Un punto estratégico entre innovación, energía y proximidad geopolítica
México se ha consolidado como un actor clave en la cadena de suministro aeroespacial global. Con más de 350 empresas del sector, exportaciones por más de 9,000 millones de dólares anuales y una ubicación privilegiada respecto a los principales centros de innovación y consumo en Norteamérica, el país ha evolucionado de ser un proveedor de manufactura de bajo costo a un hub de alta precisión tecnológica. Este avance se potencia gracias al nearshoring, el crecimiento del talento técnico nacional, la expansión de energías limpias y la especialización de regiones como el Bajío, Baja California y Sonora.
Los tratados comerciales como el T-MEC han fortalecido esta dinámica. Pero son la integración energética y la innovación en manufactura los factores que consolidan el atractivo mexicano. El auge de los vehículos eléctricos, los nuevos diseños satelitales y los componentes para aeronaves más eficientes demandan capacidades que México está desarrollando con rapidez.
Bajío: corazón manufacturero con talento técnico en ascenso
El Bajío —conformado principalmente por Querétaro, Guanajuato, Aguascalientes y San Luis Potosí— se ha posicionado como el núcleo más sofisticado de manufactura aeroespacial en México. Según la Federación Mexicana de la Industria Aeroespacial (FEMIA), Querétaro concentra más de 80 empresas del sector, incluidas firmas como Safran, Bombardier y Airbus.
Este clúster destaca por su ecosistema académico-industrial. Instituciones como la Universidad Aeronáutica de Querétaro (UNAQ) y el Centro Nacional de Tecnologías Aeronáuticas (CENTA) han desarrollado programas especializados en diseño, ensamblaje y mantenimiento de componentes aeronáuticos, promoviendo un ciclo virtuoso entre formación e industria.
Además, la región ha avanzado en políticas públicas de eficiencia energética. Proyectos solares industriales en Guanajuato y San Luis Potosí, junto con la infraestructura de gas natural, ofrecen condiciones competitivas para procesos manufactureros que demandan calidad energética constante y limpia.
Baja California: puerta binacional con innovación transfronteriza
Tijuana y Mexicali albergan uno de los ecosistemas aeroespaciales más longevos de América Latina. Con más de 110 compañías del ramo —entre ellas Collins Aerospace y Honeywell—, Baja California se ha consolidado como un pilar estratégico en componentes eléctricos, cableado, sistemas de aviónica y ensamblajes ligeros.
El dinamismo fronterizo con California permite flujos logísticos ágiles y proyectos conjuntos con centros de innovación en San Diego, Stanford y Silicon Valley. Esto favorece el desarrollo de prototipos, el diseño de materiales compuestos y la manufactura ligera con integración digital.
El sector eléctrico de Baja California, conectado a la red de EE. UU., ofrece ventajas adicionales para industrias de alta precisión, con énfasis en energías renovables e interconexión binacional. Según la Secretaría de Economía de Baja California, más del 60% de la energía utilizada por las industrias maquiladoras proviene de fuentes limpias o de cogeneración.
Sonora: el nearshoring y la energía solar impulsan un nuevo polo aeroespacial
Sonora, tradicionalmente ligada a la minería, ha emergido como un destino clave para el nearshoring aeroespacial. Su posición geográfica, sumada a su potencial en energías renovables —particularmente solar— y a la infraestructura industrial de Hermosillo y Ciudad Obregón, la posiciona para captar inversiones orientadas a manufactura avanzada.
El Plan Sonora de Energías Sostenibles, impulsado por el gobierno federal, busca transformar al estado en un referente de electrificación limpia. Este plan incluye la planta solar de Puerto Peñasco, que con más de 1,000 MW de capacidad instalada será la más grande de América Latina. Para la industria aeroespacial, este tipo de infraestructura energética garantiza acceso confiable y competitivo para procesos de alta exigencia térmica y eléctrica.
Empresas como Skyworks o Textron ya han comenzado a explorar oportunidades en el norte del país, aprovechando tanto la cercanía logística con Arizona como el impulso gubernamental al desarrollo industrial sostenible.
Infraestructura, energía y talento: la ecuación mexicana en ascenso
México ofrece una ventaja estratégica difícil de replicar: combinación de talento técnico calificado, costos operativos competitivos, energía cada vez más limpia y una red logística integrada al mercado estadounidense. Esta ecuación ha atraído a más de 20 nuevas inversiones en manufactura aeroespacial durante los últimos dos años, con compromisos que superan los 1,500 millones de dólares.
El enfoque hacia una producción limpia y digital también se refleja en la adopción de herramientas como inteligencia artificial para mantenimiento predictivo, sensores de alta precisión y manufactura aditiva (impresión 3D), áreas en las que México comienza a entrenar personal especializado a nivel técnico y universitario.
Empresas internacionales ahora ven al país no solo como un proveedor, sino como un socio estratégico en innovación, sostenibilidad y resiliencia de la cadena de suministro.
México en el radar aeroespacial: clave para el futuro de la industria
La cadena de suministro aeroespacial en México no solo crece: se transforma. Al integrar energía limpia, talento técnico e infraestructura industrial moderna, el país fortalece su papel en la industria aeroespacial global. En un contexto de tensiones geopolíticas, disrupciones logísticas y transición energética, México representa una opción confiable, cercana y con visión de largo plazo.
Para capitalizar este momento, es crucial consolidar alianzas entre gobierno, empresas y academia, garantizar certeza energética e impulsar certificaciones internacionales. El reto no es solo manufacturar piezas, sino liderar el diseño de un nuevo paradigma aeroespacial desde América Latina.
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