Explosión Global del Gas Natural Licuado: Nuevos Proyectos Redibujan el Mapa Energético hacia 2030

El mercado global de GNL entra en una fase decisiva: grandes proyectos en EE. UU. y Qatar elevarán la oferta en más de 250 mil millones de m³ antes de 2030, transformando el equilibrio energético global.

Hace 7 horas
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Auge sin precedentes del mercado global de GNL

París, junio de 2025. El mercado global de GNL se prepara para una transformación sin precedentes. Según el World Energy Outlook 2023 de la Agencia Internacional de Energía (IEA), citado ampliamente en análisis recientes de junio de 2025, se espera que más de 250 mil millones de metros cúbicos anuales de nueva capacidad de licuefacción entren en operación hacia 2030. Estados Unidos y Qatar lideran esta ofensiva energética, respondiendo directamente al reordenamiento geopolítico post-Rusia en los mercados europeos del gas.

Esta evolución marca un punto de inflexión: por primera vez en la historia reciente, la oferta de GNL no solo alcanzará, sino que superará la demanda prevista, con fuertes repercusiones para precios, contratos de largo plazo y estrategias de transición energética en múltiples regiones del planeta.

Estados Unidos y Qatar: protagonistas de una nueva era gasífera

Estados Unidos consolidará su posición como potencia gasífera mundial, con proyectos como Golden Pass, Plaquemines LNG y Port Arthur LNG, entre otros, que aumentarán su capacidad de licuefacción de forma exponencial. A la par, Qatar avanza con su megaproyecto North Field Expansion, que ampliará su capacidad exportadora a más de 126 millones de toneladasanuales.

Ambos países representarán casi la mitad del crecimiento proyectado de la oferta global. Esta expansión busca responder al vacío dejado por el repliegue de Rusia como proveedor de gas a Europa, que hasta 2021 representaba cerca del 40 % de las importaciones europeas. La búsqueda de diversificación aceleró acuerdos de suministro con Asia, Europa y América Latina, generando una nueva dinámica de competencia estratégica.

Consecuencias energéticas, económicas y climáticas

El crecimiento de la capacidad de GNL plantea retos significativos para la planeación energética global. Por un lado, la abundancia proyectada puede ejercer presión a la baja sobre los precios internacionales, afectando la rentabilidad de los proyectos más recientes. Por otro, existe el riesgo de una sobreinversión en activos fósiles en un contexto de compromisos crecientes hacia la descarbonización.

Desde una perspectiva de seguridad energética, el nuevo mapa de GNL representa una solución estratégica. Europa, por ejemplo, ha multiplicado sus terminales flotantes y ha firmado contratos multianuales para sustituir su dependencia de gas ruso. Sin embargo, el uso prolongado del GNL también suscita interrogantes climáticos: aunque es menos contaminante que el carbón, sigue siendo un combustible fósil.

Expertos del Oxford Institute for Energy Studies advierten que un exceso de capacidad podría provocar una caída en la inversión en fuentes renovables, si los precios del GNL se mantienen bajos por largo tiempo. Esto tensiona el delicado equilibrio entre necesidades de seguridad energética inmediata y metas de neutralidad de carbono para mediados de siglo.

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Soluciones y desafíos hacia una transición energética coherente

Para los países consumidores, la disponibilidad de GNL brinda una ventana estratégica para transitar hacia modelos más sostenibles sin comprometer la seguridad de suministro. No obstante, es crucial que este auge no desplace ni retrase el desarrollo de infraestructuras renovables y de almacenamiento.

La Agencia Internacional de Energía sugiere que los nuevos contratos de GNL incorporen cláusulas de flexibilidad, duración limitada y compatibilidad con metas de emisiones. Asimismo, existe creciente interés en GNL de bajo carbono, es decir, producido con captura de carbono o mediante hidrógeno azul, como posible puente hacia sistemas más limpios.

Por otra parte, países como Alemania, Japón y Corea del Sur están desarrollando estrategias duales: asegurar acceso a GNL mientras invierten agresivamente en electrificación, hidrógeno verde y eficiencia energética. Esta visión mixta podría convertirse en el estándar global de gobernanza energética durante la próxima década.

Claves del nuevo panorama energético global

  • Para 2030, más de 250 mil millones de m³ anuales de nueva capacidad de GNL estarán en operación.
  • Estados Unidos y Qatar lideran el crecimiento, con cerca del 50 % de la nueva oferta mundial.
  • El GNL sustituye progresivamente al gas ruso en Europa, reforzando la seguridad energética occidental.
  • Persisten desafíos climáticos: el GNL sigue siendo un combustible fósil y podría dificultar la transición si se convierte en una solución permanente.
  • Se abren oportunidades para innovaciones como el GNL de bajo carbono y la hibridación de matrices energéticas.

¿Un puente o una trampa para la descarbonización?

El auge del GNL podría verse como un puente estratégico hacia un sistema energético más estable y limpio. Pero también podría convertirse en una trampa estructural, si perpetúa la dependencia de combustibles fósiles bajo la promesa de seguridad y bajo costo.

El reto será diseñar políticas públicas y marcos regulatorios que limiten la vida útil de estas inversiones y las vinculen con planes de transición justos y sostenibles. Si se gestiona con inteligencia, el GNL puede aportar estabilidad sin desviar al planeta de sus compromisos climáticos. Pero si se convierte en el nuevo estándar, será difícil evitar un rebote de emisiones que nos aleje de las metas de 1.5 °C.

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