El litio se ha convertido en uno de los recursos estratégicos para varias industrias estratégicas. Además, su capacidad para almacenar energía en baterías recargables lo ha posicionado como pieza fundamental de la transición energética.
Sin embargo, su relevancia va mucho más allá de los vehículos eléctricos y teléfonos móviles. Aquí te presentamos siete datos curiosos sobre el litio que probablemente no conocías:
- También es medicina. El litio es un fármaco reconocido desde hace décadas en la psiquiatría. Se usa como estabilizador del estado de ánimo en pacientes con trastorno bipolar, debido a su efecto sobre neurotransmisores.
- Bolivia tiene el litio, pero no la producción. Aunque cuenta con una de las mayores reservas del mundo, Bolivia produce sólo una fracción del litio global. La falta de infraestructura y acuerdos tecnológicos ha limitado su explotación.
- No se extrae con picos ni túneles. A diferencia del oro o de la plata, el litio no se “mina”. Se obtiene principalmente por evaporación en salares. Grandes piscinas de salmuera se dejan al sol por meses hasta que cristaliza el mineral.
- El litio puede agotar el agua. Esta forma de extracción es intensiva en agua, lo que ha generado conflictos con comunidades indígenas y agricultores en zonas áridas como el norte de Chile y Argentina.
- México lo nacionalizó. En 2022, México declaró al litio como propiedad de la nación y creó LitioMx para su exploración y aprovechamiento. Aún no hay producción a escala industrial.
- No todo se recicla. Las baterías de litio usadas no siempre son recicladas. Su tratamiento es complejo y costoso, lo que representa un desafío ambiental cada vez más urgente.
- Es peligroso si se maneja mal. El litio es altamente reactivo con el agua. En contacto, puede inflamarse o explotar. Por eso, su manipulación requiere medidas especializadas de seguridad.
Más que una “mina del futuro”, el litio es un espejo del presente: nos muestra tanto las promesas como los dilemas de la era energética en la que vivimos.
