La inversión física del gobierno federal en Petróleos Mexicanos cayó 29% real durante 2025, a pesar de que la empresa recibió apoyos fiscales y transferencias directas sin precedentes. Entre enero y octubre de este año, el gasto destinado a inversión alcanzó 193 mil millones de pesos, el mayor desplome para el inicio de un sexenio desde que existen registros comparables, que se remontan hasta la administración de Ernesto Zedillo, de acuerdo con cifras de la Secretaría de Hacienda.
El recorte ha encendido alertas sobre la capacidad de Pemex para sostener su plataforma productiva, así como el mantenimiento y la modernización de infraestructura estratégica. La empresa mantiene en 2025 una producción promedio de hidrocarburos líquidos cercana a 1.6 millones de barriles diarios, su nivel más bajo en alrededor de cuatro décadas. Esta cifra se encuentra por debajo de los 1.83 millones de barriles diarios observados en 2018 y lejos del objetivo de 2 millones planteado en el sexenio anterior.
Aunque el Plan Estratégico 2025-2035 del gobierno federal establece como meta alcanzar una producción de 1.8 millones de barriles diarios hacia 2030, considerando crudo y condensados, el propio documento reconoce un techo productivo ligado a compromisos climáticos y a la reducción de emisiones, lo que limita el margen de crecimiento.
A la debilidad productiva se suma el deterioro financiero. Entre el mes de enero y septiembre de 2025, Pemex reportó una pérdida neta cercana a 45 mil millones de pesos, mientras que sus adeudos con proveedores aumentaron 32%, hasta rondar los 517 mil millones de pesos. Por otro lado, los pasivos financieros de la empresa se mantienen alrededor de los 100 mil millones de dólares, una carga que agencias calificadoras como «Fitch Ratings y Moody’s» han señalado como un riesgo persistente para su liquidez.
La contracción de la inversión física contrasta con el aumento de apoyos del gobierno federal. En el periodo enero-octubre de 2025, las transferencias a Pemex a través de la Secretaría de Energía (Sener) sumaron 386 mil millones de pesos, el nivel más alto en la serie disponible. Pese a esto, la contribución neta de la petrolera a las finanzas públicas fue negativa, de acuerdo con estimaciones de México Evalúa.
Este esquema de apoyo ha tenido efectos colaterales sobre el presupuesto federal. Dependencias como salud, infraestructura y medio ambiente registraron subejercicios de entre 26% y 29% respecto a lo programado, reflejando la presión que el rescate financiero de Pemex ejerce sobre el gasto público.
A muy poco tiempo de iniciar el 2026, el Congreso aprobó recursos por 781,062 millones de pesos para la empresa, entre presupuesto directo y aportaciones de Sener, cifra que el gobierno califica como “histórica”. Sin embargo, analistas advierten que, aun con mayores transferencias, el rezago en inversión física especialmente en mantenimiento, exploración y desarrollo de campos, ya se manifiesta en la caída sostenida de la producción y en el incremento de pasivos con proveedores, lo que pone en duda la sostenibilidad del modelo financiero de la petrolera.
