Energía y Pueblos Indígenas en Canadá: Hacia la Cogestión Energética

Canadá se encuentra en un punto de inflexión energético, donde la participación indígena en proyectos energéticos no es solo una cuestión de equidad, sino un pilar fundamental para el desarrollo sostenible. Este editorial explora cómo la colaboración con los pueblos indígenas está transformando el panorama energético del país, pasando de conflictos a modelos de propiedad compartida y justicia energética.

Hace 6 horas
COMPARTIR
Depositphotos
Depositphotos

Energía y Pueblos Indígenas en Canadá: Hacia la Cogestión Energética

El panorama energético canadiense atraviesa una transformación profunda, y la participación indígena en proyectos energéticos emerge como un factor determinante. Durante décadas, la relación entre las industrias extractivas y las comunidades indígenas estuvo marcada por conflictos. Sin embargo, un cambio significativo se observa hoy: se transita hacia alianzas estratégicas y modelos de propiedad compartida, fundamentales para la justicia energética y el desarrollo sostenible. Este viraje no solo busca la reconciliación, sino que también reconoce el papel vital de los pueblos originarios en la configuración del futuro energético de Canadá.

De la Consulta a la Copropiedad: Evolución de un Paradigma

Históricamente, la interacción con las Primeras Naciones, los Inuit y los Métis en proyectos energéticos se limitaba a procesos de consulta, a menudo insuficientes. Sin embargo, el reconocimiento de los derechos indígenas, consagrados en la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas (UNDRIP), ha propiciado un cambio sustancial. En Columbia Británica, por ejemplo, la aprobación de la Ley de Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas (DRIPA) en 2019 ha sentado un precedente. Esta legislación exige el consentimiento libre, previo e informado para proyectos que afecten tierras y recursos indígenas, impulsando una mayor inclusión.

Un ejemplo notable es el de la Nación Tla’amin en Columbia Británica, que ha desarrollado el proyecto hidroeléctrico Jimmie Creek en asociación con Innergex Renewable Energy. Este modelo de coinversión demuestra cómo las comunidades indígenas pueden pasar de ser meros afectados a socios activos.

Otro caso es el de la Asociación de Energía Indígena de Canadá (IEAC), que desde 2018 impulsa la participación económica indígena en proyectos energéticos a gran escala. Según un informe de la IEAC de 2023, la inversión indígena en proyectos energéticos en Canadá podría superar los 10 mil millones de dólares para 2030. Estos datos subrayan una tendencia clara hacia la asunción de riesgos y beneficios compartidos.

Modelos Emergentes: Impulsando la Justicia y Soberanía Energética

La justicia energética se posiciona como un eje central de esta evolución. Implica garantizar que todas las comunidades, incluidas las indígenas, tengan acceso equitativo a energía limpia, asequible y segura, y que también participen en la toma de decisiones. Esto va más allá de la simple inclusión económica; busca abordar las desigualdades históricas y empoderar a las comunidades para que definan su propio futuro energético.

Nuevos modelos de propiedad están emergiendo, donde las comunidades indígenas no solo poseen una parte de los proyectos, sino que también ejercen control operativo. La iniciativa Indigenous Clean Energy (ICE) es un catalizador clave en este ámbito.

Ha apoyado más de 180 proyectos de energía limpia liderados por indígenas en todo Canadá, con un valor combinado superior a 1.5 mil millones de dólares. Estos proyectos abarcan desde parques solares hasta turbinas eólicas, pasando por centrales de biomasa.

Depositphotos
Depositphotos

La participación directa en la propiedad y operación asegura que los beneficios económicos y ambientales permanezcan dentro de la comunidad, fomentando la creación de empleo y el desarrollo local. Por ejemplo, el proyecto solar First Nations Power Authority en Saskatchewan demuestra cómo la capacitación y el empleo locales son componentes integrales de estos nuevos esquemas.

Desafíos y Horizontes de Colaboración

A pesar de los avances, persisten desafíos significativos. La falta de acceso a capital sigue siendo una barrera importante para muchas comunidades indígenas interesadas en la propiedad de proyectos energéticos. Además, la complejidad de los marcos regulatorios y la necesidad de una mayor capacidad técnica interna pueden dificultar la participación plena. Sin embargo, iniciativas como el Fondo de Inversión Indígena en Infraestructura (IIF), lanzado en 2021, buscan mitigar estas barreras proporcionando financiamiento y asesoramiento técnico.

Mirando hacia el futuro, la colaboración entre los pueblos indígenas, el gobierno y la industria es crucial. Se vislumbran oportunidades en la expansión de proyectos de energía renovable, la modernización de la red eléctrica y el desarrollo de tecnologías de almacenamiento de energía.

Para junio de 2025, varios diálogos intergubernamentales han puesto de relieve la necesidad de agilizar los procesos de aprobación y de garantizar que las políticas energéticas nacionales se alineen con los principios de UNDRIP y DRIPA.

La Universidad de Columbia Británica, a través de su Centro de Derecho Indígena, continúa produciendo investigaciones vitales que respaldan estos marcos de colaboración. La participación indígena en proyectos energéticos no es una opción, sino una necesidad estratégica para que Canadá logre sus metas climáticas y de reconciliación.

El Impulso de la Soberanía Energética Indígena

La consolidación de la participación indígena en proyectos energéticos no solo fortalece la economía de las comunidades, sino que también refuerza su soberanía energética. Esto significa que los pueblos indígenas tienen el derecho y la capacidad de decidir sobre el desarrollo y la gestión de sus recursos energéticos.

Esta autonomía, construida sobre alianzas genuinas y modelos de cogestión, es un pilar para un futuro energético canadiense más justo y sostenible. Se insta a los tomadores de decisiones a seguir priorizando y ampliando las oportunidades para que las comunidades indígenas lideren la transición energética del país.

Te invito a leer:

Blockchain en la energía: la revolución digital que impulsa la innovación energética en 2025