Comisión Federal de Electricidad: entre modernización, control estatal y transición energética

La Comisión Federal de Electricidad (CFE) está en el centro de la estrategia energética nacional. Entre tensiones presupuestarias, expansión en renovables y el impulso a la autosuficiencia, su papel es decisivo.

Hace 4 horas
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Comisión Federal de Electricidad (CFE). Depositphotos
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La Comisión Federal de Electricidad (CFE) ha recuperado en los últimos años un protagonismo central dentro del modelo energético mexicano. Bajo el argumento de fortalecer la soberanía y asegurar tarifas accesibles, la empresa productiva del Estado ha reorientado su estrategia hacia un control reforzado del despacho eléctrico. En medio de los debates sobre transición energética, competencia privada y modernización tecnológica, el papel de la CFE resulta clave para el futuro energético de México.

Expansión operativa y concentración del mercado

Desde el inicio del actual sexenio, la CFE ha adoptado una política de expansión en infraestructura eléctrica con respaldo del Gobierno federal. Según el Tercer Informe Trimestral 2024 de la Secretaría de Energía (SENER), la CFE genera hoy el 54.3% de la electricidad total del país, frente al 38.6% que representaba en 2018. Esto ha sido posible mediante mayores inversiones públicas, renegociación de contratos privados y la compra de 13 plantas de generación a Iberdrola por más de 6,000 millones de dólares, concretada en febrero de 2024.

La adquisición de estas centrales —mayoritariamente de ciclo combinado— permitió a la CFE recuperar capacidad instalada en regiones clave como Tamaulipas, Nuevo León y Baja California. Sin embargo, también reavivó el debate sobre el retroceso en la apertura del sector eléctrico y el papel de las energías fósiles frente a compromisos climáticos internacionales.

Desafíos en la transición energética y generación limpia

Uno de los mayores retos de la CFE es su lenta incorporación de generación renovable no hidroeléctrica. De acuerdo con el Renewable Energy Market Update 2025 de la Agencia Internacional de Energía (IEA), México tiene uno de los niveles más bajos de incorporación de energía solar y eólica entre los países de la OCDE. A junio de 2025, menos del 10% de la electricidad generada por la CFE proviene de fuentes limpias distintas a la hidroeléctrica.

Esto contrasta con las metas establecidas en la Ley de Transición Energética de 2015, que aspiraban a alcanzar un 35% de generación limpia para 2024. La empresa ha defendido sus inversiones en modernización de hidroeléctricas como respuesta a esta obligación. En 2023, se anunciaron inversiones por 1,200 millones de dólares para rehabilitar 14 centrales hidroeléctricas, incluyendo La Yesca, Peñitas y Malpaso.

Sin embargo, organismos como el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) han señalado que, sin una incorporación más decidida de fuentes variables como la solar o la eólica, México no alcanzará los compromisos climáticos asumidos ante la COP28 en Dubái.

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Estrategias para expansión y fortalecimiento institucional

En respuesta a estos desafíos, la CFE ha delineado varias estrategias de modernización y expansión para 2025:

  • Nuevas inversiones en transmisión: En el Presupuesto de Egresos 2025 se contemplan más de 50,000 millones de pesos para proyectos de ampliación y modernización de la red eléctrica. Esto incluye líneas estratégicas como Ixtepec–Yautepec, que permitirá conectar parques eólicos del Istmo de Tehuantepec con centros de demanda del centro del país.
  • Digitalización y combate a pérdidas: Uno de los objetivos prioritarios para 2025 es reducir las pérdidas técnicas y no técnicas que en algunas regiones superan el 20%. Para ello, la empresa ha iniciado la instalación de medidores inteligentes y redes de monitoreo automatizado.
  • Electromovilidad y carga pública: En junio de 2025, la CFE instaló su estación número 300 de carga rápida para vehículos eléctricos, como parte del proyecto “Electrolinera CFE”. Este plan busca instalar más de 500 estaciones antes de 2026, con especial atención a corredores logísticos clave.
  • Generación distribuida y almacenamiento: Aunque aún incipiente, la CFE ha comenzado a explorar proyectos piloto de baterías para almacenamiento en Baja California y Yucatán, donde la intermitencia renovable representa un desafío estructural.

Proyecciones y tensiones en el modelo energético mexicano

A medida que se aproxima el final del actual sexenio, el modelo energético centrado en la CFE enfrenta cuestionamientos. Por un lado, la empresa ha fortalecido su capacidad operativa y ha recuperado presencia en regiones clave. Por otro, persisten señales de rigidez institucional, baja inversión en innovación y una estrategia energética que prioriza el control sobre la competencia y la descarbonización.

Expertos como Rosanety Barrios y Víctor Ramírez advierten que sin una reforma profunda del modelo eléctrico —que combine certeza jurídica, financiamiento para renovables y fortalecimiento de redes inteligentes—, el papel de la CFE podría derivar en un sistema menos competitivo y menos sostenible.

¿Qué papel jugará la CFE en el próximo sexenio?

Con las elecciones presidenciales de 2024 ya resueltas y el nuevo gobierno por iniciar funciones en octubre de 2025, el futuro de la Comisión Federal de Electricidad dependerá del enfoque que asuma la próxima administración. Si bien se anticipa continuidad en el respaldo político, los desafíos técnicos, financieros y climáticos serán cada vez más complejos.

La sostenibilidad del sistema eléctrico mexicano exigirá que la CFE combine su papel como garante del servicio público con una integración acelerada de energías limpias, innovación digital y apertura regulatoria. La visión estratégica no puede limitarse a recuperar mercado: debe construir una red resiliente, moderna y alineada con el nuevo orden energético global.

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