La película The Devil Wears Prada (2006) se alza como un referente no solo en lo narrativo del mundo de la moda, sino también como un caso de estudio de cómo funcionan las marcas de lujo en el cine. Desde la protagonista asistente que se transforma hasta la implacable editora, cada elemento visual —vestuario, calzado, accesorios— lleva inscrito un nombre que transmite prestigio, autoridad y deseo. En este análisis abordamos tres marcas clave que aparecen en la cinta y lo que su inclusión revela para el marketing de lujo en la industria.
Prada – protagonista simbólica del título y del status
Desde su misma mención en el título —“Prada” aparece en la frase “The Devil Wears Prada”— esta marca ocupa un lugar central como símbolo absoluto de lujo y exclusividad. Según la ficha técnica de la película, Prada colaboró con el vestuario y aproximadamente el 40 % de los zapatos que lleva el personaje de Meryl Streep (“Miranda Priestly”) son de Prada.
Así, Prada no sólo aparece como etiqueta, sino como metáfora del poder de la marca: quien “viste Prada” no sólo compra moda, sino que adopta un rol dentro del sistema de prestigio.
Para las marcas de lujo, este tipo de presencia en un film que llegó a convertirse en ícono global representa tres lecciones estratégicas:
- Ubicación top of mind: aparecer en el título genera asociación instantánea.
- Coherencia simbólica: la marca “refuerza” al personaje dominante, que encarna autoridad.
- Influencia aspiracional: se transmite al público la idea de que “vestir Prada” es acceder a un estatus.
Chanel – la transformación estilística de la protagonista
Durante la trama, el personaje de Anne Hathaway (“Andy Sachs”) atraviesa un proceso de cambio que se refleja visualmente con un guardarropa que incluye Chanel. Según la información de la producción, cuando Andy “entra” a la élite del estilo, viste completamente de Chanel.
Chanel aquí funciona como premio visual de la transformación: ya no es una aspirante sin estilo, sino alguien que accede al mundo del lujo. Para Chanel, su aparición apunta a reafirmar su posición no sólo como marca de alta costura sino como parte del discurso de “éxito alcanzado”.
Esto deja una lección relevante para las marcas de lujo que quieran utilizar el cine o la narrativa como canal de branding: la presencia de la marca puede comunicar una evolución del personaje, una promesa de cambio, y por ende, conectar emocionalmente con el espectador.
Jimmy Choo – calzado icónico como símbolo de deseo
Dentro de la película se menciona y muestra la casa de moda Jimmy Choo como parte del vestuario de Andy, ambientando ese nivel de lujo corporal: “Are you wearing the Chanel boots? Yeah, I am.”
El calzado de Jimmy Choo se convierte en un símbolo de pago inmediato de estatus: no sólo confirmas que estás en el juego, sino que lo haces visible. Para las marcas de lujo de accesorios, este tipo de aparición revela cómo un solo artículo puede actuar como “entry point” al deseo aspiracional.
Implicaciones estratégicas para branding de lujo
Product-placement con significado
La inclusión de estas marcas no es azarosa: cada una refuerza un componente narrativo (poder, transformación, deseo). El artículo académico sobre la película señala que estas marcas evocan sensaciones de exclusión social y distinción.
Para los directores de marca, esto apunta a que el contexto es tan importante como la marca: cómo se usa, quién la usa, y en qué escena.
Refuerzo del ecosistema de marca
Cuando Prada, Chanel y Jimmy Choo aparecen juntas en una película, se alía un ecosistema de lujo que refuerza mutuamente sus valores: exclusividad, tiempo atemporal, aspiración. Eso amplifica la percepción de cada marca.
Narrativa emocional por encima de funcionalidad
No se trata de decir “este zapato es cómodo” o “este vestido es funcional”. La película comunica “este vestuario te transforma, te eleva”. En ese sentido, las marcas de lujo deben apelar a emociones, identidad y cambio, más que a características tangibles.
Conecta con tu audiencia y su aspiración
La clave para capitalizar este tipo de presencia: identificar qué aspira tu audiencia y cómo tu marca puede posicionarse como puente hacia esa aspiración. En The Devil Wears Prada, el espectador no sólo ve moda, ve acceso. Las marcas que logran esa narrativa ganan relevancia real.

A mirar hacia el futuro – la evolución del lujo en la cultura popular
Veinte años después del estreno de The Devil Wears Prada, las marcas de lujo enfrentan nuevas dinámicas: digital, diversidad, sostenibilidad. Pero la lección sigue siendo pertinente: la marca debe ocupar un lugar simbólico. Para Prada, Chanel o Jimmy Choo (y muchas más) su aparición en la película no es solo cameo, es parte de su discurso de marca.
Hoy, ese discurso se amplifica en redes, colaboraciones, influencers y experiencias inmersivas. Pero los fundamentos del branding de lujo —exclusividad, aspiración, narrativa— permanecen. Las marcas que los dominen seguirán vistiendo no sólo personajes en pantalla, sino los sueños del consumidor.
En última instancia, The Devil Wears Prada nos recuerda que toda marca comunica un estatus, una emoción y una promesa. La pregunta es: ¿qué papel ocupa la tuya en el imaginario de tu audiencia? ¿Inspira autoridad como Prada, elegancia como Chanel o deseo como Jimmy Choo?
Porque en el marketing de lujo, más que vender, se trata de construir percepciones que otros aspiren a encarnar.
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