2. Escasa infraestructura de transporte y almacenamiento.
  3. Aceptación social y regulatoria en contextos locales.

En América Latina, el potencial es significativo pero poco explorado. Brasil, Argentina y México podrían liderar la implementación regional si articulan marcos regulatorios adecuados y financiamiento internacional.

Más allá de la captura: ¿solución definitiva o medida transitoria?

La pregunta de fondo es si la captura y almacenamiento de carbono en refinerías debe considerarse una solución estructural o simplemente una herramienta de transición mientras avanzan tecnologías más limpias. Para muchos expertos, como el climatólogo Glen Peters del CICERO Center for International Climate Research, el CCS no sustituye la necesidad de reducir la dependencia de los combustibles fósiles.

Aun así, ignorar esta tecnología puede dejar sobre la mesa una solución pragmática, especialmente en economías donde la electrificación completa de la industria está a décadas de distancia.

Capturar carbono sí, pero con visión estratégica

La captura y almacenamiento de carbono en refinerías no es una bala de plata, pero sí una pieza estratégica del rompecabezas energético actual. Su éxito dependerá de factores como la regulación inteligente, la cooperación industrial, el financiamiento climático y la aceptación social. Lo que está claro es que, para que las refinerías sigan operando en un mundo que se descarboniza, tendrán que reinventarse… o desaparecer.

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