India y China frente al ultimátum de Trump: el dilema de los compradores de petróleo ruso

El reciente ultimátum de Trump para restringir el comercio con Rusia plantea un dilema para India y China, los dos mayores compradores de petróleo ruso. Las consecuencias podrían redibujar los flujos energéticos globales.

Hace 7 horas
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El endurecimiento de la postura de Estados Unidos ante Rusia coloca a India y China en el centro de la tensión energética global. Ambos países, principales compradores de petróleo ruso, deben ahora decidir entre garantizar su seguridad energética o exponerse a sanciones secundarias del 100 %.

Asia, atrapada entre el pragmatismo y la presión occidental

India y China se han beneficiado de los descuentos que Rusia ofrece en sus exportaciones de crudo desde que iniciaron las sanciones europeas en 2022. Entre ambos, representan más del 70 % de las compras globales de petróleo ruso por fuera de Occidente.

El nuevo plazo de 10–12 días impuesto por Trump para que Rusia avance en un acuerdo de paz ha cambiado las reglas del juego. La advertencia de sanciones secundarias sobre los compradores de petróleo ruso añade un nuevo nivel de presión que compromete el acceso a financiamiento, seguros, logística y comercio internacional para cualquier actor que continúe negociando con Moscú.

La postura de India: equilibrio diplomático al límite

Un socio estratégico difícil de reemplazar

India ha mantenido una política exterior de no alineación que le permite comerciar con Rusia mientras colabora con EE. UU. y Europa en temas de seguridad y tecnología. Actualmente, el petróleo ruso representa más del 40 % de las importaciones energéticas de India, según datos del Ministerio de Petróleo indio (julio 2025).

La ventaja de precios es significativa: el crudo ruso ha estado entre 12 y 18 dólares por barril más barato que el Brent, lo que ha ayudado a India a controlar la inflación y sostener el crecimiento.

El riesgo de sanciones: consecuencias económicas y financieras

Sin embargo, las nuevas amenazas de Trump sobre aplicar sanciones secundarias del 100 % a quienes sigan comprando petróleo ruso complican ese equilibrio. Bancos indios y aseguradoras podrían quedar fuera del sistema financiero estadounidense, lo que limitaría las operaciones internacionales.

La Federación India de Exportadores (FIEO) ya ha expresado su preocupación por una posible reacción en cadena que afecte al comercio general con Occidente.

China: entre el rechazo político y la dependencia energética

Volumen y estrategia a largo plazo

China es el mayor comprador de petróleo ruso. En 2024, más del 20 % del crudo que importa provino de Rusia, y gran parte llega por oleoductos y rutas marítimas del Pacífico. Para Pekín, garantizar un suministro energético diversificado es prioridad estratégica.

Desde el inicio del conflicto en Ucrania, China ha defendido una postura “neutral activa”, negociando tanto con Moscú como con Bruselas. Pero las sanciones de EE. UU. a los compradores de petróleo ruso colocan a Pekín en una encrucijada: si sigue comprando, arriesga represalias económicas; si reduce sus compras, sacrifica una fuente segura y asequible.

Sanciones: ¿realmente disuasorias para China?

A diferencia de India, China tiene mayor capacidad para resistir sanciones gracias a sus sistemas alternativos de pagos y su enorme mercado interno. No obstante, algunas petroleras estatales ya han advertido sobre la dificultad de asegurar envíos rusos sin financiamiento internacional.

Además, el temor a represalias secundarias puede afectar a compañías como Sinopec o CNPC, que cotizan en mercados internacionales. La amenaza de Trump puede no frenar a Pekín, pero sí moderar su exposición directa a Rusia en el corto plazo.

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Reconfiguración del mercado: ¿quién sustituye a los compradores de petróleo ruso?

¿Dónde colocaría Rusia su petróleo?

Si India y China reducen sus compras por temor a sanciones, Rusia enfrentaría un cuello de botella logístico y financiero. El crudo que no se vende no puede almacenarse indefinidamente. Esto obligaría al Kremlin a recortar producción o vender con mayores descuentos a otros mercados secundarios, como África o Latinoamérica.

Además, la falta de compradores confiables reduciría el ingreso por exportaciones, debilitando aún más su capacidad de financiar el conflicto en Ucrania.

¿Quién sustituye a Rusia?

Ni la OPEP ni EE. UU. pueden reemplazar rápidamente los volúmenes rusos en Asia. Aunque algunos productores del Golfo podrían aumentar su producción, existen límites de capacidad y compromisos previos. El resultado probable sería una escasez relativa en el mercado asiático y precios más altos a nivel global.

Impacto global: tensiones energéticas y dilemas estratégicos

Un mundo más fragmentado

El ultimátum de Trump a Rusia tiene un alcance que va más allá del conflicto europeo. Al comprometer a los principales compradores de petróleo ruso, coloca en entredicho la globalización energética. Cada país debe ahora redefinir sus alianzas, no solo por razones políticas, sino por pura supervivencia económica.

India y China no solo se enfrentan a una disyuntiva comercial, sino también a una redefinición de su papel en el orden mundial. Seguir comprando petróleo ruso puede ser visto como un acto de resistencia, pero también como una carga estratégica.

¿Nuevo mapa energético?

Las sanciones secundarias podrían dar paso a una era de flujos energéticos más regionalizados, donde el petróleo se comercialice entre bloques afines. El riesgo para el sistema actual es la pérdida de liquidez, eficiencia y previsibilidad. El petróleo dejaría de ser un bien casi universal, para convertirse en un recurso condicionado por la geopolítica.

Aumenta la presión sobre los compradores de petróleo ruso

El nuevo enfoque de Washington, más severo y menos flexible, pone en jaque a India y China. Aunque ambos países tienen razones económicas para continuar comprando petróleo ruso, el costo diplomático y financiero podría superar los beneficios.

El mundo observa cómo se desarrolla esta tensión. Si India y China reducen su dependencia del crudo ruso, los efectos serán inmediatos sobre el precio del petróleo, el equilibrio de poder energético y la estabilidad de los mercados globales.

El plazo vence pronto. Y con él, puede cambiar la arquitectura energética global.

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