Políticas públicas y regulación de la logística energética: impacto en inversión y eficiencia

La logística energética en México enfrenta un entorno regulatorio complejo. ¿Las políticas públicas impulsan la inversión y la eficiencia o son una barrera para el desarrollo sostenible?

JULIO 24 , 2025
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La logística energética es uno de los pilares estratégicos del sector energético, ya que conecta la producción, almacenamiento, transporte y distribución de combustibles. En México y América Latina, el marco regulatorio ha evolucionado para responder a nuevos desafíos como la transición energética, la digitalización de la cadena de suministro y la creciente demanda de infraestructura eficiente. Sin embargo, el papel del Estado sigue siendo determinante para definir si las políticas públicas y los mecanismos regulatorios impulsan o frenan el desarrollo de nuevos proyectos, inversiones y tecnologías.

La política pública y regulación de la logística energética en México ha sido un tema de debate en 2025, marcado por tensiones entre el desarrollo económico, la seguridad energética y las metas de sostenibilidad. En un contexto de transición hacia energías más limpias, el marco jurídico se enfrenta al reto de facilitar inversiones privadas sin comprometer la infraestructura crítica. La pregunta clave es si la regulación actúa como un catalizador del crecimiento o como un obstáculo estructural.

El marco jurídico de la logística energética en México

Desde la reforma energética de 2013, la logística del sector —que abarca transporte, almacenamiento y distribución de combustibles— se ha regido por un modelo mixto, supervisado por instituciones como la Secretaría de Energía (SENER), la Comisión Reguladora de Energía (CRE) y la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA).

En 2024, la CRE emitió nuevas directrices para fortalecer la seguridad operativa de terminales y ductos, lo que elevó los estándares de cumplimiento para empresas privadas. Sin embargo, estas medidas han generado quejas del sector por el incremento de costos y tiempos de permisos. Según la Asociación Mexicana de Empresas de Hidrocarburos (AMEXHI), las aprobaciones para infraestructura logística tardan en promedio 12 a 18 meses, frente a los 6 meses registrados en 2018.

La regulación también ha buscado frenar prácticas monopólicas, especialmente en el almacenamiento y transporte de combustibles. Empresas como Pemex Logística han tenido que ceder parte de su capacidad para dar acceso a operadores privados, un punto clave para la competitividad del mercado.

Inversión y eficiencia: efectos de la regulación

La logística energética depende de inversiones en terminales de almacenamiento, oleoductos, poliductos y transporte marítimo. En 2025, la inversión privada en infraestructura energética en México se estimó en 2,800 millones de dólares, un 15% menor que en 2023, según datos de la Secretaría de Economía. Esta caída se atribuye a la incertidumbre regulatoria y a cambios en permisos de importación y transporte.

Expertos como Rosanety Barrios, analista independiente del sector energético, señalan que la falta de reglas claras desalienta la entrada de nuevos jugadores. “Cuando el marco regulatorio cambia cada dos años, los proyectos de largo plazo pierden viabilidad financiera”, destacó en una entrevista con El Financiero en mayo de 2025.

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La eficiencia logística, medida en términos de costos y tiempos de entrega, también se ve afectada. Las restricciones en importaciones por vía terrestre han elevado el precio de transporte hasta un 8% anual. A esto se suma el reto de integrar sistemas digitales y tecnologías de trazabilidad, donde México aún está rezagado frente a Estados Unidos y Canadá.

Propuestas y perspectivas futuras

El desafío es equilibrar la seguridad energética con un entorno propicio para la inversión. Algunos organismos, como el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), proponen simplificar trámites y digitalizar la CRE para reducir los tiempos de autorización en un 40%. También se sugiere ampliar la capacidad de almacenamiento estratégico para garantizar el abasto de combustibles durante emergencias.

Otra línea de acción es la modernización de la infraestructura logística con tecnologías como inteligencia artificial y blockchain para rastrear envíos y prevenir pérdidas. Proyectos como el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, respaldado por la SENER, buscan conectar puertos y refinerías mediante redes logísticas avanzadas que integren energías limpias.

En el ámbito internacional, el Acuerdo Estados Unidos-México-Canadá (T-MEC) ofrece oportunidades para armonizar estándares y atraer inversión extranjera. Las empresas estadounidenses han mostrado interés en participar en terminales marítimas y almacenamiento de GNL, siempre que se garantice estabilidad jurídica.

Regulación: ¿freno o motor de desarrollo?

Las políticas públicas y regulación de la logística energética deben evolucionar hacia un modelo más flexible, alineado con la transición energética y la demanda de combustibles más limpios. Una regulación bien diseñada no solo protege al consumidor y al medio ambiente, sino que también incentiva la innovación y la competitividad.

Si México logra un equilibrio entre supervisión estatal y participación privada, podrá fortalecer su posición como hub energético en América del Norte. De lo contrario, la rigidez normativa podría derivar en cuellos de botella logísticos y mayores costos para la economía.

El futuro de la logística energética en México dependerá de la capacidad del gobierno y del sector privado para establecer reglas claras, flexibles y orientadas a la innovación. La integración de tecnologías de automatización, la adopción de estándares internacionales y la construcción de nuevas infraestructuras —como terminales de almacenamiento estratégicas y redes de transporte multimodal— serán decisivas para garantizar la seguridad energética y reducir los costos operativos. Un entorno regulatorio coherente y predecible no solo atraería inversión extranjera, sino que también consolidaría a México como un punto neurálgico para la distribución energética en Norteamérica.

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