El mercado de GNL en México: Estrategia exportadora y regiones clave

México perfila una estrategia exportadora de GNL con terminales en Sonora, Baja California y Sinaloa. El impacto económico regional se acelera en 2025.

AGOSTO 01 , 2025
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La estrategia exportadora de GNL en México ha pasado de ser una aspiración a convertirse en uno de los ejes centrales de su política energética y comercial. Apoyada por su cercanía a las reservas del Permian Basin en EE.UU., su acceso a los océanos Pacífico y Atlántico, y un entorno geopolítico favorable a los nuevos proveedores, México avanza para convertirse en una plataforma logística de gas natural licuado con impacto regional directo.

Sonora: epicentro del GNL hacia Asia

Sonora se ha consolidado como el estado más avanzado en la estrategia exportadora de GNL. El proyecto México Pacific LNG, ubicado en Puerto Libertad, es considerado el más ambicioso de todo el continente en desarrollo fuera de EE.UU.

  • Inversión estimada: más de 13,000 millones de dólares
  • Capacidad prevista: 14.1 millones de toneladas métricas anuales (MTPA)
  • Destino del GNL: Japón, Corea del Sur, China e India
  • Inicio de operación comercial estimado: 2027

Este proyecto no solo representa un salto cuantitativo en capacidad de exportación, sino también un polo de desarrollo para el noroeste mexicano. En Sonora se esperan miles de empleos durante la construcción, aumento de ingresos fiscales y derrama económica en sectores como logística, transporte, educación técnica y servicios.

El respaldo político ha sido clave. La iniciativa se enmarca en el Plan Sonora de Energías Sostenibles, presentado por el Gobierno de México, que busca convertir al estado en un hub energético integral con GNL, energía solar, minería crítica y manufactura de baterías.

Baja California: infraestructura consolidada, expansión exportadora

El puerto de Ensenada, en Baja California, alberga una de las terminales de regasificación más antiguas del país: Energía Costa Azul, operada por Sempra Infrastructure. Desde 2021, la empresa ha iniciado su reconversión para incorporar módulos de licuefacción, lo que permitirá exportar GNL directamente al Pacífico.

La primera fase del proyecto Costa Azul LNG contempla una capacidad inicial de 3.25 MTPA, con posibilidad de escalar a más de 12 MTPA en fases futuras. Sempra ha asegurado contratos a largo plazo con empresas asiáticas, lo que garantiza viabilidad financiera.

El estado tiene ventajas logísticas únicas:

  • Conexión por ducto con el suroeste de EE.UU.
  • Puerto de aguas profundas con acceso inmediato al Pacífico
  • Proximidad a centros industriales de California que demandan energía más limpia

Baja California se perfila como un nodo exportador de GNL modular, capaz de adaptarse a nuevas tecnologías de almacenamiento, transporte y producción energética.

Sinaloa: nuevos proyectos, vocación exportadora emergente

Sinaloa ha pasado de ser un estado periférico en el sector energético a convertirse en una plataforma emergente para el GNL. Su ubicación estratégica lo convierte en un punto de tránsito ideal entre el gas texano y los mercados asiáticos.

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Los proyectos destacados en la entidad incluyen:

  • Vista Pacífico LNG (Topolobampo): enfocado en la exportación de hasta 4 MTPA, con conectividad a la red de ductos del norte.
  • Amigo LNG: desarrollo aún en etapa de planeación, con capacidad potencial de 3–6 MTPA.

Además, el puerto de Topolobampo podría convertirse en una terminal multipropósito que incluya carga general, productos energéticos y almacenamiento.

Sinaloa enfrenta desafíos en conectividad logística, gestión ambiental y vinculación comunitaria, pero también presenta una ventana de oportunidad para diversificar su economía regional, históricamente basada en agricultura y comercio.

Impacto económico regional: cifras, empleo y transformación

La estrategia exportadora de GNL en México está provocando un efecto multiplicador en los estados participantes. Más allá de la construcción de terminales, los impactos se miden en cuatro dimensiones principales:

  1. Empleo directo e indirecto: Se estiman más de 20,000 empleos temporales y al menos 5,000 permanentes en actividades asociadas a logística, mantenimiento y operación.
  2. Inversión extranjera directa: Entre 2022 y 2025, los proyectos vinculados al GNL han captado más de 8,500 millones de dólares en IED, según datos preliminares de la Secretaría de Economía.
  3. Recaudación fiscal local: Los municipios con infraestructura energética experimentan aumentos en ingresos por permisos, licencias, servicios y predial industrial.
  4. Desarrollo de proveedores locales: Se ha generado un ecosistema de pequeñas y medianas empresas en transporte, soldadura, seguridad industrial, servicios técnicos y construcción.

Estos impactos son particularmente importantes en regiones que históricamente han tenido rezago económico. El GNL está dando paso a una nueva geografía económica en México, más descentralizada y con vocación exportadora.

Riesgos geopolíticos y oportunidades de largo plazo

La estrategia mexicana ocurre en un contexto de reconfiguración global del comercio de gas. Las tensiones en el Mar Rojo, el estancamiento de proyectos en Qatar y las sanciones a Rusia han abierto espacio para nuevos actores. México puede ocupar ese espacio si garantiza:

  • Estabilidad regulatoria
  • Certidumbre jurídica para inversionistas
  • Cumplimiento de estándares ambientales
  • Diplomacia energética activa con Asia y Europa

En este sentido, las relaciones bilaterales con Japón, Corea del Sur y Alemania serán fundamentales. El GNL no es solo un recurso energético, es una herramienta de política exterior y posicionamiento económico global.

De regiones periféricas a protagonistas del mapa energético global

La estrategia exportadora de GNL en México no solo redefine la matriz energética del país, sino que transforma profundamente el papel de estados como Sonora, Baja California y Sinaloa en la economía nacional e internacional. La clave estará en mantener el impulso sin descuidar la inclusión regional, la planeación territorial y el respeto ambiental.

México tiene una oportunidad histórica de consolidarse como plataforma energética del siglo XXI. La infraestructura ya está en marcha. Ahora toca garantizar que sus beneficios lleguen a las regiones donde nace esta transformación.

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