¿Desaparecerán las gasolineras? Lo que nadie te dice del futuro energético

Mientras el mundo acelera hacia la electrificación del transporte, las tradicionales gasolineras podrían volverse obsoletas. ¿Qué factores determinan su desaparición o reinvención? Un análisis crítico del futuro energético.

Hace 17 horas
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¿Desaparecerán las gasolineras? Lo que nadie te dice del futuro energético

El avance hacia una movilidad libre de emisiones ha puesto en duda el lugar que ocuparán las gasolineras en el nuevo orden energético. Países, fabricantes de automóviles y organismos internacionales han trazado metas claras para reducir el uso de combustibles fósiles. En ese contexto, el futuro de la gasolina y su red de distribución enfrenta un giro potencialmente irreversible. Pero ¿realmente desaparecerán las gasolineras o mutarán hacia un nuevo modelo de servicio?

El ocaso del motor de combustión: el comienzo del fin

La transición energética ya está en marcha. Según la Agencia Internacional de Energía (IEA), más del 18% de los vehículos vendidos en 2024 fueron eléctricos. Noruega lidera la transformación con un 90% de penetración de autos sin gasolina, mientras que la Unión Europea ha legislado la prohibición de la venta de vehículos con motores térmicos a partir de 2035.

Estas cifras anticipan un cambio estructural en el mercado global del transporte. El “futuro gasolina” ya no es una proyección lejana, sino un proceso activo y tangible. Ante esta realidad, las gasolineras tradicionales, cuya razón de ser ha sido la distribución de hidrocarburos, comienzan a perder terreno.

¿Qué futuro tienen las gasolineras en la era eléctrica?

La respuesta no es tan simple como su desaparición total. En lugar de extinguirse, muchas estaciones están adoptando una transformación funcional. Grandes cadenas como Shell, BP y TotalEnergies han iniciado la conversión de estaciones de servicio en hubs energéticos, incorporando puntos de carga para autos eléctricos, venta de hidrógeno o incluso paneles solares integrados.

En Países Bajos y Alemania, por ejemplo, varias estaciones han eliminado por completo los surtidores de gasolina para instalar cargadores ultrarrápidos, en una clara señal de adaptación. Además, el crecimiento de las gasolineras eléctricas forma parte de estrategias nacionales de infraestructura en países como China, Estados Unidos y Emiratos Árabes Unidos.

Sin embargo, este cambio tiene obstáculos. El tiempo de recarga, la inversión inicial en infraestructura eléctrica y la disparidad regional en acceso a tecnologías avanzadas ralentizan la conversión. No todas las gasolineras podrán sobrevivir este proceso de mutación, especialmente en zonas rurales o países en desarrollo.

Geopolítica, petróleo y dependencia: ¿es realmente el final?

Aunque las proyecciones indican una electrificación masiva, el futuro gasolina no será uniforme a escala global. En África, América Latina y parte de Asia, el parque vehicular seguirá siendo predominantemente de combustión al menos hasta 2040. La infraestructura eléctrica deficiente, los altos costos iniciales de los autos sin gasolina y la dependencia fiscal de los ingresos petroleros explican esta resistencia.

En México, por ejemplo, más del 85% de los vehículos siguen usando gasolina y el gobierno ha invertido en refinerías en lugar de cerrar estaciones de servicio. Nigeria, India o Indonesia replican esta realidad, donde las gasolineras siguen siendo un componente económico y logístico clave.

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Por otro lado, los intereses de la industria petrolera global siguen influyendo en políticas energéticas. ExxonMobil, Chevron y Saudi Aramco han diversificado parte de su portafolio, pero aún apuestan fuerte por la demanda futura de combustibles líquidos, especialmente en sectores como aviación y transporte pesado.

De estación de servicio a centro multiservicios

El modelo de negocio de las gasolineras también está cambiando. En Europa y Estados Unidos, cada vez más estaciones funcionan como puntos de conveniencia, centros logísticos de última milla o espacios para movilidad compartida. Algunas ya integran tiendas, cafeterías, coworkings e incluso farmacias, reduciendo la dependencia directa de la venta de gasolina.

Este fenómeno tiene implicaciones urbanas. Las grandes ciudades podrían ver desaparecer muchas estaciones para dar paso a espacios residenciales o centros de carga eléctricos integrados en estacionamientos, edificios y centros comerciales.

Al mismo tiempo, surgen iniciativas para crear estaciones 100% verdes: abastecidas por energías renovables, con recarga solar y monitoreo inteligente del consumo. Este concepto de gasolineras eléctricas redefine la lógica de la infraestructura energética, no como un fin en sí mismo, sino como parte de un ecosistema de movilidad sostenible.

Entre la obsolescencia y la reinvención

La desaparición de las gasolineras no será total ni homogénea, pero sí inevitable en su forma actual. Su supervivencia dependerá de su capacidad de adaptarse al nuevo paradigma energético, basado en la electrificación, la eficiencia y la descentralización.

Las empresas que anticipen el cambio podrán transformarse en actores relevantes del nuevo mercado. Las que se resistan quedarán atrapadas en un modelo sin futuro.

Redefinir el futuro energético: una transición desigual pero irreversible

El futuro de la gasolina se ve limitado por una transición energética que combina innovación tecnológica, presión regulatoria y transformación cultural. Las gasolineras, como símbolo del siglo XX, ya no son el punto neurálgico de la movilidad moderna. El ascenso de los autos sin gasolina, la consolidación de las gasolineras eléctricas y la reconfiguración de la infraestructura energética global marcan el camino.

No será una desaparición súbita, sino una evolución profunda. Pero en ese proceso, miles de estaciones dejarán de operar o mutarán radicalmente su función. El futuro energético no es lineal ni universal, pero una cosa es cierta: el modelo actual de gasolinera enfrenta su ocaso.

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