¿Qué es el valle de intermitencia y por qué amenaza la transición energética?

El avance de la energía solar y eólica ha revelado un reto silencioso: el valle de intermitencia. Cuando el sol se oculta y el viento se detiene, la demanda sigue. ¿Cómo se evita el apagón en un sistema eléctrico renovable?

Hace 1 hora
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El valle de intermitencia es uno de los retos menos comprendidos —pero más críticos— de la transición energética global. Ocurre cuando la generación de energía renovable cae drásticamente en horarios donde la demanda sigue activa. El caso clásico: un sistema con alta penetración solar entra en déficit energético al anochecer, justo cuando millones de hogares encienden luces, electrodomésticos y sistemas de climatización.

Entender este concepto no es un ejercicio académico. Es la línea que separa una transición energética exitosa de una transición llena de apagones, costos ocultos e improvisación operativa.

La cara oculta del boom renovable

La energía solar y eólica han ganado terreno a gran velocidad. Según la Agencia Internacional de Energía (IEA), más del 80% de la nueva capacidad eléctrica instalada en 2024 provino de fuentes renovables. México, aunque con un ritmo irregular, ya supera el 30% de generación limpia en su matriz eléctrica, de acuerdo con datos de la CRE.

Pero la generación renovable no sigue el ritmo del consumo humano. Mientras el viento sopla de madrugada y el sol brilla al mediodía, la mayor demanda aparece al amanecer y al atardecer. Esa brecha temporal genera el famoso “duck curve”, una gráfica en forma de pato que evidencia el descenso abrupto de energía renovable seguido de un pico de demanda.

El valle de intermitencia es ese hueco. Ese momento crítico donde la producción renovable cae y el sistema debe reaccionar de inmediato.

¿Cómo se llena el valle?

Aquí entra la ingeniería, la regulación y la economía. Existen cuatro principales estrategias para gestionar el valle de intermitencia:

1. Almacenamiento energético

Las baterías de litio, los sistemas de bombeo hidráulico o incluso tecnologías emergentes como el almacenamiento térmico permiten guardar excedentes renovables y liberarlos en el momento crítico. Sin embargo, el costo aún es alto cuando se requieren varias horas de respaldo.

2. Centrales de respaldo rápido

Mientras no haya suficiente almacenamiento, muchos países recurren a plantas de gas natural de arranque rápido, conocidas como peaker plants. En la práctica, son el cinturón de seguridad del sistema eléctrico. No obstante, mantenerlas ociosas tiene un costo que se termina trasladando a la tarifa final.

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3. Gestión inteligente de la demanda

Una red moderna no solo genera: conversa con el consumidor. Programar electrodomésticos, vehículos eléctricos o procesos industriales para consumir en horarios de abundancia renovable ayuda a suavizar la curva del valle.

4. Interconexión regional

Cuantas más líneas de transmisión existan entre regiones, más fácil es equilibrar excedentes y déficits. Europa ha logrado reducir parcialmente sus valles de intermitencia gracias al comercio transfronterizo de electricidad. México aún tiene cuellos de botella entre el norte solar y el centro industrial.

No es solo un problema técnico, es un dilema político

El valle de intermitencia abre una pregunta incómoda: ¿cuánto respaldo fósil debe mantenerse en una economía que busca ser 100% renovable? Algunos activistas exigen apagar todas las plantas térmicas, pero ningún operador de sistema eléctrico responsable lo haría sin garantizar antes alternativas firmes.

Países como Alemania y California aprendieron esta lección a la mala: apagaron centrales convencionales demasiado rápido y luego tuvieron que reactivarlas en emergencias.

El futuro energético no será solo solar o solo eólico. Será flexible, híbrido y coordinado. El valle de intermitencia obliga a planificar con honestidad, sin romanticismos.

¿Intermitencia o inteligencia?

El éxito de la transición energética no depende únicamente de instalar más paneles o aerogeneradores. Depende de cómo gestionamos el hueco entre abundancia y escasez renovable. Ahí se define si el sistema será resiliente o vulnerable.

El valle de intermitencia no debe verse como una amenaza, sino como una hoja de ruta. Nos obliga a invertir en almacenamiento, redes inteligentes, regulación moderna y educación energética.

Porque el verdadero enemigo no es la intermitencia. Es la improvisación.

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