En el segundo trimestre de 2025, México se consolida como referente en América Latina en la gestión de residuos plásticos, particularmente en el reciclaje de tereftalato de polietileno (PET). Con una capacidad instalada que aumentó un 11% en 2024 y un acopio del 63% de los envases de PET, el país ha superado las metas establecidas para 2025, según datos de Ecología y Compromiso Empresarial (ECOCE). Sin embargo, el desafío persiste: de los 7 millones de toneladas de plásticos producidos anualmente, solo el 30% de los plásticos distintos al PET se reciclan, lo que subraya la necesidad de innovaciones en reciclaje avanzado para cerrar el ciclo productivo en la industria petroquímica.
La economía circular, basada en las 6R (reducir, reutilizar, reciclar, rediseñar, recuperar y reparar), busca transformar los residuos plásticos en recursos valiosos, minimizando el uso de materias primas vírgenes y reduciendo la huella ambiental. Este modelo no solo responde a la crisis ambiental, sino que también impulsa la creación de empleos verdes y fortalece la competitividad económica. En México, la industria petroquímica, un pilar económico que genera más de 70,000 empleos, está adoptando tecnologías de reciclaje químico y mecánico para avanzar hacia una circularidad efectiva.
Reciclaje mecánico: un pilar consolidado
El reciclaje mecánico sigue siendo la base de la gestión de residuos plásticos en México. Este proceso, que implica triturar, lavar y reprocesar plásticos para producir hojuelas o gránulos reutilizables, es especialmente exitoso en el manejo de PET. En 2024, México alcanzó un hito al convertirse en líder mundial en reciclaje botella a botella de grado alimenticio, con 26 plantas recicladoras operativas que procesan el 63% del PET posconsumo. Este logro ha permitido reducir 136,790,170 kilogramos de emisiones de CO2, equivalente a plantar más de 5.6 millones de árboles.
Empresas como ALPLA, con 27 centros de acopio y tres plantas recicladoras, han optimizado procesos para producir envases con hasta un 20% de material reciclado, acercándose a la meta de 30% para 2030 establecida por el Acuerdo Nacional para la Nueva Economía del Plástico. Sin embargo, el reciclaje mecánico enfrenta limitaciones: no todos los plásticos, como los compuestos multicapa o termoestables, son aptos para este método, lo que impulsa la adopción de tecnologías complementarias como el reciclaje químico.
Reciclaje químico: la frontera de la innovación
El reciclaje químico, que descompone los plásticos en sus monómeros o componentes químicos básicos, emerge como una solución para residuos complejos que el reciclaje mecánico no puede procesar. Tecnologías como la pirólisis, la despolimerización y la gasificación permiten transformar plásticos mixtos, como polipropileno (PP) o polietileno (PE), en materias primas de alta calidad para la industria petroquímica. En mayo de 2025, proyectos como el de Zorroza Gestión en colaboración con Petronor y el centro tecnológico Gaiker destacan por su enfoque en la pirólisis para producir aceites que sirven como insumos en refinerías, reduciendo la dependencia de recursos fósiles.
A nivel global, empresas como Eastman y Carbios están marcando la pauta. En México, la adopción de estas tecnologías aún está en etapas iniciales, pero eventos como Plastics Recycling LATAM 2024, celebrado en septiembre en la Ciudad de México, han mostrado avances prometedores. Por ejemplo, Aduro Clean Technologies presentó un proceso de conversión química a base de agua que opera a bajas temperaturas, minimizando residuos como el alquitrán. Estas innovaciones no solo aumentan la calidad del material reciclado, sino que también permiten su uso en aplicaciones de contacto con alimentos, un desafío histórico para el reciclaje mecánico.
Regulaciones y colaboración público-privada
La transición hacia una economía circular en México se ha visto respaldada por marcos regulatorios como la Ley General de Economía Circular (LGEC), aprobada en 2021 pero aún pendiente de revisión en la Cámara de Diputados. Esta ley promueve la reducción, reutilización y reciclaje, alineándose con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. Sin embargo, la disparidad en las regulaciones estatales, con 245 proyectos de ley que buscan limitar los plásticos de un solo uso, genera incertidumbre en la industria.
La colaboración entre el gobierno, la industria y la sociedad es crucial. Iniciativas como el Acuerdo Nacional para la Nueva Economía del Plástico, suscrito por 74 empresas en 2020, han establecido metas ambiciosas: alcanzar un 70% de acopio de PET y un 30% de otros plásticos para 2025, y un 80% y 45% respectivamente para 2030. Empresas como PepsiCo, Nestlé y Walmart han invertido en infraestructura y alianzas para aumentar el contenido reciclado en sus envases, demostrando que la corresponsabilidad es clave para el éxito.
Retos y oportunidades hacia 2030
A pesar de los avances, México enfrenta desafíos estructurales. La informalidad en la industria del reciclaje, que emplea a miles de recolectores, requiere un marco legal que garantice condiciones laborales justas. Además, el alto costo de las resinas recicladas frente a las vírgenes sigue siendo una barrera, especialmente para plásticos como PE y PP. La inversión en tecnologías avanzadas y la estandarización de procesos de recolección y clasificación son esenciales para superar estas limitaciones.
Eventos como el Foro de Recicladores 2024, organizado por ANIPAC, han resaltado la importancia de la innovación tecnológica, desde la inteligencia artificial para la clasificación de residuos hasta la biotecnología para la despolimerización enzimática. Estas soluciones no solo incrementan la eficiencia, sino que también abren oportunidades económicas, como la creación de nuevos mercados para productos reciclados y la generación de empleos verdes.
Un futuro circular para México
La industria petroquímica mexicana está en un momento crítico de transformación. Las innovaciones en reciclaje químico y mecánico, combinadas con un marco regulatorio sólido y la colaboración entre sectores, posicionan al país como líder en la economía circular de los plásticos en América Latina. Al alcanzar metas como el 70% de acopio de PET y avanzar en el reciclaje de plásticos complejos, México no solo reduce su impacto ambiental, sino que también impulsa un modelo económico sostenible. El camino hacia 2030 exige un esfuerzo colectivo para integrar tecnología, políticas públicas y conciencia social, asegurando que los residuos plásticos de hoy se conviertan en los recursos del mañana.
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