1. La expansión del metaverso y su huella energética
El desarrollo del Metaverso no sólo redefine la interacción humana, sino que abre un nuevo capítulo en el consumo eléctrico. Plataformas de realidad virtual, entornos persistentes en línea y mundos digitales aumentados exigen un soporte técnico masivo: servidores, redes, refrigeración, dispositivos de usuario.
Un informe de World Economic Forum advierte que tanto la realidad virtual como los centros de datos utilizan cantidades «considerablemente elevadas de energía».
Por su parte, la International Energy Agency (IEA) estima que los data centers podrían consumir más de 1.000 TWh para 2026, lo que equivaldría al consumo energético de Japón.
Este contexto convierte al consumo energético digital en un tema central para entender el impacto ambiental del metaverso.
2. Infraestructura clave: data centers, redes y dispositivos
2.1 Data centers y computación intensiva
Los centros de datos son la columna vertebral del metaverso. Un análisis de Goldman Sachs indica que en EE.UU. el consumo de electricidad de estos centros pasaría del 3 % en 2022 al 8 % hacia 2030.
En el caso de Meta Platforms, sus data centers operan con un “Power Usage Effectiveness” (PUE) promedio de 1,09 en 2023, y el 100 % de su electricidad es “igualada” con renovables.
2.2 Redes, transmisión de datos y cliente final
El tránsito de datos masivo –envolviendo dispositivos de realidad virtual, transmisiones en 3D, interacciones simultáneas– también exige potencia. Un sitio especializado estima que la infraestructura de red representa alrededor del 14 % del consumo energético total de un data center típico del metaverso.
2.3 Dispositivos de usuario
Los cascos de realidad virtual, ordenadores de altas prestaciones y otros equipos conectados elevan el consumo por usuario al ejecutar entornos digitales complejos. Aunque el dato global es aún limitado, la combinación de infraestructura + red + terminales configura el panorama completo del consumo energético digital.
3. ¿Por qué es crítica la cuestión del consumo energético digital?
3.1 Crecimiento exponencial de la demanda
El mercado del “industrial metaverso” crece a una tasa anual compuesta del 37 % hasta 2030, según Grand View Research. Esta expansión implicará mayor infraestructura y, por tanto, mayor consumo eléctrico.
3.2 Impactos climáticos y de sostenibilidad
El informe técnico de International Telecommunication Union (ITU) reconoce que el metaverso genera un desafío para la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y subraya la necesidad de eficiencia energética.
Además, el estudio de The Shift Project concluye que la tecnología digital y los mundos virtuales deben diseñarse teniendo en cuenta la doble restricción del carbono y la energía.

3.3 Oportunidad para la transición energética
Paradójicamente, el metaverso ofrece también una vía para impulsar energías limpias. Un análisis de EY señala que la infraestructura digital de gran escala puede catalizar la demanda de energía renovable, almacenamiento y eficiencia.
De hecho, múltiples compañías tecnológicas han anunciado objetivos de operar con energía 24/7 libre de carbono hacia 2030.
4. Grandes tecnológicas y el diseño de data centers verdes
Las gigantes de tecnología reconocen que el consumo energético digital no puede ignorarse. Meta reporta que sus propios data centers están certificados LEED Gold o superior, con 100 % de electricidad igualada por renovables.
En paralelo, el financiamiento para data centers alimentados por energías limpias aumentó un 24 % interanual en 2025, según la plataforma Net Zero Insights.
Este esfuerzo tiene dos frentes: reducir el consumo específico de los centros de datos y asegurar que la electricidad utilizada provenga de fuentes limpias y sostenibles.
Algunos desafíos persisten: localización, impacto en redes eléctricas regionales, demanda de refrigeración, consumo de agua y sustitución de equipos antiguos.
5. Retos y variables que marcarán el futuro del consumo energético digital
5.1 Optimización operativa y eficiencia
Aunque los indicadores muestran mejoras (por ejemplo, PUE de 1,09 en Meta), la demanda sigue creciendo. Es clave mantener tasas de eficiencia al mismo tiempo que se escala la capacidad.
5.2 Integración de energías renovables y nuevas tecnologías
Las promesas de operar con energía libre de carbono “24/7” requieren no solo contratos renovables, sino infraestructura de almacenamiento, generación distribuida, y a veces fuentes emergentes como energía nuclear modular o geotérmica.
5.3 Regulación, transparencia y métrica estandarizada
La comunidad internacional demanda mejores métricas para el consumo energético digital y su impacto climático. Reportes independientes y medidas reguladoras ganan protagonismo.
5.4 Equilibrio entre escala digital y sostenibilidad
El mayor reto puede no ser técnico sino estratégico: asegurar que el crecimiento del metaverso no impulse un aumento insostenible del consumo energético digital. Solo así esa nueva capa del mundo digital será verdaderamente sostenible.
6. Hacia un metaverso con menos huella eléctrica
Las plataformas virtuales ya están transformando el consumo energético digital, pero el camino hacia la sostenibilidad es exigente. Para los países, empresas y reguladores esto significa:
- Priorizar data centers alimentados por energía renovable y ubicados en redes robustas.
- Establecer estándares globales de eficiencia energética para infraestructura digital.
- Promover políticas que incentiven la sobriedad digital y reconozcan el coste energético de los mundos virtuales.
- Fomentar la innovación en refrigeración, reutilización de residuos térmicos y economía circular de hardware.
Este desafío es tan técnico como político, tanto global como local. La transición energética no puede ignorar el “lado digital” de la demanda. En este contexto, el consumo energético digital se erige como faro y prueba de la ambición real de las empresas y gobiernos por un futuro con menor huella.
7. Mirando hacia lo que viene: el papel del lector y de la industria
El metaverso no es una mera tendencia de entretenimiento, sino una infraestructura emergente que implica electricidad, materiales, redes y espacio físico. Usuarios, compañías y reguladores deben entender que cada experiencia virtual tiene un coste tangible de energía.
La industria energética, por su parte, debe prepararse para gestionar este nuevo perfil de demanda: más flujo digital, mayor simultaneidad y necesidades de fiabilidad. Cuando pensemos en “mundos virtuales”, también debemos pensar en kilovatios reales.
La invitación es clara: acompañar el impulso al metaverso con una estrategia de energías limpias y administración eficiente. Solo así el consumo energético digital podrá crecer sin replicar los errores de huella que han acompañado la industria hace décadas.
La frontera entre lo digital y lo físico
La convergencia entre el metaverso y la energía redefine la frontera entre lo digital y lo físico. Si se ignora el consumo energético digital, el futuro virtual corre el riesgo de agravar las cargas reales del sistema eléctrico. Es momento de actuar. Empresas y usuarios deben exigir transparencia, eficiencia y compromiso. Esa es la única forma de asegurar que los mundos que estamos construyendo en línea contribuyan también a un mundo más sostenible.
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