Golfo de México: estabilidad energética hasta 2026 impulsa estrategia petrolera.

La EIA proyecta que la producción de petróleo crudo en el Golfo de México se mantendrá en torno a 1.8 MMbpd y gas natural en 1.64–1.70 Bcf/d hasta 2026, gracias a una nueva ola de desarrollos submarinos. Un análisis estratégico de sus implicaciones a nivel energético, geopolítico y medioambiental.

JUNIO 10 , 2025
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Producción de petróleo y gas en el Golfo de México: estabilidad hasta 2026

Proyección oficial de la EIA: cifras claves

La Administración de Información Energética (EIA) estima que la producción de petróleo crudo en el Golfo Federal Offshore promediará 1.80 millones de barriles diarios (b/d) en 2025 y 1.81 millones b/d en 2026, frente a los 1.77 millones b/d alcanzados en 2024. En gas natural, las proyecciones son de 1.70 Bcf/d en 2025 y 1.64 Bcf/d en 2026, contra 1.79 Bcf/d en 2024 . Esto representará cerca del 13 % de la producción petrolera de EE.UU. y el 1 % del gas nacional

¿Cuál es el motor de esta estabilidad?

Nuevos campos y expansión de infraestructura

La entrada en operación de 13 campos nuevos entre 2025 y 2026 es decisiva. Ocho de ellos operarán mediante amarres submarinos a plataformas flotantes existentes (FPU), mientras cinco usarán cuatro nuevas FPU, incluida Salamanca, que dará servicio a los campos León y Castilla

Destacan proyectos como Ballena, Ballymore y Shenandoah.

  • Ballena, ya en operación desde enero de 2025, alcanza hasta 85,000 b/d.
  • Ballymore, iniciado en abril, aporta otros 75,000 b/d
  • Shenandoah se sumará en junio, con un potencial de 140,000 b/d a principios de 2026

Eficiencia y sinergias en instalaciones

Operar mediante amarres a FPUs existentes permite reducir costos y acelerar arranque, una estrategia resaltada por Chevron en el campo Ballymore, estimado en producir hasta 75,000 barriles equivalentes por día.

Factores de riesgo y contexto geopolítico

Un riesgo latente es la temporada de huracanes en el Golfo. La EIA alerta que una temporada activa —como la proyectada para 2025 con hasta 17 tormentas— podría frenar los plazos de producción. Históricamente, eventos como Helene y Francine han interrumpido hasta el 24 % de la producción regional

Impacto estratégico para México y Estados Unidos

Seguridad y autosuficiencia energética

Para EE.UU., mantener estable la producción offshore es crucial ante la transición energética, mitigando dependencia externa. Veracruz, Campeche y Tabasco ven en ello una oportunidad para coordinar planes compartidos —tanto nacionales como binacionales— en exploración y transporte.

En el caso de México, Pemex enfrenta el reto de revertir la caída de sus aguas someras, que promedian 1.56 MMbpd en 2024 y proyectan 1.58 MMbpd en 2025, por debajo de la meta de 1.8 MMbpd. La estrategia incluye reactivar pozos cerrados y alianzas público-privadas con actores como Slim, para producir gas natural vital en campos como Ixachi.

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Relevancia ESG y transición energética

Aunque el enfoque en producción representa una estrategia rentable a corto plazo, el impulso al gas natural —menos contaminante que el crudo— es parte del compromiso ambiental. Sin embargo, aún faltan acciones claras para controlar emisiones fugitivas de metano, rescatadas parcialmente en el plan climático nacional. La estabilidad energética deberá balancearse con metas de cero emisiones netas para 2050.

Innovación y sostenibilidad

El uso de tecnologías submarinas de última generación (como nodos sísmicos) en campos profundos señala una tendencia hacia el uso eficiente de recursos. Pero el verdadero desafío será integrar estos procesos con estándares ambientales, sin replicar las fallas de infraestructura observadas en Pemex.

Mirada estratégica: horizonte 2026

La producción de petróleo y gas en el Golfo de México se perfila para una pasarela de estabilidad estratégica, apuntalada por nuevos campos, tecnología avanzada y sinergias operativas. Esto fortalece los suministros de Estados Unidos y aporta competitividad al sector energético mexicano.

No obstante, el reto reside en conciliar esta solidez con una transición energética transparente y responsable. El huracán de 2025 podría ser una prueba clave de resistencia. Asimismo, las metas nacionales —como la de Pemex de alcanzar 1.8 MMbpd de crudo— exigen inversiones, reformas regulatorias y alianzas tecnológicas.

Horizonte compartido: el nuevo rumbo energético

El Golfo transita hacia 2026 como un eje de seguridad energética, valor estratégico y responsabilidad ambiental. Si se cumplen los plazos, las proyecciones oficiales se consolidarán no solo en cifras, sino en un modelo industrial resiliente y adaptado al siglo XXI.

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