Refinerías de Pemex en zonas áridas: el reto hídrico que redefine la energía mexicana

En el norte de México, el agua vale tanto como el crudo. Las refinerías de Pemex en Cadereyta y Madero se han convertido en laboratorios de eficiencia hídrica: reúso de aguas residuales, tratamiento avanzado y monitoreo constante para enfrentar la crisis hídrica sin detener la producción.

Hace 2 horas
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Refinerías y Crisis Hidríca; Depositphotos
Refinerías y Crisis Hidríca; Depositphotos

El desierto energético del norte

En los estados de Nuevo León, Tamaulipas y Chihuahua, la sequía prolongada ha dejado al descubierto un dilema que antes parecía invisible: cómo sostener la producción de combustibles cuando el agua escasea.
La crisis hídrica de 2022-2024, reconocida por la Comisión Nacional del Agua (Conagua) como una de las más severas en décadas, afectó directamente las operaciones industriales del norte del país.

Entre las más expuestas se encuentran las refinerías de Pemex en Cadereyta (Nuevo León) y Francisco I. Madero (Tamaulipas), ambas ubicadas en cuencas donde el agua superficial y subterránea está clasificada bajo estrés hídrico extremo.

Cadereyta: el modelo de reúso que marca tendencia

El caso más documentado de eficiencia hídrica industrial

La Refinería Héctor R. Lara Sosa, en Cadereyta Jiménez, Nuevo León, se ha convertido en el ejemplo más avanzado de Pemex en manejo de agua.
De acuerdo con el informe de sostenibilidad 2024, el 85 % del agua utilizada en sus operaciones proviene de aguas residuales tratadas, equivalentes a 24.2 millones de metros cúbicos (MMm³) sobre un total de 28.36 MMm³.


Este logro se debe a un convenio firmado con Servicios de Agua y Drenaje de Monterrey, que permite a Pemex usar aguas grises industriales tratadas mediante un sistema terciario.
El acuerdo, vigente desde 2019 y reforzado en 2023, busca que la refinería no utilice agua potable ni de pozos agrícolas, reduciendo la presión sobre la cuenca del Río Pesquería.

Resultados medibles

  • Consumo total 2024: 28.36 MMm³
  • Proporción de reúso: 85.3 %
  • Ahorro estimado de agua dulce: 23 MMm³ anuales
  • Reducción de emisiones indirectas: 8 % por menor bombeo y enfriamiento

Estos indicadores convierten a Cadereyta en una de las plantas más eficientes de América Latina en materia de reúso hídrico industrial.

Refinería Madero: entre la escasez y la modernización

Un reto distinto, pero la misma presión

La Refinería Francisco I. Madero, en Ciudad Madero, Tamaulipas, enfrenta condiciones similares: altas temperaturas, salinidad y baja disponibilidad de agua superficial.
Pemex reportó en 2024 que el 75 % del agua utilizada en la planta provino de aguas residuales tratadas, principalmente de la planta municipal de Altamira.

El resto proviene de fuentes subterráneas concesionadas, controladas por Conagua. El objetivo institucional es alcanzar un 90 % de reúso para 2026, meta establecida en el Plan de Sostenibilidad Ambiental de Pemex 2024-2028.

Tecnología y mantenimiento

Durante 2024 se rehabilitaron dos plantas tratadoras internas, lo que redujo la descarga de efluentes industriales y permitió reutilizar 5 MMm³ adicionales.
El uso de sistemas cerrados de enfriamiento y tratamiento biológico ha permitido mantener la producción sin afectar la calidad de descarga.

Eficiencia hídrica: un nuevo indicador energético

El índice de reúso hídrico promedio en las seis refinerías de Pemex pasó de 62 % en 2022 a 68 % en 2024, con una meta de 72 % en 2025, según datos del Water Security 2023.

Aunque los avances son visibles, persisten desafíos: la antigüedad de las plantas, la corrosión en tuberías de reúso y los altos costos de mantenimiento.
De acuerdo con la Agencia Internacional de Energía (IEA, 2024), el tratamiento de agua industrial representa entre 2 % y 3 % de los costos operativos totales de una refinería en regiones áridas.

Crisis Hidríca; Depositphotos
Crisis Hidríca Depositphotos

Hacia una gobernanza hídrica industrial

El esfuerzo de Pemex se alinea con políticas nacionales como el Programa Hídrico 2024-2030, que promueve la gestión integrada de cuencas industriales.

Además, el Acuerdo de Transparencia en Uso de Recursos Hídricos Industriales, firmado en 2023 entre Conagua y Pemex, obliga a reportar consumos mensuales y metas de reúso verificables.
Esto representa un cambio estructural: el agua deja de ser un “insumo invisible” para convertirse en variable estratégica de gestión energética y ambiental.

Agua y petróleo: el punto de inflexión

El futuro energético del norte de México dependerá tanto del agua como del crudo.
La crisis hídrica redefine las prioridades industriales y coloca a las refinerías de Pemex en el centro del debate sobre sostenibilidad.
Con 176.6 MMm³ de agua dulce consumida en 2024 y 41.1 MMm³ reutilizada, el país encara un desafío estructural: producir energía en un entorno donde el agua ya no está garantizada.

El modelo Cadereyta-Madero demuestra que la eficiencia hídrica puede ser competitiva, no solo ambientalmente deseable.
Si Pemex logra replicar estas prácticas en Tula, Salamanca y Salina Cruz, México podría convertirse en referente regional de energía sustentable en entornos áridos.

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