La transición energética global no podrá cumplir sus metas de descarbonización si los países no modernizan y digitalizan de manera acelerada sus redes eléctricas, advirtió Alicia Argüello, directora global de Sustentabilidad en Hitachi Energy, durante una conversación en el Daily Energy.
El reto se vuelve mayor ante el salto en la demanda eléctrica que está provocando la electrificación industrial y la expansión de centros de datos impulsados por inteligencia artificial.
Desde la COP 30 en Brasil, Argüello enfatizó que la tecnología ya existe, pero el desafío radica en llevarla a escala con inversiones oportunas. Además el sistema eléctrico es hoy el punto de convergencia entre las metas climáticas, el acceso asequible a energía y el crecimiento económico.
“La tecnología está disponible (…) sea el reto en tema de descarbonización, de asequibilidad o de seguridad energética, la solución está en la red eléctrica”, afirmó.
Argüello señaló que la discusión global ya no se centra únicamente en desplegar energías renovables, sino en crear redes capaces de gestionarlas en un contexto de electrificación acelerada.
“La demanda de energía que viene por parte de la inteligencia artificial, pero también movilidad y electrificación de industrias, va a ser compensada con más electrificación. Pero una vez más, la solución está en modernizar la red eléctrica, extenderla, digitalizarla y prepararla para el sistema energético del futuro, que es digital y es eléctrico”, sostuvo.
Un punto crítico, dijo, es el financiamiento y destacó que en la COP 30 y en foros como el organizado por el World Economic Forum se discute cómo canalizar recursos hacia la expansión y modernización de las redes, especialmente en economías en desarrollo.
“Tenemos que ser capaces de desviar los fondos necesarios hacia la red eléctrica, también en países en desarrollo, para asegurarnos de que esta transición no solo sea verde, sino justa y accesible para todos”, explicó.
La ejecutiva subrayó que no modernizar el sistema eléctrico comprometería no solo los objetivos climáticos, sino el bienestar económico y social. Aunque reconoció que la inversión en redes puede generar presión en los precios de la electricidad en el corto plazo, insistió en que se trata de una condición necesaria:
Sin embargo, sin redes modernas y resilientes, el sistema energético global no podrá sostener el ritmo de cambio que exige la descarbonización ni absorber el consumo derivado de nuevas tecnologías como la inteligencia artificial.