Infraestructura crítica en el frente cibernético
Las plataformas offshore representan uno de los eslabones más complejos y vulnerables de la industria energética global. Situadas en entornos hostiles, con personal limitado y conectadas a redes industriales altamente automatizadas, estas instalaciones enfrentan una amenaza que no proviene del clima ni de las fallas estructurales: el ciberataque.
La creciente digitalización de las operaciones, impulsada por sistemas SCADA (Supervisory Control and Data Acquisition) y tecnologías IIoT (Industrial Internet of Things), ha mejorado la eficiencia operativa. Sin embargo, ha abierto nuevas puertas a actores maliciosos. Según un informe del Center for Strategic and International Studies (CSIS), en 2024 aumentaron en un 36% los ciberataques dirigidos a infraestructura energética, con un incremento particular en activos offshore de Europa y Asia.
SCADA e IIoT: eficiencia con brechas de seguridad
Los sistemas SCADA permiten la supervisión remota de válvulas, presiones, compresores y sistemas de inyección en pozos marinos. Si bien estos entornos fueron concebidos con fines operativos, no de seguridad, su exposición a redes externas los hace vulnerables.
Un ejemplo revelador fue el ataque a Norsk Hydro en 2019, donde un ransomware paralizó operaciones y causó pérdidas superiores a 70 millones de dólares. Aunque el caso no ocurrió en un entorno offshore, evidenció cómo una vulnerabilidad en un punto remoto puede tener consecuencias sistémicas.
En las plataformas marinas modernas, los dispositivos IIoT recopilan datos en tiempo real y ajustan parámetros críticos sin intervención humana. Cada sensor conectado a internet puede convertirse en un vector de entrada para un atacante. Muchas veces estos dispositivos carecen de protocolos robustos de autenticación, actualizaciones automáticas o segmentación de red.
Un entorno operativo ideal para atacantes persistentes
La lejanía física de las plataformas offshore implica que las respuestas ante incidentes cibernéticos son lentas y costosas. La dependencia de conexiones satelitales limita el monitoreo en tiempo real y dificulta la detección temprana de intrusiones.
Los grupos de amenazas persistentes avanzadas (APT), como Xenotime, han sido vinculados con campañas específicas contra el sector oil & gas. En 2023, la Agencia de Seguridad de Infraestructura y Ciberseguridad de EE.UU. (CISA) alertó sobre intentos de infiltración en redes de plataformas en el Golfo de México, utilizando credenciales comprometidas para acceder a sistemas SCADA sin detección inmediata.
México y América Latina: blindaje aún en construcción
América Latina, con vasta actividad costa afuera en Brasil y México, aún no cuenta con marcos regulatorios sólidos en ciberseguridad industrial. La NOM-051-SEDE sobre instalaciones eléctricas marinas, por ejemplo, no incorpora aún lineamientos específicos sobre ciberprotección.
Petróleos Mexicanos (Pemex) sufrió en 2019 el ataque de ransomware DoppelPaymer, que expuso la falta de segmentación entre redes administrativas y operativas. Aunque no afectó instalaciones marinas directamente, subrayó la necesidad de blindaje en todos los niveles.
La Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA) ha impulsado evaluaciones de riesgo tecnológico, pero la ciberseguridad sigue dependiendo en gran medida de la madurez tecnológica de cada operador y de las inversiones individuales en protección OT (Operational Technology).
Recomendaciones estratégicas: del monitoreo pasivo a la defensa activa
Los expertos coinciden: ya no basta con firewalls y antivirus. Se requiere una arquitectura de ciberseguridad en capas, con detección de amenazas basada en inteligencia artificial, microsegmentación de redes industriales y protocolos de recuperación específicos para plataformas offshore.
Según DNV, el 47% de las empresas del sector energía aún carece de planes de respuesta a incidentes cibernéticos enfocados en entornos offshore. Esto es crítico considerando que un ataque podría detener la producción diaria de millones de barriles o generar derrames con consecuencias ecológicas irreversibles.
Iniciativas como el Offshore Energy Cybersecurity Forum, impulsadas por la OTAN y el Foro Internacional de Reguladores Offshore, buscan establecer estándares globales. Sin embargo, su adopción en países en desarrollo sigue siendo baja.
Un frente olvidado que ya no puede esperar
El riesgo cibernético en plataformas offshore no es una hipótesis futura: ya está en marcha. La convergencia entre sistemas físicos y digitales en ambientes marinos ha creado una superficie de ataque atractiva para grupos con fines geopolíticos, económicos o criminales. La ciberseguridad en plataformas offshore debe tratarse como una cuestión de seguridad nacional, especialmente en países altamente dependientes de la producción petrolera marítima.
Más que una inversión tecnológica, se trata de una decisión estratégica. La resiliencia de estas infraestructuras depende de su capacidad para anticipar, detectar y neutralizar amenazas invisibles, pero devastadoras.
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