México se encamina hacia un posible estancamiento económico en el segundo trimestre de 2025, impulsado por la debilidad persistente de la actividad industrial. De acuerdo con el Indicador Oportuno de la Actividad Económica (IOAE), publicado por el INEGI, la economía registró en mayo una contracción de 0.3% anual, lo que refuerza los temores de una desaceleración.
El retroceso es especialmente notorio en las actividades secundarias, que incluyen sectores clave como la manufactura, construcción, minería y generación de energía. Estas cayeron 1.1% anual en mayo, marcando su tercera caída mensual consecutiva, algo que no se observaba desde el periodo de la pandemia. Esto ya comienza a reflejarse en los pronósticos económicos.
Algunos analistas señalan que si el desempeño de junio no muestra una recuperación, el PIB del segundo trimestre podría tener un crecimiento de 0.0% con respecto al trimestre anterior. Otros proyectan, incluso, una posible contracción de entre 0.3 y 0.5%, lo que pondría fin al ritmo de crecimiento observado en trimestres anteriores.
El contexto económico se complica por factores adicionales, tanto internos como internacionales, que han frenado decisiones de inversión en sectores estratégicos.
Aunque el Gobierno de México mantiene expectativas optimistas para 2025, estimando un crecimiento del PIB de entre 2.5 y 3.5%, las proyecciones del segundo trimestre del año podrían obligar a una revisión a la baja. El Banco de México (Banxico) también ha advertido en sus últimos reportes que la recuperación de la actividad industrial será clave para sostener el dinamismo económico nacional.
El panorama de la industria nacional será determinante para el desempeño del resto del año. La falta de estímulos inmediatos o reformas productivas podría consolidar una tendencia de estancamiento económico, especialmente si el entorno externo continúa afectando el comercio y la inversión.