Descubre cómo el gas natural licuado está transformando la industria energética en México

El gas natural licuado en México se posiciona como un pilar estratégico de la transición energética, con inversión en infraestructura, reducción de emisiones y nuevas oportunidades para la industria.

SEPTIEMBRE 14 , 2025
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El gas natural licuado en México se ha consolidado como un factor decisivo en la transformación energética nacional. Su capacidad para diversificar la matriz, garantizar seguridad energética y reducir emisiones de carbono lo ha convertido en un componente estratégico de la política energética. En los últimos años, el país ha apostado por infraestructura de importación, almacenamiento y distribución de GNL para enfrentar el declive en la producción local y responder a la creciente demanda.

Producción y reservas de gas natural en México

México ocupa un lugar relevante en América Latina como productor de gas natural. Sin embargo, enfrenta un reto: el declive en la producción nacional. La mayor parte del gas proviene de campos terrestres y marinos, con la Cuenca de Burgos como zona clave de extracción.

De acuerdo con datos de la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH), las reservas probadas de gas natural alcanzan cerca de 10 billones de pies cúbicos. Este volumen representa un potencial significativo, pero insuficiente para cubrir la demanda creciente de la industria y el sector eléctrico. Por ello, la importación de GNL se ha convertido en un mecanismo temporal para complementar el suministro, principalmente desde Estados Unidos, que abastece más del 70% del consumo nacional.

Inversión en exploración y producción

Aunque el país posee reservas, el desarrollo de infraestructura y capital para exploración sigue siendo limitado. La falta de inversión en los últimos cinco años ha retrasado proyectos clave. Empresas estatales y privadas coinciden en que se requieren mayores incentivos fiscales y regulatorios para aprovechar los recursos internos y disminuir la dependencia de importaciones.

Infraestructura de GNL: el nuevo eje energético

El GNL no solo aporta flexibilidad al sistema, también abre oportunidades para puertos y regiones estratégicas. En 2025, México cuenta con seis terminales de regasificación y proyectos de licuefacción en construcción en Baja California y Tamaulipas. Estas instalaciones refuerzan la conectividad con los mercados asiáticos y europeos, lo que podría convertir al país en un hub exportador en el mediano plazo.

El corredor energético del norte, que conecta Estados Unidos con los puertos mexicanos en el Pacífico, es hoy uno de los proyectos más observados por inversionistas internacionales. El acceso a GNL abre la puerta a contratos de largo plazo con empresas globales y fortalece la seguridad energética nacional.

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Impacto ambiental y compromisos climáticos

El uso de gas natural licuado en México se presenta como un puente hacia la descarbonización. Aunque sigue siendo un combustible fósil, genera hasta 40% menos emisiones de CO₂ que el carbón y el combustóleo, según la Agencia Internacional de Energía (IEA).

Además, el GNL se utiliza en sectores donde la electrificación todavía no es viable, como el transporte marítimo o ciertas industrias intensivas en energía. Para México, esto significa avanzar en el cumplimiento de los compromisos del Acuerdo de París y de las metas de reducción de emisiones establecidas en la Ley de Transición Energética.

Perspectivas regulatorias y de mercado

El marco normativo es clave para impulsar la competitividad del GNL. La Comisión Reguladora de Energía (CRE) y la Secretaría de Energía (Sener) han emitido lineamientos para garantizar transparencia en tarifas y permisos de operación. No obstante, persisten debates sobre la dependencia de importaciones y el impacto de los precios internacionales del gas en la economía mexicana.

En el corto plazo, el mercado de GNL en México estará condicionado por la estabilidad en la relación energética con Estados Unidos y la volatilidad geopolítica que afecta las rutas de exportación global.

Un combustible estratégico para la transición mexicana

El gas natural licuado en México no es una solución definitiva, pero sí un componente esencial de la transición energética. Permite reducir emisiones en el corto plazo, fortalecer la seguridad energética y abrir oportunidades de exportación. Sin embargo, depender de su importación implica riesgos geopolíticos y económicos que el país debe gestionar con visión de largo plazo.

México tiene la oportunidad de aprovechar su posición geográfica y su red de puertos para convertirse en un puente energético entre América y Asia. La apuesta será exitosa si se acompaña de inversión en exploración nacional, innovación tecnológica y una política energética que combine sostenibilidad con competitividad.

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