California pone a prueba más de 100 000 baterías residenciales como una planta eléctrica distribuida

Una prueba estatal en California demostró que más de 100 000 baterías domésticas pueden operar de forma conjunta como una planta eléctrica distribuida, aportando 535 MW entre las 7 y las 9 p.m. del 29 de julio. Esta demostración marca un antes y un después en la flexibilidad, confiabilidad y perspectiva futura de la red eléctrica del estado.

AGOSTO 09 , 2025
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Una señal del futuro energético

Un ensayo realizado en California no es un experimento aislado, sino un anticipo de cómo podría funcionar el sistema eléctrico en la próxima década.

Al integrar la capacidad de almacenamiento distribuido de miles de hogares en una sola operación coordinada, se abre la puerta a un modelo donde los consumidores son también productores y estabilizadores de la red. Este enfoque no solo refuerza la resiliencia del sistema, sino que también ofrece un camino para reducir la dependencia de centrales fósiles en momentos críticos.

Una prueba transformadora para la red eléctrica californiana

En un hito sin precedentes, más de 100 000 baterías residenciales en California fueron activadas entre las 7 y las 9 p.m. del 29 de julio, operando colaborativamente como una planta eléctrica distribuida. Según el análisis del grupo consultor Brattle, este sistema despachó un promedio de 535 MW, suficiente para abastecer más de la mitad de San Francisco durante esas dos horas críticas.

Rendimiento sólido y predecible

El despliegue fue completamente coordinado por Sunrun (que agrupó dos tercios de las baterías) y Tesla (el otro tercio), en conjunto con la Comisión de Energía de California, CAISO y los principales proveedores de servicio público. Durante el evento, el desempeño fue consistente, sin fluctuaciones ni degradación del rendimiento, lo que confirma que esta infraestructura residencial puede operar con calidad planificable.

Alivio efectivo del pico vespertino y mitigación de curva del pato

Las baterías redujeron visiblemente la carga neta de la red —es decir, el consumo menos la generación distribuida— durante el punto más crítico del día y enfrentaron con éxito el desafío conocido como la «curva del pato», cuando la generación solar disminuye justo en el momento en que la demanda aumenta.

La experiencia californiana también plantea un reto para los modelos energéticos tradicionales: obliga a repensar la inversión en infraestructura de gran escala frente a soluciones modulares y distribuidas que pueden desplegarse rápidamente y con menor riesgo financiero. Al descentralizar la generación y el almacenamiento, se reduce la vulnerabilidad ante fallas masivas, se optimiza el uso de energías renovables intermitentes y se abre espacio a esquemas tarifarios dinámicos que premien la flexibilidad del consumidor.

Incentivos y alianzas que impulsan la adopción

Sunrun compensó a los propietarios de baterías participantes con hasta 150 dólares por batería por temporada de despacho, a su vez recibiendo pagos por ejecutar estos despachos. Además, más del 90 % de las baterías participantes estaban inscritas en el programa Demand-Side Grid Support (DSGS), diseñado para ofrecer incentivos a los usuarios que reduzcan carga o generen respaldo durante eventos extremos, contribuyendo así a mitigar el riesgo de apagones rotativos.

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Implicaciones estratégicas para la red y la política energética

El resultado de esta prueba representa un cambio de paradigma para los operadores de red y reguladores. Esta forma de infraestructura descentralizada basada en activos residenciales podría:

  • Disminuir la necesidad de construir nuevas plantas de generación,
  • Aportar flexibilidad instantánea en períodos críticos,
  • Aprovechar la energía solar excedente del día para cuadrar la demanda vespertina.

El impacto en la estabilidad y resiliencia del sistema eléctrico es claro: los VPP (plantas virtuales de potencia) como esta pueden convertirse en actores clave para manejar picos, enfrentar olas de calor y soportar la transición hacia energías renovables.

Confiabilidad demostrada, escalabilidad futura

Según Brattle, el desempeño constante y la capacidad de operar a escala dejan claro que las baterías residenciales pueden proporcionar rendimiento planificable a gran escala. Este evento se construye sobre antecedentes como el despacho de 325 MW el 24 de junio, otro despliegue exitoso de la flota de Sunrun.

Un nuevo capítulo para la generación distribuida

Este ensayo no solo valida técnicamente el concepto, sino que también establece las bases para políticas energéticas innovadoras, centradas en flexibilidad, resiliencia y participación activa del consumidor. Las baterías domésticas, en su rol de recursos activos, emergen como piezas críticas para afrontar desafíos climáticos y gestionar eficazmente la demanda energética.

Esta experiencia demuestra que el futuro de la red eléctrica podría residir no solo en grandes centrales, sino en miles de generadores residenciales conectados, coordinados y listos para responder al instante.

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