Kemel Díaz: el ingeniero que impulsa la energía solar en Sancti Spíritus con liderazgo y seguridad 

La transición energética en Sancti Spíritus tiene nombre propio. Kemel Díaz lidera, con experiencia y disciplina, la construcción de parques solares que impulsan un futuro limpio y seguro.

Hace 5 horas
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El rostro humano de la transición energética 

En Sancti Spíritus, la transición hacia una matriz eléctrica más limpia no se mide solo en megawatts, paneles o kilómetros de cable. También se mide en jornadas extenuantes bajo el sol, decisiones críticas y un compromiso inquebrantable con la seguridad. Kemel Díaz, ingeniero eléctrico de 37 años, es uno de esos rostros invisibles que sostienen, con técnica y determinación, el avance de tres nuevos parques solares en la provincia, que sumarán 21.8 megawatts al Sistema Eléctrico Nacional. 

Su labor se centra en un aspecto clave y muchas veces ignorado: las instalaciones eléctricas y los cerca de 240 kilómetros de cableado que alimentan el corazón de cada planta fotovoltaica. Un trabajo que, en sus propias palabras, ha sido “el mayor reto profesional” de su vida. 

Un oficio bajo el sol y contra el reloj 

El parque fotovoltaico de Cabaiguán, recientemente sincronizado al sistema eléctrico, ha sido uno de sus escenarios más exigentes. Allí, entre mesas y paneles, supervisó cada conexión con la certeza de que la electricidad no perdona errores. “Aquí el accidente no puede ser una noticia”, repite a su equipo, recordando que la vida y la seguridad están por encima de cualquier calendario de obra. 

Actualmente, su atención se centra en el parque de Tuinucú, en Taguasco, donde el avance es vital para cumplir plazos. Las jornadas empiezan a las siete de la mañana y terminan bien entrada la noche. El sacrificio no es solo personal: su familia vive el peso de su ausencia diaria. “A mi esposa hay que ponerle una medalla”, comenta con humor, consciente de que detrás de cada proyecto hay también un esfuerzo doméstico. 

Liderazgo que conecta personas y energía 

Kemel no solo instala cables; también teje relaciones humanas. Su liderazgo no es autoritario, sino cercano y participativo. Escucha, delega y motiva, incluso en jornadas marcadas por un sol implacable. En el terreno, su equipo confía en sus decisiones porque sabe que cada instrucción responde a la experiencia y al cuidado del grupo. 

Su visión es clara: en un parque fotovoltaico, cada tramo de cable es vital. Detecta fallas antes de que se hagan visibles, calcula materiales con precisión casi instintiva y mantiene la calma frente a imprevistos. Esa capacidad de anticipación no se enseña en manuales; se gana con horas de trabajo, atención y compromiso. 

Seguridad como valor innegociable 

En la construcción de un parque solar, el riesgo está siempre presente. Kemel lo sabe y por eso repite, una y otra vez, que la prisa no puede comprometer la integridad física. Un descuido con una retroexcavadora, una conexión mal asegurada o una maniobra sin coordinación pueden traducirse en pérdidas materiales o, peor aún, en tragedias humanas. 

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Gracias a su insistencia en los protocolos, el parque de Cabaiguán logró culminar sin incidentes laborales. Un logro que, en la cultura de obra, equivale a un éxito tan importante como el cumplimiento de la meta técnica. Para Díaz, la seguridad no es un requisito burocrático: es la garantía de que el esfuerzo diario no se vea empañado por un accidente evitable. 

Más allá de los paneles: la fuerza invisible de los cables 

Para el ojo inexperto, un parque fotovoltaico es un mar de paneles brillando bajo el sol. Pero sin el entramado eléctrico que dirige Kemel, esas estructuras no producirían un solo kilovatio útil. Los cables son el sistema nervioso de la planta, el puente invisible entre la luz solar y la energía que llega a los hogares. 

En Sancti Spíritus, esa red de cobre y trabajo humano representa mucho más que infraestructura: es la prueba de que la transición energética no se logra solo con tecnología, sino con profesionales capaces de integrar seguridad, eficiencia y liderazgo. 

Resistencia y compromiso bajo el sol 

Las condiciones de trabajo en campo no son sencillas. La exposición constante al calor extremo, la necesidad de operar maquinaria y equipos de precisión al aire libre y los plazos ajustados forman parte de la rutina. Sin embargo, Kemel mantiene el ánimo alto, incluso bromeando con que “el sol no se apaga por cansancio”. Esa actitud positiva, combinada con disciplina, se transmite a su equipo y fortalece la moral en las jornadas más exigentes. 

El futuro se conecta paso a paso 

Mientras Cuba avanza hacia una matriz energética menos dependiente de combustibles fósiles, la labor de ingenieros como Kemel Díaz se vuelve esencial. Su ejemplo demuestra que el progreso no se mide únicamente en cifras, sino en la forma en que se construye: cuidando a las personas, garantizando calidad y asegurando que cada kilovatio producido sea fruto de un trabajo seguro y bien hecho. 

En cada cable tendido y en cada procedimiento verificado late la certeza de que el futuro energético de Sancti Spíritus se construye hoy, bajo un sol implacable, con la disciplina y el compromiso de quienes entienden que la energía no solo se genera: se cuida, se protege y se conecta

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Redacción

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