Tras una década de incertidumbre provocada por el accidente de Fukushima en 2011, la energía nuclear experimenta un renacimiento global. De acuerdo con el informe especial de la Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés), publicado en 2025, el sector nuclear se encuentra al borde de una nueva era, impulsada por políticas públicas, innovación tecnológica y un renovado interés del sector privado. Esta evolución no solo refleja un giro estratégico en materia energética, sino que también responde a la necesidad urgente de garantizar un suministro eléctrico limpio y seguro en un contexto de creciente demanda global.
Una recuperación anunciada
En 2021, la IEA anticipó el regreso de la energía nuclear como pilar de la transición energética. Cuatro años después, esta previsión se ha materializado: en 2025, la producción mundial de electricidad nuclear alcanzará niveles récord, situándose como la segunda mayor fuente de generación con bajas emisiones, solo por detrás de la hidroeléctrica. Además, más de 40 países han adoptado políticas de expansión nuclear, en un movimiento sin precedentes desde las crisis petroleras de los años setenta.
La era de la electricidad: demanda creciente y presión sobre el sistema energético
La aceleración de la electrificación es uno de los motores fundamentales del renovado interés por lo nuclear. Según estimaciones de la IEA, en la próxima década la demanda global de electricidad crecerá seis veces más rápido que la demanda total de energía. Este fenómeno responde a la expansión de sectores como la movilidad eléctrica, la automatización industrial y los centros de datos, todos ellos dependientes de un suministro eléctrico continuo y confiable.
En este contexto, las energías renovables —como la solar y la eólica— desempeñan un papel esencial, pero su naturaleza intermitente exige fuentes complementarias. La energía nuclear, con su capacidad de generación continua y libre de emisiones directas, se presenta como una opción estratégica para estabilizar redes eléctricas y reducir la dependencia de combustibles fósiles.
Innovación nuclear: pequeños reactores modulares como catalizadores
Uno de los factores que marcan el nuevo paradigma nuclear es el desarrollo de reactores modulares pequeños (SMR, por sus siglas en inglés). Esta tecnología, aún en fase de implementación, promete transformar el sector mediante modelos de generación más ágiles, menos costosos y adaptables a diversas geografías. Se prevé que los primeros SMR inicien operaciones comerciales alrededor de 2030.
Según la IEA, los SMR podrían representar hasta el 10% de la capacidad nuclear global en 2040. Estados Unidos, como líder en innovación, podría concentrar el 20% del crecimiento en esta categoría. El modelo modular también facilita nuevas sinergias con el sector tecnológico: grandes corporaciones que construyen centros de datos están considerando los SMR como solución energética de respaldo, aprovechando sus sólidas calificaciones crediticias para atraer financiamiento.
Desafíos persistentes: financiamiento y concentración tecnológica
El principal obstáculo para consolidar esta nueva era nuclear es el financiamiento. Las plantas nucleares tradicionales requieren inversiones elevadas, plazos largos de construcción y enfrentan riesgos técnicos significativos, lo que limita la participación del capital privado. Si bien los gobiernos han sido actores clave en el financiamiento histórico del sector, su aporte resulta insuficiente para cubrir la escala requerida a futuro.
Aquí es donde los SMR podrían marcar la diferencia: al reducir los costos iniciales y acortar los tiempos de implementación, esta tecnología permite un esquema de inversión más accesible. Sin embargo, esto solo será posible si se establecen marcos regulatorios claros, políticas de incentivo efectivas y mecanismos de mitigación de riesgos que promuevan la participación privada.
Por otra parte, la concentración de mercados en el suministro de tecnología nuclear, así como en la producción y enriquecimiento de uranio, representa un factor de riesgo. La diversificación de la cadena de suministro será esencial para evitar cuellos de botella y garantizar la seguridad energética de los países que apuesten por esta fuente.
Un panorama geopolítico en transformación
Durante los años noventa, Europa lideraba la expansión nuclear, pero hoy su industria se ha contraído. En contraste, China representa actualmente la mitad de los proyectos nucleares en construcción, y se proyecta que superará tanto a la Unión Europea como a Estados Unidos en capacidad instalada para 2030. Este cambio en el mapa nuclear mundial refleja una reconfiguración de las prioridades geoestratégicas y tecnológicas.
La evolución del sector dependerá de la capacidad de los países para coordinar políticas de largo plazo, invertir en innovación y fomentar la cooperación internacional. La IEA enfatiza que, aunque algunos de sus Estados miembros han optado por excluir la energía nuclear de su matriz futura —decisión que la agencia respeta—, existe un consenso creciente sobre su rol imprescindible en la descarbonización y la seguridad energética.
Conclusión: oportunidad histórica para redefinir el modelo energético
La energía nuclear se encuentra en un punto de inflexión. El entorno actual ofrece las condiciones tecnológicas, políticas y financieras necesarias para una expansión sostenida. Pero materializar este potencial requiere liderazgo gubernamental, visión estratégica y una colaboración efectiva entre sectores.
La ventana de oportunidad está abierta. Aprovecharla podría marcar la diferencia entre un sistema energético vulnerable e inestable y uno resiliente, sostenible y preparado para las exigencias del siglo XXI.
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