En el contexto actual de tensión geopolítica y urgente necesidad de seguridad energética, petróleo y gas Noruega emerge como actor clave: el gobierno impulsa nuevas licencias de exploración y la industria planea inversiones históricas.
Auge inversor récord en 2025
Según la Oficina Central de Estadísticas de Noruega (SSB), el sector de petróleo y gas prevé alcanzar 269.100 millones de coronas noruegas (aproximadamente 26.62 mil millones de dólares) en inversiones durante 2025. Esta cifra supera ampliamente los 251.200 millones invertidos en 2024 y también rebasa las estimaciones preliminares de inicios de año. El aumento se explica por el desarrollo de nuevos campos cercanos a infraestructura existente, en particular los promovidos por compañías como Vår Energi.
Esta proyección representa un nuevo récord para el país, reafirmando a Noruega como pilar energético de Europa, sobre todo tras la reducción del suministro ruso a raíz del conflicto en Ucrania.
Renovada exploración en zonas fronterizas
El 6 de mayo de 2025, el parlamento noruego aprobó reanudar la licitación para la exploración petrolera en áreas fronterizas del Mar de Barents. Aunque los contratos se firmarían formalmente en 2026, el proceso administrativo podría comenzar este mismo año, bajo el liderazgo del gobierno laborista. La decisión busca garantizar el suministro futuro y consolidar a Noruega como proveedor clave para Europa en la transición post-rusa.
La medida ha sido controversial. Mientras sectores industriales la celebran como una acción pragmática para asegurar empleos y energía, organizaciones ambientalistas advierten que explorar nuevas zonas en el Ártico pone en riesgo ecosistemas frágiles y contradice los compromisos climáticos asumidos por el país.
Ejemplos concretos de descubrimientos y proyectos
Equinor, la mayor petrolera estatal de Noruega, anunció recientemente un nuevo hallazgo de gas en el Mar de Barents, en el área de Skred, cercana al campo Johan Castberg. El volumen estimado se sitúa entre 0,3 y 0,5 mil millones de metros cúbicos equivalentes, es decir, entre 1,9 y 3,1 millones de barriles de petróleo equivalente. El consorcio está conformado por Equinor (46,3 %), Vår Energi (30 %) y Petoro (23,7 %).
Asimismo, otros proyectos como la conexión de nuevos pozos a la plataforma Troll C, en Fram Sør, permitirán exportar petróleo y gas con menores emisiones, gracias a la electrificación y eficiencia operativa, reforzando la imagen de Noruega como productor fósil “limpio”.
Implicaciones socioeconómicas y ambientales
El peso creciente del petróleo y gas Noruega responde a múltiples factores:
- Tras la invasión rusa a Ucrania, Noruega se consolidó como el principal proveedor de gas a Europa, abasteciendo aproximadamente el 30 % de las importaciones del continente.
- En el escenario base, se proyecta una producción total de 243 millones de metros cúbicos de petróleo equivalente en 2025, seguida por una caída progresiva hacia la próxima década si no se aseguran nuevas actividades de exploración.
- Noruega también busca mantener su liderazgo ambiental relativo. Sus proyectos upstream están cada vez más electrificados y la intensidad de emisiones es una de las más bajas entre los productores globales.
- Sin embargo, el relanzamiento de la exploración en el Ártico ha desatado críticas. ONG y sectores académicos alertan sobre la falta de compatibilidad con los objetivos del Acuerdo de París, especialmente considerando que la mayoría del petróleo extraído es para exportación.
Perspectivas futuras: desafíos y estrategias
Noruega enfrenta una encrucijada estratégica. Por un lado, las exigencias globales de descarbonización urgen una transición energética rápida; por otro, la estabilidad económica y el financiamiento del Estado noruego aún dependen en gran medida de los ingresos petroleros.
Los próximos años estarán marcados por:
- La necesidad de equilibrar producción con sostenibilidad, intensificando tecnologías de captura de carbono y electrificación en nuevas licencias.
- La incertidumbre sobre la demanda europea a largo plazo, con Alemania, Francia y otros países incrementando sus apuestas por energías renovables e hidrógeno.
- El debate interno sobre el papel del Fondo Soberano de Noruega, el más grande del mundo, que se financia mayoritariamente con ingresos de petróleo y gas, pero también busca alinear sus inversiones con criterios ESG.
Un impulso económico con mirada climática
La apuesta de Noruega por reforzar su inversión en petróleo y gas en pleno 2025 no es un simple retroceso climático, sino una estrategia cuidadosamente calibrada para mantener su posición como proveedor fiable en un contexto de crisis energética global. Mientras Europa rediseña su mapa de suministros tras la caída del gas ruso, Noruega consolida su rol como ancla de estabilidad. Lo distintivo es cómo lo hace: con eficiencia tecnológica, electrificación de plataformas, nuevos descubrimientos y planes que, aunque polémicos, se alinean con una narrativa de transición ordenada.
El gran reto para Noruega no será solo mantener el ritmo de producción, sino lograr que su industria petrolera sea vista como un modelo de sostenibilidad relativa en un mundo que exige coherencia climática. La viabilidad de su liderazgo energético dependerá no solo de la geología o la política, sino de su capacidad para innovar sin sacrificar legitimidad ambiental. En ese delicado equilibrio se juega buena parte del futuro energético de Europa.
Te invito a leer:
¿Puede una batería renacer infinitamente? El futuro del reciclaje energético