Canadá proveedor estratégico se posiciona en 2025 como uno de los actores más influyentes en el suministro energético global, respaldado por el auge del gas natural licuado (LNG) y el petróleo. La aceleración de proyectos como la expansión del oleoducto Trans Mountain y el inicio de exportaciones de LNG Canada han transformado la capacidad del país para llegar a mercados clave, no solo en Estados Unidos sino también en Asia. Este giro estratégico responde a un escenario geopolítico marcado por tensiones comerciales, disputas arancelarias y la necesidad de fortalecer cadenas de suministro resilientes.
Expansión de infraestructura y salto exportador
La ampliación de infraestructura energética en Canadá ha sido decisiva. El Trans Mountain Expansion (TMX), operativo desde mayo de 2024, triplicó la capacidad de transporte de crudo desde Alberta hasta la costa del Pacífico, alcanzando los 890 000 barriles diarios. Este aumento ha permitido canalizar mayores volúmenes hacia mercados internacionales a través del puerto de Burnaby, en Columbia Británica, reduciendo la dependencia del corredor hacia refinerías estadounidenses.
El impacto se refleja en las cifras: en julio de 2024, las exportaciones de crudo de Canadá hacia Estados Unidos alcanzaron un récord de 4,3 millones de barriles por día, según la Administración de Información Energética de EE.UU. (EIA). Sin embargo, un cambio estructural se está produciendo: China, India y Corea del Sur han incrementado significativamente sus compras de crudo canadiense vía TMX. En el caso de China, las importaciones han superado los 200 000 barriles diarios, frente a los niveles marginales de hace una década.
En el segmento del gas, el lanzamiento de LNG Canada en Kitimat, Columbia Británica, marcó un hito histórico en junio de 2025 con su primer envío a Asia. Este proyecto, liderado por Shell en consorcio con Petronas, Mitsubishi, PetroChina y Kogas, tiene una capacidad inicial de 14 millones de toneladas anuales, equivalentes a aproximadamente 2 mil millones de pies cúbicos por día. El acceso directo al Pacífico otorga a Canadá una ventaja logística clave sobre competidores del Golfo de México, ya que reduce el tiempo de tránsito hacia Asia en varios días y evita cuellos de botella como el Canal de Panamá.
Reconfiguración de las cadenas de suministro globales
Estos avances no solo incrementan los ingresos por exportaciones, sino que reconfiguran el papel de Canadá en el comercio energético mundial. Durante décadas, más del 90 % de las exportaciones de hidrocarburos canadienses tenían como destino Estados Unidos. La nueva capacidad en la costa del Pacífico rompe esa dependencia, diversificando mercados y aumentando la resiliencia frente a fluctuaciones políticas en Washington.
La diversificación es crucial en un contexto donde la política energética estadounidense está sujeta a cambios abruptos. Las recientes amenazas arancelarias de la administración de Donald Trump sobre las importaciones de crudo extranjero han acelerado la necesidad canadiense de asegurar clientes alternativos en Asia. En paralelo, la creciente demanda de LNG en Japón, Corea del Sur y China abre oportunidades para contratos a largo plazo que aseguren ingresos estables.
A nivel geopolítico, Canadá emerge como un proveedor confiable frente a la volatilidad en regiones productoras como Medio Oriente y Rusia. Su marco regulatorio, estabilidad política y compromisos ambientales —aunque no exentos de críticas— fortalecen su atractivo como socio energético estratégico.
Retos estructurales y respuesta política
El avance exportador no está libre de desafíos. La construcción del TMX se prolongó más de una década y superó con creces su presupuesto inicial, alcanzando más de 34 000 millones de dólares canadienses. Además, persiste una oposición activa de comunidades indígenas y organizaciones ambientales, que advierten sobre los riesgos de derrames y el impacto en ecosistemas costeros y montañosos.
En el caso del LNG, aunque la huella de carbono es menor que la del carbón, su producción y transporte aún generan emisiones significativas. Esto coloca a Canadá ante el reto de compatibilizar sus ambiciones exportadoras con sus metas de reducción de gases de efecto invernadero para 2030.
Políticamente, el gobierno federal y las provincias productoras están alineados en priorizar el desarrollo de infraestructura energética, pero divergen en los mecanismos regulatorios y en la velocidad de aprobación de proyectos. Mientras Alberta y Saskatchewan presionan por agilizar permisos y reducir cargas fiscales, Columbia Británica mantiene una postura más estricta en materia ambiental.
Proyectos complementarios y visión a largo plazo
La visión canadiense no se limita a TMX y LNG Canada. En agosto de 2025, las provincias de Ontario, Alberta y Saskatchewan lanzaron una convocatoria para estudiar la viabilidad de un corredor energético transcanadiense. Este plan contempla oleoductos que conecten el oeste con puertos en James Bay y Hudson Bay, infraestructura ferroviaria dedicada y, potencialmente, una nueva refinería de escala nacional.
Además, el sector privado explora oportunidades para ampliar la capacidad de LNG Canada con una segunda fase que podría elevar su producción a 28 millones de toneladas anuales. Proyectos como Cedar LNG, liderado por la Nación Haisla, también buscan posicionar a comunidades indígenas como socias directas en la exportación de gas natural.
En paralelo, Canadá avanza en proyectos de captura y almacenamiento de carbono (CCS) para reducir la huella ambiental de las arenas bituminosas. El objetivo es mantener competitividad internacional ante un mercado que valora cada vez más la sostenibilidad y la trazabilidad de la energía.
Canadá y la seguridad energética global
El papel de Canadá como proveedor estratégico tiene implicaciones que trascienden su economía interna. Al diversificar rutas y destinos, contribuye a estabilizar el suministro global en un momento de alta tensión geopolítica. Su capacidad para abastecer simultáneamente a Estados Unidos y a Asia lo convierte en un actor bisagra, capaz de suavizar disrupciones causadas por conflictos, sanciones o bloqueos logísticos.
Además, su modelo podría servir como referencia para otros productores emergentes que buscan reducir dependencia de un único mercado. La combinación de estabilidad política, inversiones en infraestructura y alianzas comerciales diversificadas ofrece lecciones valiosas en la gestión de riesgos energéticos.
Un horizonte de oportunidad y responsabilidad
Canadá proveedor estratégico no es solo un título coyuntural: es una posición que implica responsabilidad en un contexto global marcado por la transición energética. Los próximos años pondrán a prueba su capacidad para equilibrar la expansión exportadora con compromisos climáticos, integrar a las comunidades locales en los beneficios y mantener un marco regulatorio que atraiga inversiones sin sacrificar estándares ambientales.
Si logra consolidar esta estrategia, Canadá no solo asegurará su relevancia en el mapa energético, sino que también contribuirá a un sistema de suministro más estable y diversificado, capaz de resistir los vaivenes de la política y la economía mundial.
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