El 17 de junio se cumplen 15 años del corte masivo que dejó sin energía eléctrica a 1.7 millones de usuarios en la Península de Yucatán. En aquella ocasión, quedaron expuestas fallas de transmisión que aún persisten: en mayo de 2025 el Centro Nacional de Control de Energía (CENACE) declaró emergencia en 15 estados.
Ante este escenario, el Gobierno de México promete 22,674 MW adicionales, redes inteligentes y Sistemas de Almacenamiento de Energía en Baterías (BESS). La pregunta es: ¿estas acciones serán suficientes para blindar al país frente a olas de calor y demanda industrial creciente?
La mañana del 17 de junio de 2009, la Península de Yucatán se quedó sin luz. Una sobrecarga en líneas de transmisión de 400 kilovatios (kV) provocó un apagón que paralizó hospitales, aeropuertos y 1.7 millones de usuarios. El corte duró más de siete horas y costó al sector productivo cerca de $200 millones, según Canacintra-Yucatán. Desde entonces, el episodio se convirtió en un referente de lo que ocurre cuando la expansión de la demanda eléctrica adelanta a la infraestructura.
Hoy, a 15 años de distancia, los riesgos no han desaparecido. El CENACE emitió alerta operativa nacional el 18 de mayo pasado en plena ola de calor, al registrar reservas inferiores a 6%. La advertencia escaló a “estado de emergencia” y derivó en cortes controlados en 15 estados del norte y del Bajío, mientras la temperatura superaba los 45°C y la demanda rompía récord histórico de 54 GW.
Para evitar otro colapso, la Secretaría de Energía (Sener) anunció un plan de refuerzo que incluye:
- 22,674 MW de nueva capacidad (ciclos combinados y renovables).
- Redes inteligentes capaces de aislar fallas y redirigir carga en tiempo real.
- Sistemas de Almacenamiento de Energía en Baterías (BESS) por 1,100 MWh en nodos críticos de la Península de Yucatán y el noroeste.
- Sustitución de 6.5 millones de medidores digitales (entre 2025-2028) para reducir pérdidas no técnicas (hoy cercanas al 11% de la generación).
La inversión total superará los US$12,000 millones. De materializarse, la red podría soportar picos de 60 GW previstos para 2028, cuando el nearshoring sume alrededor de 2,800 nuevas plantas industriales, de acuerdo con la Secretaría de Economía (SE).
Sin embargo, especialistas advierten que la transmisión sigue siendo el gran reto. Además, el rezago regulatorio para la interconexión de plantas solares y eólicas limita la entrada de capacidad limpia.
Si analizamos las lecciones del 2009, cabe señalar que la falla no se originó en la generación, sino en la congestión y en la falta de protocolos de respuesta coordinada. Hoy, con una demanda industrial que crece 4% anual y con eventos climáticos más extremos, la planeación de largo plazo, el mantenimiento predictivo y el almacenamiento distribuido ya no son opcionales. Por lo tanto, hay que invertir antes del próximo apagón.