Almacenamiento de energía a gran escala: la pieza clave para estabilizar las renovables

El avance de las energías renovables exige soluciones de almacenamiento a gran escala. Desde baterías de iones de litio hasta el hidrógeno verde, estas tecnologías son claves para la estabilidad energética del futuro.

Hace 2 horas
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En el escenario global actual, donde la generación renovable crece rápidamente, garantizar la seguridad del suministro exige soluciones robustas. El almacenamiento de energía a gran escala es imprescindible para estabilizar las renovables, al permitir equilibrar su naturaleza intermitente con disponibilidad continua.

Baterías de iones de litio: eficiencia y reducción de costos

Las baterías de litio dominan el mercado del almacenamiento estacionario por su eficiencia energética, densidad y costos decrecientes. BloombergNEF reportó que en 2024 el precio promedio global de paquetes de baterías cayó un 20 %, hasta alcanzar 115 USD/kWh . Además, según su reporte Levelized Cost of Electricity (LCOE), el costo nivelado para proyectos de almacenamiento cayó cerca de un tercio en 2024, situándose en 104 USD/MWh.

Proyecciones de BloombergNEF estiman que para 2025 el LCOE podría bajar a unos 93 USD/MWh, y hacia 2035 alcanzar alrededor de 53 USD/MWh, casi la mitad del nivel actual. Estas cifras corroboran que el almacenamiento de energía a gran escala es imprescindible para estabilizar las renovables.

Hidrógeno verde: almacenamiento estacional y gran escala

El hidrógeno verde, producido mediante electrólisis con energía renovable, se perfila como solución ideal para almacenar energía durante periodos prolongados. Según el Global Hydrogen Review 2024 de la Agencia Internacional de Energía (AIE), la capacidad anunciada de electrólisis para hidrógeno crecerá hasta 1.4 GW en FID (final investment decision) hacia 2030, con proyectos anunciados que suman un total de 9 GW de capacidad (IEA). La producción comprometida con FID alcanzó 3.4 Mtpa (millones de toneladas por año) en 2024, duplicando el nivel de 2023.

La AIE también estima que la producción planeada de hidrógeno podría llegar a 16 Mt en 2030 si todos los proyectos se concretan. Estas cifras reafirman que sin almacenamiento masivo como el hidrógeno, las renovables no podrán sostener una red fiable durante periodos sin generación.

Un ejemplo notable es el proyecto ACES Delta en Utah (EE.UU.), que utilizará cavernas de sal para almacenar hidrógeno a gran escala. Cada caverna está diseñada para almacenar más de tres veces la energía que acumulan todas las baterías utility‑scale instaladas en EE. UU. hasta finales de 2023. Chevron planea poner en operación comercial este almacenamiento estacional en 2025, funcionando como una «batería gigante».

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Tecnologías emergentes: diversificación tecnológica

Además de litio e hidrógeno, surgen otras soluciones. Ejemplos incluyen las baterías de flujo redox, con vida útil más larga y ciclos más duraderos, y los sistemas gravitacionales como los prototipos de Energy Vault, que utilizan bloques para almacenar energía potencial.

También destacan tecnologías térmicas como las desarrolladas por Malta Inc., que convierten electricidad en calor para luego reconvertirla en energía. Estas tecnologías complementan el paquete de soluciones que hacen del almacenamiento de energía a gran escala una estrategia imprescindible para estabilizar las renovables.

En Estados Unidos, el Calistoga Resiliency Center en California combina baterías de litio y celdas de hidrógeno, con capacidad de almacenamiento de 293 MWh y potencia pico de 8.5 MW, permitiendo hasta 48 horas de suministro continuo.

Hacia un futuro híbrido en almacenamiento energético

La tendencia es clara: combinar tecnologías para maximizar eficiencia y adaptabilidad. Los sistemas híbridos donde las baterías gestionan picos diarios y el hidrógeno cubre periodos estacionales ofrecen una arquitectura flexible. Esto hará que el almacenamiento de energía a gran escala sea realmente una herramienta completa para estabilizar las renovables.

En México, el Programa de Desarrollo del Sistema Eléctrico Nacional (PRODESEN 2024–2038) reconoce por primera vez el almacenamiento como infraestructura crítica. Aún es necesario desarrollar marcos regulatorios e incentivos claros. La colaboración entre el sector público, privado y los centros de innovación será determinante.

La pieza que falta en la transición energética global

Invertir en almacenamiento de energía a gran escala ya no es opcional: es la condición sine qua non para que las energías renovables cumplan su promesa de sostenibilidad, seguridad y autonomía. Las cifras muestran que los costos de baterías se han reducido de manera significativa — hasta 104 USD/MWh en 2024, con proyecciones hacia los 53 USD/MWh en 2035 — y que los proyectos de hidrógeno están avanzando con fuerza, con 3.4 Mtpa en FID y hasta 16 Mt planeados para 2030. Estos datos refuerzan que tecnologías como litio e hidrógeno verde son esenciales para estabilizar las renovables en un sistema energético moderno y resiliente.

El almacenamiento es más que tecnología: es una inversión estratégica en la resiliencia energética de los países. Los líderes en esta carrera no solo estabilizarán sus redes eléctricas, sino también sus economías y su posición energética en el siglo XXI.

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