El corredor interoceánico del istmo: su papel decisivo en la logística de combustibles
En un contexto de creciente urgencia por fortalecer la seguridad energética nacional, el corredor interoceánico del istmo de Tehuantepec avanza como una de las plataformas logísticas más prometedoras para la distribución de combustibles, hidrocarburos y petroquímicos. A través de esta franja estratégica que conecta el Golfo de México con el Pacífico, el gobierno mexicano busca articular un nodo logístico multimodal que optimice el transporte energético y estimule la reindustrialización del sureste.
Este megaproyecto, impulsado desde 2019 como una de las obras prioritarias de la actual administración federal, combina infraestructura ferroviaria, portuaria e industrial para detonar una nueva dinámica económica. A medida que crecen los flujos de comercio energético y la necesidad de redistribuir capacidades, el corredor se perfila como eje vertebral del tránsito de combustibles en la región.
Infraestructura logística y nodos energéticos: el esqueleto del corredor
El proyecto contempla la modernización integral de 10 parques industriales, 1,200 kilómetros de vías férreas, y una renovación significativa de los puertos de Salina Cruz (Oaxaca) y Coatzacoalcos (Veracruz). Ambas terminales portuarias poseen ventajas naturales que las posicionan como puntos clave para el movimiento de productos petroleros y petroquímicos.
De acuerdo con la Secretaría de Marina, que administra ambos recintos, se han destinado más de 16 mil millones de pesos en obras de dragado, ampliación de muelles, tanques de almacenamiento y modernización logística para elevar la capacidad operativa. En Salina Cruz, se trabaja paralelamente en la rehabilitación de la Refinería Antonio Dovalí Jaime —pieza esencial del Sistema Nacional de Refinación— y en el desarrollo de una terminal especializada para hidrocarburos.
Coatzacoalcos, por su parte, ya concentra una parte relevante del transporte ferroviario de productos energéticos en el sursureste, con conexiones al complejo petroquímico Pajaritos y a las instalaciones de Pemex Logística. La línea férrea del Istmo, operada por Ferrocarril del Istmo de Tehuantepec (FIT), conecta ambos puertos en menos de siete horas, ofreciendo una alternativa logística al congestionado Canal de Panamá.
Ventajas competitivas y funciones logísticas del corredor energético
Desde la perspectiva energética, el corredor interoceánico aporta una serie de ventajas competitivas al sistema logístico nacional. Permite, por un lado, reducir los tiempos de traslado entre el Golfo y el Pacífico en la distribución de gasolinas, diésel, turbosina y productos químicos. Por otro, disminuye la dependencia de rutas terrestres saturadas o vulnerables, al establecer un eje ferroviario alternativo seguro y controlado.
El corredor también puede actuar como válvula de equilibrio en caso de interrupciones logísticas regionales, especialmente en el sursureste donde aún existen cuellos de botella en la infraestructura de almacenamiento y transporte. Según el Programa de Desarrollo del Istmo 2024, este sistema permitirá movilizar hasta 1.5 millones de barriles de combustibles por día hacia mercados internos y de exportación, particularmente a países del Pacífico y Centroamérica.
Desde el punto de vista ambiental, los trayectos ferroviarios del FIT implican una menor huella de carbono frente al transporte por carretera, contribuyendo así a los compromisos de descarbonización en el sector energético. Esta eficiencia logística también se traduce en menores costos de transporte y mayor estabilidad en los precios de distribución, en especial para mercados periféricos o en desarrollo.
Oportunidades industriales y retos pendientes para su consolidación
Además de su función como puente energético, el corredor interoceánico aspira a consolidar una red industrial con vocación petroquímica. De los 10 polos de desarrollo proyectados, al menos tres están orientados a cadenas de valor de gas natural, polímeros, fertilizantes y biocombustibles. El Gobierno ha lanzado incentivos fiscales para atraer inversiones privadas, sobre todo en sectores intensivos en energía como manufactura avanzada, química básica o transformación de plásticos.
Sin embargo, persisten desafíos estructurales que podrían comprometer su operación como corredor energético de alto desempeño. Entre ellos:
- La falta de digitalización en terminales de almacenamiento, como alertó la Secretaría de Energía en su Informe de Infraestructura Estratégica 2024.
- Los riesgos de seguridad y robo de combustibles, que continúan afectando tramos ferroviarios del sureste.
- La interconexión insuficiente con otras regiones, especialmente hacia el Bajío, el norte industrial y los centros de consumo del altiplano.
Asimismo, aún no hay claridad sobre el volumen exacto de productos que podrían ser exportados desde Salina Cruz a Asia u Oceanía, ni sobre los acuerdos bilaterales logísticos con otros países que usen esta vía interoceánica para combustibles.
Reforzar la estrategia energética nacional desde el sureste
El corredor interoceánico del istmo no solo es una obra de infraestructura: representa una oportunidad estratégica para redefinir el equilibrio logístico del país en el ámbito energético. Si se consolida como ruta eficiente y segura para combustibles y petroquímicos, puede reconfigurar las dinámicas de distribución nacional, reducir vulnerabilidades geográficas y proyectar a México como hub logístico regional.
Para lograrlo, será necesario afianzar inversiones privadas en almacenamiento, seguridad y conectividad, así como garantizar la coordinación entre Pemex, la CFE, la Secretaría de Marina y operadores logísticos. El éxito del corredor no radica únicamente en su trazado físico, sino en su capacidad para integrar inteligentemente la cadena energética con visión de futuro.
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